Majestuoso testimonio de un poder agostado

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sábado, 8 de junio de 2013

Dilma, en apuros por una serie de nuevos frentes



El bajo crecimiento económico, la inflación y la rebaja de la calificación crediticia, entre otros escollos, golpean a la presidenta.


Por Alberto Armendariz  | LA NACION




En San Pablo, hubo protestas contra un aumento de tarifas del transporte. Foto: O Globo / GDA

RÍO DE JANEIRO.- Un año atrás, nadie en Brasil osaba poner en duda la reelección de la presidenta Dilma Rousseff en las elecciones de 2014. Hoy, desde los frentes económico, político y social, cada vez son más las piedras que se le cruzan en el camino y que amenazan con desbaratar el proyecto de poder del oficialista Partido de los Trabajadores (PT).
Analistas locales, la prensa y observadores extranjeros coinciden en que el principal obstáculo que tiene la mandataria es el económico. Desde que asumió, en enero de 2011, el desempeño de la economía ha sido decepcionante: el gigante sudamericano creció un 2,7% ese año, apenas un 0,9% en 2012, y para este año las previsiones originales de una expansión del 3% ya fueron reducidas a un 2,5%.
Esta semana, la calificadora de riesgo Standard & Poor's expuso claramente el nerviosismo que se instaló desde hace unos meses en los mercados financieros al rebajar las perspectivas económicas de Brasil de "estables" a "negativas" en los próximos dos años, por la falta de crecimiento y la demora en las obras de infraestructura prometidas destinadas a incrementar la productividad.
"Las medidas que el gobierno viene tomando desde hace tiempo para aumentar el ritmo de crecimiento, impulsar la industria y las inversiones privadas no están teniendo efecto. Y, para peor, la contención de la inflación, que era prioritaria, también está dando señales de que se le está yendo de las manos", comentó a LA NACION el analista Rafael Cortez, de la consultora Tendencias, en San Pablo.
Si bien las presiones inflacionarias, que habían llegado a su máximo en enero (0,86%), fueron reducidas desde entonces, el acumulado en los últimos doce meses es ya del 6,5%, el techo de la meta impuesta por el propio gobierno: 4,5%, con un margen de dos puntos arriba o abajo. En muchos alimentos, el aumento de los precios fue incluso mayor, lo que llevó a que muchas familias cambiaran sus hábitos de consumo en el supermercado.
A esta ecuación de bajo crecimiento y mayor inflación, que explotó al máximo el precandidato presidencial del opositor Partido Social Demócrata Brasileño (PSDB), Aécio Neves, se le sumó un aumento en el tipo de cambio. En los últimos días, el dólar llegó a ser vendido a 2,15 reales por unidad, su mayor cotización desde abril de 2009, con lo que se espera un mayor repunte inflacionario.
"Todas éstas son nubes cargadas que se van formando en el horizonte. Pueden afectar la popularidad de Dilma y reducir sus posibilidades de que sea reelecta el próximo año. Cuando la economía anda mal, resulta en inestabilidad política", apuntó David Fleischer, profesor de Ciencias Políticas de la Universidad de Brasilia.
Y no es que en el terreno político la situación estuviera tan bien para Rousseff, que, pese a todo, goza de una popularidad récord del 79%. La jefa de Estado todavía enfrenta recelos dentro del PT por la forma en que evitó defender a sus correligionarios condenados en el histórico juicio de corrupción del "mensalão", que jaqueó el primer gobierno de su padrino político, el ex presidente Luiz Inacio Lula da Silva (2003-2010). El no haber dado el brazo a torcer durante la gran huelga de empleados públicos de mediados del año pasado le ganó además la desconfianza de líderes sindicales tradicionalmente asociados al PT.
Ya fuera de su agrupación, pero dentro de la coalición gobernante a nivel nacional, también encara rebeldías varias, encabezadas por el líder del Partido Socialista Brasileño (PSDB), Eduardo Campos, gobernador del estado de Pernambuco. En los comicios municipales de octubre último, Campos demostró su influencia cuando los candidatos que apoyó arrebataron a los petistas las principales alcaldías del Nordeste, base del poder del PT.
Es cierto que en esos comicios el PT obtuvo el triunfo más relevante -la alcaldía de San Pablo, la principal ciudad del país, ahora gobernada por Fernando Haddad, ex ministro de Educación durante los gobiernos de Lula y Rousseff-. Pero, ahora, Haddad tiene en sus manos una papa caliente con la feroz resistencia que enfrenta el aumento en los boletos de colectivos, subtes y trenes de la metrópolis. Anteanoche, miles de jóvenes chocaron con la policía en la emblemática avenida Paulista y causaron graves destrozos.
En tanto, en los estados de Pará, Mato Grosso do Sul y Bahía, cada vez son más los conflictos con las comunidades indígenas, que ocuparon campos en protesta por un proyecto de demarcación de tierras impulsado por el gobierno.
"Aunque estos conflictos en San Pablo y con los indios tienen su lógica propia, afectan la imagen de gestión del PT", afirmó Cortez, para quien, aun frente a este panorama cada vez más complicado, Dilma sigue siendo la favorita de cara a las elecciones de 2014. "El problema es que dejó de ser una apuesta segura y se volverá una campaña más competitiva", pronosticó.. 

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