El Ministerio de Comunicación pide a Twitter que
revele la identidad de usuarios con mensajes insultantes. El Gobierno dice que
Facebook ha colaborado, pero la empresa lo niega.
JOSÉ MIGUEL CALATAYUD Estambul
Una manifestante en la plaza de Taksim de Estambul, el 22 de junio. / OZAN KOSE (AFP)
Las
autoridades turcas han solicitado información a las redes sociales Facebook y
Twitter sobre sus usuarios en relación con las más de tres semanas de protestas
contra el Gobierno en varias ciudades de este país. Binali
Yildirim, ministro de Transporte y Comunicaciones, afirmó ayer que
Twitter se había negado a colaborar con el Gobierno, que ya había recibido una
respuesta “positiva” de Facebook, que ya llevaría un tiempo “cooperando con el
Estado”.
“Cuando
se solicitan informaciones, queremos que haya alguien en Turquía que nos las
pueda proporcionar. Debe haber un interlocutor a quien podamos enviar nuestras
reclamaciones y que pueda corregir un error si lo hay”, puntualizó el ministro
en una clara referencia a Twitter, que no tiene oficina en Turquía.
Un alto
cargo del Ministerio de Comunicaciones citado por la agencia Reuters aseguró
que el Gobierno había pedido a Twitter que revelara las identidades de los
usuarios que habían publicado mensajes que podrían ser considerados insultantes
hacia el Gobierno o el primer ministro, Recep Tayyip Erdogan, o que hayan
afectado a los derechos de otras personas. “Hemos comunicado a todas las redes
sociales que, si tienen presencia en Turquía, deben cumplir la ley turca (…)
Probablemente, Twitter también la cumplirá. Esta situación no puede seguir
así”, advirtió Yildirim.
Miles de
personas ocuparon y cerraron los accesos a la plaza Taksim
y al parque Gezi, en
el centro de Estambul, entre el 31 de mayo y el 1 de junio para protestar
contra la violencia policial y contra el Gobierno de Erdogan, al que los
manifestantes acusaban de “autoritario”. La mayoría de los grandes medios de
comunicación turcos no
informaron de las protestas, por lo que los ciudadanos recurrieron a Facebook,
Twitter y a otros servicios en Internet para buscar y compartir información.
Las manifestaciones se acabaron extendiendo a otras ciudades del país y aún
continúan de forma ocasional.
Al inicio
de las revueltas, Erdogan había definido a Twitter como
“problema” y “amenaza” contra la sociedad por ayudar a propagar “mentiras”. Más
de 30 personas fueron detenidas en Esmirna acusadas de haber incitado a la
violencia a través de esta red social.
“El Gobierno turco ha tenido mucho miedo de estas revueltas
inesperadas, que deben algo a las redes sociales, pero no tanto como el
Gobierno imagina”, advierte una experta
“Nosotros
no decimos: `Bueno, si crees en tal cosa, entonces no puedes usar nuestra
plataforma para eso”, ha asegurado en Washington, el director ejecutivo de
Twitter, Dick Costolo. “Puedes usar nuestra plataforma para decir lo que tú
creas, y eso es lo que la gente de Turquía está haciendo. El programa en sí no
tiene ningún punto de vista sobre estas cosas”, explicó Costolo.
Esta
misma semana, el alcalde de Ankara, Ibrahim Melih Gokcek, del Partido de la Justicia y el
Desarrollo (AKP, en sus siglas en turco) que lidera Erdogan, recurrió
precisamente a su cuenta en Twitter para acusar a Selin Girit, una periodista
turca de la BBC, de “espía” y de colaborar con una conspiración internacional
para “colapsar” la economía turca. Gokcek creó una etiqueta de Twittercontra esta
periodista y animó a sus seguidores a que la difundieran. Sin embargo,
seguidores de Girit crearon su propia etiqueta, en la que calificaban de
“provocador” al alcalde, que superó en popularidad a la primera. Gokcek
respondió también a través de Twitter amenazando con demandar a todas las
personas que le acusaran de “provocador”.
Horas
después el ministro turco de Transporte y Comunicaciones asegurara que había
recibido una respuesta “positiva” de la red social Facebook a su demanda de
colaboración, la empresa lo negó a través de un comunicado: “Facebook no ha proporcionado datos de
sus usuarios a las autoridades turcas en respuesta a las solicitudes del
Gobierno en relación con las protestas”.
“Estamos
preocupados por las propuestas legislativas para requerir a las compañías de
Internet que proporcionen información a los cuerpos de seguridad”, añadió
Facebook. El Parlamento turco está debatiendo en la actualidad una ley para
regular el uso de las redes sociales.
“El
Gobierno turco ha tenido mucho miedo de estas revueltas inesperadas, que deben
algo a las redes sociales, pero no tanto como el Gobierno imagina”, argumenta
Gulseren Adakli, profesora de Comunicación en la Universidad de Ankara y que ha
estudiado el papel de las redes sociales durante las protestas.
El mayor
buscador de Internet, Google, ya abrió una oficina en Turquía el pasado
octubre, después de que las autoridades turcas bloquearan durante más de dos
años el acceso de usuarios turcos a su servicio de vídeos YouTube. El Gobierno
de Ankara cortó el acceso a YouTube porque algunos usuarios habían publicado
vídeos insultantes hacia el fundador de la República Turca, Mustafá Kemal,
Atatürk.
Organizaciones
defensoras de la libertad de expresión han criticado repetidamente durante los
últimos años a Turquía por bloquear el acceso a miles de páginas web. En su
último informe sobre la libertad en la red, la
organización Freedom House define
a Turquía como “parcialmente libre”, y afirma que las autoridades censuran
páginas web por motivos políticos. Según este informe, en Turquía hay más de
15.000 páginas web censuradas. En diciembre del año pasado, el Tribunal Europeo
de Derechos Humanos dictaminó que Turquía había violado el derecho a la
libertad de expresión de sus ciudadanos al bloquear también sites.google.com, otro servicio de Google con el que sus
usuarios pueden crear páginas web.
No hay comentarios:
Publicar un comentario