En los últimos días, una filtración periodística de
los comentarios de Francisco a un grupo de religiosos visitantes ha conmovido
al mundo católico y nos ofrece la mejor indicación hasta el momento de si el
papa argentino se propone producir reformas en la Iglesia. Esa filtración,
publicada en el sitio web de la revista chilena Reflexión y Liberación, una
publicación católica progresista, cita a Francisco al decirle a una delegación
de la Confederación Latinoamericana y Caribeña de Religiosos (CLAR) que se está
enfrentando con una red de corrupción y con un lobby gay dentro del Vaticano,
que presuntamente se resiste a las reformas. Sus comentarios, realizados
durante la audiencia privada con la CLAR el 6 del actual, se referían
aparentemente a los escándalos financieros y a las acusaciones de encubrimiento
de abusos sexuales de sacerdotes pedófilos.
Tal vez más importante aún, Francisco dijo a sus
visitantes que está decidido a reformar la Iglesia, aunque advirtió que los
cambios serán implementados por una comisión de ocho cardenales que él mismo ha
designado. "La reforma de la curia es algo que pedimos casi todos los
cardenales en las congregaciones previas al cónclave. Yo también la pedí",
habría dicho el Papa a sus visitantes. "La reforma no la puedo hacer yo...
Yo soy muy desorganizado, nunca he sido bueno en esto. Pero los cardenales de
la comisión la van a llevar adelante", aseguró.
La CLAR ha emitido un comunicado en el que lamenta
la publicación no autorizada de los comentarios del Papa. El Vaticano dijo que
no haría comentarios, porque se trataba de una audiencia privada.
En una entrevista telefónica, el editor de
Reflexión y Liberación Jaime Escobar me dijo que los comentarios del Papa son
un claro signo de que se propone cambiar la Iglesia. Lo hará a través de la
comisión que designó y de los inminentes nombramientos, aseguró. Y agregó que
aunque los medios internacionales se centraron en las referencias a la
corrupción y al lobby gay, "la parte más importante de lo que dijo el Papa
es que tiene un mandato de reformas. Se viene una reforma de la curia",
dijo Escobar.
Pero otros observadores del Vaticano no confían
tanto en la comisión de cardenales. Argumentan que el líder de la comisión, el
cardenal hondureño Oscar Rodríguez Madariaga, ha sido denunciado por grupos
como la Red de Sobrevivientes de los que sufrieron Abusos por parte de
Sacerdotes (SNAP) por haber encubierto o desestimado alegatos de abuso sexual
de niños. Rodríguez Madariaga no es ajeno a las controversias. Se han citado
declaraciones suyas en las que sugería que los judíos influyeron sobre los medios
para magnificar los casos de abusos sexuales cometidos por sacerdotes, algo de
lo que luego se retractó, según el Comité Judío Americano, pero que llevó al
afamado profesor de leyes de Harvard Alan Dershowitz a llamarlo
"antisemita".
"Esta comisión es problemática", dice
Daniel Álvarez, profesor de Estudios Religiosos en la Universidad Internacional
de Florida. "Tres de sus ocho miembros, incluido su coordinador, han sido
implicados en el encubrimiento de sacerdotes pedófilos".
Mi opinión: la decisión de Francisco de no vivir en
el lujoso departamento palaciego de sus predecesores, sino en un alojamiento
más modesto del Vaticano -donde no está rodeado exclusivamente por miembros de
la jerarquía eclesiástica- y sus comentarios a la CLAR de que fue elegido con
el mandato de reformar la Iglesia sugieren que no sólo habrá un cambio de
estilo, sino también un cambio de fondo. Es cierto que sus comentarios sobre el
lobby gay son más preocupantes, aunque no sabemos bien en qué contexto lo
habría dicho.
Y también hubiera sido mejor que, en vez de derivar
las reformas a la comisión de cardenales, Francisco hubiera asumido el
liderazgo de esa tarea. Pero mientras tenga en claro que tiene el mandato de
reformar la Iglesia, hay motivos para ser optimistas.
© LA NACION.
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