MIAMI.- Tal
vez la falta de atención del secretario de Estado John Kerry hacia América
latina no sea una tan mala noticia: su actitud hace que el vicepresidente Joe Biden se involucre cada vez
más con la región y que las relaciones entre Estados Unidos y
América latina reciban más atención de la Casa Blanca.
La gira de seis días de Biden a Colombia, Trinidad
y Tobago y Brasil es significativa. Kerry, que ha estado ocupado intentado un
acuerdo de paz en Medio Oriente, no ha viajado a América latina desde que
asumió su cargo. Su primer viaje sería el de esta semana para asistir a la
Asamblea General de la Organización de Estados Americanos, en Guatemala.
Algunos
funcionarios bien ubicados de Washington me dicen que el viaje de Biden a América
latina es más que un reemplazo temporario de Kerry y que el vicepresidente
se convertirá en los hechos en el principal contacto de Obama con la región.
No es inusual que los gobiernos de Estados Unidos
dividan las responsabilidades de la política exterior de tal manera que otros
funcionarios se hagan cargo de la relación con América latina mientras el
secretario de Estado se ocupa de las crisis de otras partes del mundo.
Aunque Biden no es un experto en América latina,
conoce bien la región. Ha realizado tres viajes previos como vicepresidente:
dos a México, en 2012, y uno a Chile y a Costa Rica, en 2009, y ha visitado
varios países latinoamericanos durante sus más de tres décadas en el Senado.
"Cuando Biden estaba en el Senado, se ocupó
mucho de Colombia, de Cuba y de temas comerciales con la región", me dijo
Carl Meacham, director del programa para las Américas del Centro de Estudios
Estratégicos e Internacionales de Washington. "Mostró más interés por la
región que Kerry y mucho más que el promedio de los senadores." Meacham,
al igual que muchos en Washington, cree que el mayor activismo de Biden en
asuntos hemisféricos es una buena noticia, que refleja un mayor interés del
gobierno de Obama por la región.
Además del viaje de Obama a México y Costa Rica, a
principios de mayo, y del viaje de Biden esta semana, está programado que los
presidentes de Chile y Perú se reúnan con Obama en Washington también este mes.
Y Biden acaba de anunciar que la presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, hará en
octubre la primera visita de Estado de un líder brasileño a Washington en casi
dos décadas.
"Parece que la administración ha empezado a
asumir un rol más activo en la región", dice Meacham. "Todavía no han
hecho algo transformacional, pero incluir al vicepresidente es algo positivo,
que puede contribuir a convertir el tema en una prioridad."
Eric Farnsworth, director de la oficina de
Washington del Consejo de las Américas, un grupo no gubernamental con sede en
Nueva York, dice que Biden posiblemente juegue un rol importante en temas
latinoamericanos, no sólo porque está en la Casa Blanca y cerca del presidente,
sino también porque es uno de los principales probables candidatos a la
presidencia para 2016. "Eso es algo muy importante desde el punto de vista
político -dice Farnsworth-; cuando Biden se reúne con líderes extranjeros, éstos
lo ven en un contexto diferente, porque es un presidente en potencia."
Mi opinión: el hecho de que Biden se haya
interesado en mejorar las relaciones con América latina es una buena noticia,
pero la gran incógnita es si eso se traducirá en algo más que turismo político.
El gobierno de Obama aún no ha presentado ningún plan importante para
profundizar los vínculos económicos con la región.
¿Impulsará Biden desde la Casa Blanca un plan para
constituir una Asociación Transamericana? ¿Materializará un muy demorado
tratado impositivo entre Estados Unidos y Brasil para eliminar la doble
tributación? ¿Ayudará a generar un acuerdo energético panamericano?
Es muy pronto para saberlo. Pero el momento para
que todo eso ocurra es ahora -antes de que el gobierno de Obama esté de
salida-, y Biden está idealmente posicionado para impulsar todos esos proyectos
desde dentro de la Casa Blanca.
© LA NACION.
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