Los militares
derogan la Constitución, disuelven el Parlamento y destituyen al presidente
Morsi.
Imponen una
presidencia interina que dirigirá Adly Mansour, presidente del Constitucional.
DAVID
ALANDETE El Cairo
El Ejército de Egipto depuso este miércoles al primer presidente civil elegido en las urnas en
la historia del país, el islamista Mohamed Morsi,después de solo un año de
Gobierno y tras cuatro intensas jornadas de multitudinarias manifestaciones de
protesta. El comandante en jefe del Ejército y ministro de Defensa, general
Abdel Fatah al Sisi, compareció pasadas las nueve de la noche en televisión,
flanqueado por líderes opositores y religiosos y la plana mayor de las fuerzas
armadas para comunicarle a la nación que el país tendría un nuevo presidente
interino, el jefe de la Corte Suprema Constitucional, Adly Masour, quien ahora
liderará un periodo transicional que culminará con nuevas elecciones
presidenciales y parlamentarias. Los militares suspendieron también la polémica
Constitución de corte islamista impulsada por Morsi y aprobada el año pasado
por las urnas.
“Se suspende la Constitución provisionalmente”, dijo Al Sisi de forma
solemne en su discurso a la nación. “El presidente de la Corte Constitucional
convocará elecciones presidenciales adelantadas. Se abrirá un periodo de
interinidad hasta que se elija presidente. El presidente de la Corte tendrá
poderes presidenciales. Se formará un Gobierno de tecnócratas”, añadió. La
plaza de Tahrir, icónico centro de la llamada primavera árabe y de las
revueltas que en 2011 acabaron con tres décadas de régimen de Hosni Mubarak,
estalló en aquel momento en vítores. “No es un golpe”, gritaban los concentrados. Aquel
punto había sido, de nuevo, el domingo, el punto neurálgico de unas protestas
que concentraron en las calles de Egipto a hasta 17 millones de personas, según
el ministerio del Interior.
Militares en el edificio de la
televisión estatal. / REUTERS-LIVE!
Se prevé que el juez Mansour, elegido recientemente por Morsi para
liderar el Constitucional, tome posesión como presidente interino hoy. El
Ejército sacó ayer sus tropas a las calles después de que venciera el plazo de
48 horas dado inicialmente el lunes por el general Al Sisi al mandatario para
que integrara en su Gobierno a la oposición. Las Fuerzas Armadas prohibieron
temporalmente la salida del país tanto a Morsi como a destacados líderes islamistas
asociados con él y ordenaron el arresto de 300 miembros de los Hermanos
Musulmanes, según confirmaron fuentes gubernamentales. Vehículos blindados se
desplegaron en los puntos de El Cairo en los que en los pasados días se han
atrincherado los partidarios del líder islamista.
Essam el Hadad, asesor de Morsi
Pese a que Morsi llamó a evitar un baño de sangre, los enfrentamientos
entre partidarios y detractores del expresidente tras anunciarse el golpe
causaron al menos 14 muertos, según medios estatales. Ocho de ellos, entre los
cuales hay dos miembros de las fuerzas de seguridad, se registraron en la
ciudad de Marsa Matrouh (norte), informa Reuters. En Alejandría, tres personas
fallecieron y 50 resultaron heridas, y en Minya (sur) tres personas, dos de
ellas policías, murieron y hay 14 heridos.
El tiempo concedido expiró a las cinco de la tarde (la misma hora en la
España peninsular). Minutos antes, Morsi, que según la Hermandad está retenido por las autoridades militares y ha sido
trasladado al Ministerio de Defensa, emitió un comunicado en el
que en realidad cedió a las exigencias de los militares. "Los planes de la
Presidencia incluyen la formación de un Gobierno de coalición que gestionaría
un próximo proceso electoral parlamentario, y la formación de un comité
independiente para las enmiendas constitucionales que presente el próximo
parlamento", dijo. No era ya suficiente. La oposición se había negado a
ingresar en el Ejecutivo. En su comunicado, el presidente se atribuyó la
"legitimidad constitucional que los egipcios construyeron juntos".
La deposición de Morsi dejaba patente el fracaso inicial de la
revolución de 2011 a la hora de crear un sistema democrático sólido. Se abre
ahora un complejo proceso en el que no queda claro qué papel tomarán los
islamistas que han sido forzados a abandonar el poder, y que ayer mantuvieron
un tono desafiante. Tras la caída de Mubarak el Ejército tomó el control del
país durante 16 meses. En esta ocasión ha evitado hacerlo, dejando paso a un
poder ejecutivo civil, de perfil totalmente transicional y tecnocrático.
El general Al Sisi dijo en su discurso a la nación que el martes se
reunió con Morsi y le pidió que cediera ante las peticiones de los
manifestantes. Horas después, Morsi compareció en televisión, criticó a los
opositores, dijo que no dimitiría y declaró muerto el tiempo de consensos.
Luego dijo que daría su vida “si es necesario” por defender la legitimidad de
las elecciones con las que accedió al poder. Al Sisi dijo que a su entender ese
discurso “no cumplió con las expectativas de la ciudadanía egipcia”.
"Final del juego", escrito
con láser sobre un edificio de la plaza de Tahrir, anoche. / KHALED DESOUKI (AFP)
El Ejército mantuvo ayer consultas durante la jornada con Mohamed el Baradei, popular exdirector del
Organismo Internacional de la Energía Atómica (OIEA), elegido esta semana por
los partidos opositores como interlocutor en el proceso político transicional,
y que estuvo presente durante el anuncio televisado del general Al Sisi. Junto
a él se hallaban el gran imán de la mezquita suní de Al Azhar, el jeque Ahmed
al Tayed, y el patriarca copto, Teodoro II.
La Constitución suspendida, de corte islámico,
fue aprobada por las urnas en diciembre, con un 64% de los votos pero solo un
35% de participación. Fue uno de los motivos que a principios de año reavivaron
las protestas populares, junto a la crisis económica. Morsi ganó las elecciones
de hace un año con el 51% de los votos en segunda vuelta. Su contrincante fue
Ahmed Shafik, quien fue Primer Ministro del régimen de Mubarak en los últimos
meses de su mandato.
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