La resolución
incluirá una mención al uso de la fuerza si el régimen de Damasco no cumple el
compromiso, aunque no se hace una autorización automática de ese recurso.
ANTONIO
CAÑO Washington
Los ministros de Exteriores de las cinco grandes potencias, con Ban. / JASON DECROW (AP)
Los países occidentales del Consejo de Seguridad alcanzaron este jueves
un acuerdo con Rusia para la inmediata aprobación de una resolución que daría
fuerza legal y permitiría la aplicación del reciente acuerdo ruso-norteamericano para el
desmantelamiento del arsenal químico de Siria, según anunciaron
diferentes fuentes diplomáticas. La resolución incluye una mención al uso de la
fuerza en el caso de que el régimen sirio no cumpla el compromiso, aunque no se
hace una autorización automática de ese recurso.
Los embajadores de Estados Unidos, Samantha Power, y del Reino Unido en
la ONU, Lyall Grant, confirmaron a través de Twitter el
acuerdo. El emisario británico anunció que su país presentaría el
texto a discusión por los 15 miembros del Consejo de Seguridad. Una votación
podría convocarse para este mismo viernes. Fuentes diplomáticas norteamericanas
y chinas habían anticipado antes que el acuerdo con Rusia era inminente. Hoy
viernes, la Organización para la Prohibición de las Armas Químicas se reunirá en
Ginebra para discutir la integración de Siria en el organismo.
Aunque el texto exacto de la resolución no se conoce de momento,
distintas fuentes coincidían en que incluye una alusión al Capítulo 7 de la Carta de las Naciones Unidas,
que permite el uso “de todos los medios necesarios, incluidos militares” para
obligar a su cumplimiento. Aunque, por exigencia de Rusia, esa opción queda
subordinada a una nueva votación del Consejo, con lo que el Gobierno ruso se
reservaría la posibilidad de impedir una acción militar contra Siria en el
futuro. El embajador británico aseguró que la resolución era “vinculante y
aplicada por la fuerza”. Power dijo que era “legalmente vinculante”.
La discusión de esta resolución ha sido durante días motivo de una
fuerte pugna en la ONU entre las delegaciones rusa y las de los tres países
occidentales con derecho de veto, Estados Unidos, el Reino Unido y Francia.
Esas diferencias, relacionadas con el uso de la fuerza, estaban poniendo en
riesgo la aplicación del acuerdo alcanzado hace dos semanas en
Ginebra por el secretario de Estado norteamericano, John Kerry, y el ministro
ruso de Relaciones Exteriores, Sergei Lavrov.
Si el texto es, finalmente, aprobado de acuerdo a los términos del
borrador presentado anoche, ambas partes salvan relativamente la cara. Las tres
potencias occidentales logran la introducción de la amenaza militar, pero Rusia
consigue conservar el derecho a la última palabra para que se autorice un
ataque. De esta manera, el régimen de Bachar el Asad recibe un fuerte mensaje
de la comunidad internacional sobre la necesidad de que destruya su armamento
químico, pero conserva la protección de Rusia para evitar una acción militar en
el caso de que incumpla.
En todo caso, esta resolución aleja por un buen tiempo el espectro de
otra guerra en Oriente Próximo y debería permitir la puesta en marcha inmediata
del pacto ruso-americano. Ese pacto da hasta el mes de noviembre para que los
inspectores de la ONU investiguen sobre los arsenales del régimen sirio y
precisen el material que es necesario destruir. Los inspectores, que están
todavía esperando luz verde de Naciones Unidas, tendrán ahora poco más de un
mes para cumplir una misión técnicamente muy compleja y también muy peligrosa
en medio de un país en guerra.
Los inspectores no solo tienen que contar con el riesgo de que el
Ejército sirio trate de esconder su armamento y dificultar su labor por todos
los medios, sino que podrían tener que hacer frente también a la ira de los
rebeldes, que se sienten traicionados por el acuerdo ruso-americano y
consideran que este pacto servirá para mantener en el poder a El Asad.
El Gobierno de Rusia, que consolida cada día su posición ventajosa en esta crisis,
se ha ofrecido para facilitar la seguridad de los inspectores durante su
trabajo sobre el terreno en Siria, lo que podría significar el despliegue de
soldados rusos en ese país. Una medida así, sobre la que aún no ha habido
ninguna reacción oficial en Washington, dejaría el destino de Siria aún más
claramente en manos de Rusia, al que le preocupa mucho más la continuidad del
régimen que el arsenal químico.
El acuerdo en Nueva York sobre la resolución del Consejo de Seguridad
fue alcanzada, después de numerosos contactos bilaterales y multilaterales, en
un almuerzo al que el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, invitó el
jueves a los ministros de los cinco miembros permanente del máximo órgano
ejecutivo de la organización. La posición de China, que ayer mismo respaldó la
necesidad de incluir medidas de fuerza contra Siria, pudo haber sido
determinante para ayudar al acuerdo. Al mismo tiempo, Kerry, cuyo prestigio
personal estaba en juego en esta negociación, ha trabajado intensamente en la
sede la ONU para hacer posible este compromiso.
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