Francisco aludirá a
las manifestaciones en su encuentro con más de un millón de jóvenes en Río el
próximo día 22.
JUAN
ARIAS Río de Janeiro/EL PAÍS
El papa Francisco saluda a los fieles en el Vaticano. / ALESSANDRO DI MEO (EFE)
El papa Francisco, que llegará a Brasil el próximo 22, ha sido informado
directamente de las protestas en curso en las
calles del país, con una participación mayoritaria y activa de
jóvenes que se confiesan sin partido.
En el discurso que dirigirá al más de un millón de jóvenes que se
concentrarán en Río de Janeiro con motivo de las Jornadas Mundiales de la
Juventud (JMJ), el Pontífice aludirá a las manifestaciones, según informaciones
de fuente fidedigna recibidas por este corresponsal.
MÁS INFORMACIÓN
El Papa tenía ya escrito su discurso a los jóvenes cuando fue informado
por prelados brasileños de lo que ocurría en Brasil, y rescribió parte de él
para abordar las manifestaciones. Según el Pontífice, esas reivindicaciones por
una mayor justicia no contradicen el Evangelio.
Tres altos prelados de Brasil hablaron personalmente con el Pontífice en
Roma cuando las manifestaciones hervían
en la calle y con ellas los actos de violencia. Quisieron
informarle en persona, y no a través de los canales diplomáticos, dada la
importancia política y social de las protestas.
El primero que se encontró con el papa Francisco en el Vaticano fue el
arzobispo de Río de Janeiro, el monje cisterciense, Orani João Tempesta,
responsable de la organización de la Jornadas Mundiales de la Juventud, que se
celebrarán en su arquidiócesis.
Hace 15 días, quien voló a Roma fue el cardenal arzobispo de São Paulo, Cláudio Hummes, con fama de obispo social pues
a finales de los años setenta y principios de los ochenta abrió las puertas de
las iglesias para los obreros en huelga. Había sido uno de los papables más
fuertes en el cónclave en el que resultó elegido el cardenal Bergoglio.
El último en encontrarse con el Papa, justo la semana pasada, fue el
Presidente de la Conferencia Episcopal de Brasil (CNBB), el cardenal Raymundo
Damasceno.
El pasado 21 de junio, la Conferencia Episcopal de Brasil, tras dos días
de reunión en Brasilia, redactó un documento oficial que empezaba con estas
palabras: “Nosotros, los obispos del Consejo Permanente de la Conferencia
Nacional de los Obispos de Brasil (CNBB), reunidos en Brasilia del 19 al 21 de
junio, declaramos nuestra solidaridad y apoyo a las manifestaciones —mientras
sean pacíficas— que han llevado a las calles a personas de todas las edades,
sobre todo jóvenes”.
El documento que está en manos del papa Francisco añadía: “Se trata de
un fenómeno que envuelve al pueblo brasileño y lo despierta para una nueva
conciencia”.
La importancia del documento radica en que en este momento los obispos
no lo hubiesen escrito, y menos con tanta solemnidad, de no haber estado antes
concordado con el papa Francisco, que está por llegar a Brasil.
Las manifestaciones, afirman los obispos, “gritan contra la corrupción,
la impunidad y la falta de transparencia en la gestión pública. Denuncian la
violencia contra la juventud. Son al mismo tiempo testigo de que la solución de
los problemas que sufre el pueblo brasileño solamente será posible con la
participación de todos. Hacen así renacer la esperanza cuando gritan: “El
gigante ha despertado”.
Tras subrayar que “nada justifica la violencia” el documento de la
Conferencia Episcopal concluye: “Que estas manifestaciones sirvan para
fortalecer la participación popular en los destinos de nuestro país y sean un
anuncio de nuevos tiempos para todos. Que el clamor del pueblo sea escuchado”.
Los obispos defienden además el “derecho democrático a las
manifestaciones” que, afirman, “debe ser siempre garantizado por el Estado”.
En una entrevista al periodista político de TV Globo, Gerson Camarotti,
el arzobispo de Rio, monseñor Orani, aseguró: “La mayoría de los jóvenes que
han salido a la calle quieren un Brasil nuevo, más justo y solidario”. Y añade:
“Eso concuerda con lo que nosotros, los obispos, buscamos también”.
En São Paulo, el cardenal Hummes, a su regreso del encuentro con el papa
Francisco, habló sobre las protestas en el auditorio del Colegio San Bento ante
un grupo de católicos. No solo se mantuvo en la línea de apoyo a las
manifestaciones de la Conferencia Episcopal, sino que fue más allá. Como un eco
de su conversación con Francisco, Hummes llegó a decir que “el mensaje de
Cristo está en sintonía con esas reivindicaciones del pueblo”, y agregó: “Por
eso debemos estar presentes. En la calle la gente, de hecho, está viviendo el
Evangelio”.
Hummes hizo también una dura crítica a los políticos: “Ni los
sindicatos, ni el Gobierno saben cómo comportarse con el movimiento”. Añadió
que el movimiento ha venido “para consolidar la democracia”. Según el arzobispo
de São Paulo: “Los que no se sienten escuchados necesitan salir a la calle”.
El cardenal confió a los fieles reunidos que el papa Francisco no “teme
que las manifestaciones vayan a empañar” su viaje a Brasil, aunque reconoció
que “es difícil hacer predicciones por el momento que vive Brasil”. Está
convencido, y es el mensaje que transmitió al Papa, de que “las protestas no
están relacionadas con la visita del Pontífice. “Son protestas contra el
Gobierno”, puntualizó.
El millón de jóvenes que esperan al Papa Francisco en Río de Janeiro
están avisados: los obispos de Brasil están con ellos. El Pontífice, también. Y
lo dirá en su discurso.
La presidenta Dilma Rousseff está
informada de lo que piensan el papa y los obispos sobre las protestas. El
cardenal Damasceno, presidente de la Conferencia Episcopal, se reunió con ella
el pasado viernes en el Palacio del Planalto.
No hay comentarios:
Publicar un comentario