Los sudafricanos
van haciéndose a la idea de que la vida del histórico líder se está apagando.
MARTA
RODRÍGUEZ Johanesburgo
Nelson Mandela, el pasado 29 de abril. / SABC (AFP)
El presidente sudafricano, Jacob Zuma, ha declarado este lunes que el
estado de Nelson Mandela continúa siendo “crítico” y ha
confirmado que cuando anoche fue a visitarlo al hospital estaba “adormecido”.
En un encuentro informal con periodistas ha insistido en los mismos términos
del comunicado oficial de anoche para decir que los médicos están haciendo lo
que está en su mano por Mandela pero al mismo tiempo ha destacado que hay que
“aceptar que se trata de un hombre viejo”, por lo que se entiende que está preparando
a la ciudadanía para lo peor. “No soy médico pero cuando una persona está
crítica, está crítica. Son momentos difíciles”, ha dicho.
Además, Zuma ha instado a la sociedad sudafricana a mostrar “en
cualquier sitio su amor por Mandela”, unos gestos que los sudafricanos llevan
tiempo haciendo, dejando mensajes de apoyo en piedras de colores en la puerta
de su casa o acudiendo delante del hospital de Pretoria donde está ingresado
para cantarle canciones. “Tenemos que honrar a su persona y a su vida”, ha concluido.
La extensa familia Mandela, por su parte, pide calma y respeto pero sus
mensajes ya no son tan optimistas como la semana pasada. Makaziwe, la hija
mayor fruto de su primer matrimonio con Evelyn, ha asegurado en una entrevista
a la cadena CNN que todos sus “rezos” van dirigidos a que “sea una transición
pacífica”. Sudáfrica, un país con fuertes convicciones religiosas, reza por su
héroe, por Madiba, el nombre tribal con el que se le conoce cariñosamente,
mientras al mismo tiempo cada vez son más numerosos los que reclaman que se “le
deje ir” y se termine con su larga agonía.
Ante el agravamiento del estado de salud, los periodistas han vuelto a
hacer guardia ante el hospital de Pretoria dónde está ingresado desde la
madrugada del pasado 15 de junio y de su domicilio, en el residencial barrio de
Houghton en Johanesburgo. La hija ha criticado este despliegue, calificándolo
de “frenesí mediático” y ha reclamado a los medios de comunicación que se
retiren y dejen tranquilos a la familia. “La sangre de Nelson Mandela corre por
estas venas. Nuestras venas. Déjenos el espacio para estar con él. Ya sean
estos sus últimos momentos con nosotros o aún nos quede algún tiempo con él,
tienen [los medios] que retirarse”, afirma. Pero traspasa los límites
personales e incluso de expresidente. Ese hombre “bueno”, como se refería
Beauty, es para muchos el héroe, el padre de Sudáfrica y un auténtico icono de
la paz y la reconciliación mundial, por lo que el foco mundial ahora mismo está
en su evolución.
La Casa Blanca sigue atentamente la evolución de Mandela. El presidente
de los EE UU, Barack Obama, tiene prevista su llegada a Sudáfrica el próximo
viernes en una gira que le llevará también a Senegal, a partir del miércoles, y
Tanzania. Zuma ha confirmado que el estado de Mandela no hará variar la agenda
pero no se ha referido a si el líder estadounidense se acercará hasta el
hospital para ver a Mandela. Lo que sí está programado es la vista a Robben
Island, la cárcel donde Mandela pasó gran parte de sus 27 años encarcelado
acusado de traición y terrorismo por su lucha contra el apartheid.
Ajenos a los protocolos oficiales, los sudafricanos van haciéndose a la
idea de que la vida de Mandela se está apagando. Esta mañana Beauty Shipambo ha
llegado a la casa donde trabaja como limpiadora en un barrio residencial de
Johannesburgo sin saber que Madiba ha empeorado desde hace más de 24 horas. “Shame (Qué
pena)”, se exclama cuando se entera de que la salud del primer presidente negro
del país se apaga. “No sé qué decir, me da mucha pena lo que le está pasando.
Es un hombre muy bueno”, se lamenta.
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