El espionaje
británico pincha cables de fibra óptica y accede a millones de correos y
llamadas.
Edward Snowden el filtrador del espionaje en Internet. / GLENN GREENWALD/LAURA POITRAS (EFE)
Londres y Washington acumulan cada día una cantidad ingente de datos
interceptados a través de las redes mundiales de fibra óptica, según la última
entrega del diario The Guardian de los documentos que le entregó el
exempleado subcontratado de la CIA Edward Snowden. Ambos países destinan en total
a unos 550 especialistas a analizar la información. Aunque la cantidad de datos
a los que acceden británicos y estadounidenses es colosal, un proceso
automático de criba hace que la inmensa mayoría de esa información sea
descartada sin ser analizada.
Toda esta actividad es en principio legal, aunque se desarrolla a
espaldas de la opinión pública y gracias a la flexible interpretación de leyes
redactadas en una época en la que no se podía imaginar el espectacular avance
tanto de las comunicaciones como de las herramientas informáticas a disposición
de los servicios secretos para poder interceptarlas.
El diario ha accedido a varios documentos que describen los esfuerzos de
los servicios secretos por adaptarse al fenomenal crecimiento del caudal de
información que circula por Internet. La agencia central de comunicaciones
británica (GCHQ) lanzó con ese objetivo dos programas, Mastering de Internet
(MT) sobre cómo dominar Internet, y Explotación de las Telecomunicaciones
Globales.
En síntesis, los británicos han aprovechado que gran parte de los cables
de fibra óptica que conducen las telecomunicaciones globales pasan por su
territorio. Y el GCHQ los ha interceptado con sofisticados programas
informáticos con la ayuda de su homóloga estadounidense, la NSA. Los británicos
se han esmerado tanto que ya son capaces de acumular más información que los
estadounidenses. Y dedican a 300 especialistas, frente a 250 estadounidenses, a
analizar la acumulada. Según The Guardian, “una innovación clave es la
capacidad del GCHQ de interceptar y almacenar enormes volúmenes de datos
obtenidos de los cables de fibra óptica durante hasta 30 días de manera que
pueden ser cribados y analizados. Esta operación, conocida con el nombre clave
de Tempora, ha estado funcionando desde hace unos 18 meses”.
En síntesis, miles de millones de llamadas telefónicas, mensajes
electrónicos, datos sobre visitas a Internet son acumulados. “Esencialmente,
tenemos la forma de seleccionar un pequeño número de agujas en un pajar. No
miramos cada brizna de paja. Hay ciertos detonantes que te permiten descartar o
no examinar muchos datos porque lo que buscas es una aguja. Si tiene usted la
impresión de que estamos leyendo millones de emails, sepa que no lo estamos
haciendo”, señala una fuente secreta del Guardian. “Los criterios son
seguridad, terrorismo, crimen organizado. Y bienestar económico. La inmensa
mayoría de los datos son descartados sin que ni siquiera los miremos.
Simplemente, no tenemos los recursos para ello”, añade la fuente.
Miles de millones de llamadas telefónicas, mensajes
electrónicos, datos sobre visitas de páginas a Internet son acumulados
Según esa fuente, la información obtenida de esa manera ha permitido
descubrir nuevas técnicas utilizadas por terroristas para eludir los rastreos
de seguridad y ha ayudado a identificar a terroristas que planeaban atentados y
se ha utilizado para combatir a redes de explotación de menores.
En concreto, las fuentes consultadas por el diario londinense aseguran
que esa información ha permitido “la detención y encarcelamiento de una célula
en los Midlands que estaban planeando un ataque coordinado; la detención en
Luton de cinco individuos que preparaban atentados y el arresto en Londres de
tres personas que planeaban atentados antes de los Juegos Olímpicos”.
Según explica The Guardian, el GCHQ apoya la legalidad de los pinchazos
a las redes de fibra óptica en la Ley de Servicios de Inteligencia de 1994, la
misma en que se apoyaron para espiar a delegaciones extranjeras durante varias
reuniones de los países del G-20 en territorio británico.
Uno de los documentos a los que ha accedido el diario describe la
satisfacción de los británicos por los progresos de los últimos años. El texto
subraya que hay ya 2.000 millones de usuarios de Internet en el mundo y más de
400 millones utilizan Facebook de forma habitual “pero estamos empezando a
dominar Internet y nuestras capacidades actuales son impresionantes”. El
informe enfatiza que Reino Unido tiene hoy en día el mayor acceso a Internet
entre los llamados Cinco Ojos, los cinco países anglosajones que colaboran
estrechamente en materia de inteligencia: Estados Unidos, Reino Unido, Canadá,
Australia y Nueva Zelanda.
Hay, sin embargo, una sombra al acecho. Los proveedores de Internet
estadounidenses están empezando a trasladarse a países como India y Malasia, lo
que significa que cada vez habrá menos tráfico por territorio británico. La NSA
“está comprando inmuebles en esos lugares”, advierte el autor del informe. Y
sugiere que los británicos hagan lo mismo.
Los documentos a los que ha tenido
acceso el diario The Guardian indican que el espionaje británico pincha cables
de fibra óptica, lo que le proporciona un gran acceso al tráfico de Internet
que entra y sale del país.
Conocido como proyecto Tempora,
permite almacenar grandes cantidades de información durante 30 días.
El año pasado, los británicos
manejaban 600 millones de “eventos telefónicos” al día y pincharon más de 200
cables. Tenían capacidad para procesar al menos 46 cables a la vez..
Cada cable transporta 10 gigabites
por segundo. En teoría, podían proporcionar 21 petabites al día; el equivalente
a enviar toda la información que contiene la Biblioteca Británica 192 veces al
día, según el cálculo de The Guardian.
“Estamos empezando a dominar
Internet”, decía el autor de uno de los documentos filtrados. “Y nuestra
capacidad actual es bastante impresionante”.
Uno de los documentos habla de que
los británicos se encuentran en “la era dorada” del espionaje y de que han
obtenido “el mayor acceso a Internet en cinco años”.
Los papeles sugieren que el espionaje
británico manejó 39.000 piezas de información en un periodo de 24 horas, lo que
a su juicio supone un paso “vital para adaptarse a los avances rápidos en las
industrias de telecomunicaciones”.
El espionaje de EE UU resaltó el éxito de la colaboración con los
británicos, que generan “una mayor capacidad de metadatos” que ellos mismos,
según la información desvelada.
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