Los países europeos
que detuvieron el vuelo de Evo Morales se ven en una encrucijada entre sus
valores y sus acciones.
El desconcierto es total. Asistimos a una mezcla de razón de Estado,
miedo, debilidad y paranoia…Estamos en el umbral de un escenario internacional
cargado de incertidumbres en el que todos o casi todos los poderosos, no atinan
a otra cosa que a dar palos de ciego.
El reciente vendaval político lo desató la decisión de los gobiernos de
Francia, Italia y Portugal de impedir el vuelo del avión presidencial de Evo
Morales sobre su espacio aéreo, sumado a la insólita intención directa o
indirecta de un diplomático español y algunos funcionarios que querían ver el
interior del avión una vez posado de emergencia en suelo vienés.
La Francia de De Gaulle, la de la “grandeur” de la Quinta República,
actuando como un país de opereta. Italia y Portugal, miembros destacados de la
UE, secundando una acción digna de estados autoritarios y
desinstitucionalizados. ¿Qué está ocurriendo? ¿Está Europa tan atrapada en sus
miedos y en sus dependencias que reacciona irreflexivamente, pasando por alto
su tradición y los valores que pretende representar?
Irónicamente, los europeos respondieron indignados ante el espionaje
indiscriminado que les hace Estados Unidos, para quien en este tema no hay
amigos ni enemigos, sino una particular lógica esculpida en la conciencia de su
propio poder. Las leyes valen sólo dentro del territorio de la Unión. Sus
agencias de seguridad pueden, fuera de su territorio, hacer literalmente
cualquier cosa. Pero esos mismos europeos fueron lo que impidieron el paso del
Presidente Morales basados en la presunción de que Edward Snowden podría
encontrarse en la nave boliviana. Conclusiones europeas: Snowden, quien ha
hecho publico que Estados Unidos los espía, es en realidad culpable de alta
traición a la patria. La seguridad de Estados Unidos y la suya propia está por
encima de los principios de respeto a la soberanía de los estados. El
Presidente Morales está en una categoría distinta a la de los mandatarios a los
que por razón alguna se les hubiese vedado el paso por sus territorios.
Francia, Italia, Portugal e incluso España, presumieron que Snowden
estaba en el avión presidencial boliviano y con tal presunción pasaron por alto
tratados internacionales, respeto a la investidura de un Jefe de Estado y una
larga relación diplomática de países amigos con Bolivia.
Estados Unidos por su parte dijo que nada tenía que ver en tal decisión.
¿El gobierno de Hollande, el de Letta y el de Passos Coelho actuaron demotu
proprio porque están asustados? ¿Por qué la seguridad es una sombra
que les ciega la mirada? ¿Por qué la estructura militar- OTAN tiene margen de
juego autónomo de su poder político? Decisión que, por supuesto, es
contradictoria en si misma dado que a Snowden –que al hacerlo comete un delito
en su país- está donde está en nombre de los principios del respeto al derecho
internacional vulnerados por la primera potencia del mundo. ¿O es que los tres
gobernantes piensan en lo íntimo que ese espionaje desbocado es un camino para
frenar el terrorismo? ¿Lo es realmente?
Nadie puede responder nada con claridad. Snowden es la expresión
sintomática de un virus letal que coloca en la superficie una crisis de una
profundidad dramática. Occidente navega sin rumbo en medio de una tormenta que
está desquiciando los goznes de su edificio. La democracia, los derechos
humanos, los valores esenciales, se resquebrajan en medio de la confusión. Una
monumental confusión que atora mentes y cuerpos. La verdad es que los líderes
de Occidente están perdidos en su propio laberinto. A su vez Estados Unidos
está preso de sus pesadillas y ve impotente como la red de su poder es el gran
agujero de su debilidad. La tecnología que les permite entrar a las casas de
cualquier mortal en cualquier parte del planeta es la misma que ha dado lugar a
Wikileaks, y que le permite a Snowden -animado por las razones morales o
políticas que sean- poner en evidencia una trama de la que nadie parece poder
salir.
El norte está perdido. El episodio inaceptable y vergonzoso que se
cirnió sobre el Presidente de Bolivia marca una pauta. La Realpolitik -que
diría von Rochau- se coloca por encima del rosario retórico de los valores
universales que fueron los firmes pilares de Occidente después de la Segunda
Guerra Mundial.
Por añadidura, el vuelo prohibido ha desatado una crisis en las
relaciones de Europa con América Latina, lo que refuerza a los críticos de una
determinada visión de mundo y permite afianzar los prejuicios de sectores de la
región históricamente antagónicos a Estados Unidos y Europa
Un apunte de política local. Si el Presidente Morales y su gobierno
quieren ser coherentes hoy, es simplemente aberrante que mantengan retenido al
Senador Roger Pinto en la embajada de Brasil en La Paz. Ese país le concedió
asilo ¿No es el asilo una institución sagrada en un mundo democrático y libre?
Carlos D. Mesa Gisbertes
historiador y periodista y fue presidente de Bolivia.
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