Un tribunal militar decidirá si el joven de 25
años ayudó al enemigo al filtrar más de 700.000 documentos secretos al grupo de
Julian Assange.
Manifestación a favor de la liberación de Bradley Manning, a las puertas de Fort Meade (Maryland). / NICHOLAS KAMM (AFP)
Sus
defensores y seguidores se manifestaron ayer a las puertas del fuerte militar
donde mañana lunes se dará inicio a su consejo de guerra más de tres años
después de que fuera detenido en Irak acusado de descargarse documentos de los
servicios secretos, cables diplomáticos y vídeos de combates que remitió a la
organización WikiLeaks, lo que supuso
la mayor filtración jamás sufrida por Estados Unidos (cerca de 700.000
documentos).
Ante un
tribunal militar, el soldado Bradley Manning, 25 años, se declarará culpable de
10 de los 22 cargos que le imputa la justicia militar, según dijo uno de sus
abogados -David Coombs- en una audiencia el pasado mes de febrero. Manning
podría llegar a ser condenado a cadena perpetua sin posibilidad de libertad
condicional ya que uno de los cargos que enfrenta es el de “ayuda al enemigo”,
que conlleva esa pena, y otro el de haber violado la Ley de Espionaje de 1917,
que también le podría acarrear pasar el resto de sus días en una prisión
militar.
El pasado
21 de mayo, la juez militar Denise Lind cerraba un año y medio de vistas
preparatorias y fijaba las reglas para el juicio que se llevará a cabo bajo
fuertes medidas de seguridad en Fort Meade, a unos 50 kilómetros al noreste de
Washington, en el Estado de Maryland, y que no concluirá hasta finales de
agosto. Allí, se congregaban ayer, sin lograr cruzar el perímetro de seguridad
impuesto por la autoridades militares, desde Nathan Fuller –uno de los organizadores
de la manifestación y seguidor de la causa de Manning desde su detención- hasta Daniel
Ellsberg, antiguo funcionario del Pentágono que a finales de los años sesenta
filtró al diario The New York Times documentos
secretos de la Administración nortemaericana sobre la guerra de Vietnam.
El pasado 21 de mayo, la juez militar Denise
Lind cerraba un año y medio de vistas preparatorias y fijaba las reglas para el
juicio que se llevará a cabo bajo fuertes medidas de seguridad en Fort Meade
Atrás
quedaban los largos nueve meses que Manning pasó en 2010 en prisión preventiva
en la base de los Marines en Quantico (Virginia); el aislamiento ante la
posibilidad de que cometiera suicidio -lo que le obligó a
dormir desnudo y sin sus gafas, encerrado en una celda de seis metros cuadrado
23 horas de las 24 que tiene el día; y la reclusión final en abril de 2011
en Fort Leavenworth (Kansa), desde donde ha sido trasladado a Fort Meade para
su juicio.
Manning,
por primera vez desde que fue arrestado en mayo de 2010, expuso el pasado marzo
sus razones para hacer lo que hizo y que le han costado la libertad. “Un noble
motivo”, explicó este joven bajito de mirada tímida escondida tras unas gafas.
Todavía vistiendo uniforme militar –lo hará hasta que le sea arrebatado cuando
se le encuentre culpable-, Manning declaró que consideraba que si “el público
tenía acceso a la información podía abrir un debate en EEUU sobre el papel del
Ejército, la guerra y la política exterior norteamericana”.
Que será
encontrado culpable es ya una realidad, ya que la defensa orquestó en marzo una
estrategia para aceptar una serie de cargos que le garantizan 20 años en
prisión pero al menos intentará
contestar la acusación de “ayuda al enemigo”. “¿Es consciente usted
de que ya no hay posibilidad de que le encuentre no culpable, entiende eso?”,
le preguntó –casi maternal-, la juez. “Sí”, reconoció sereno el soldado.
Que será encontrado culpable es ya una
realidad, ya que la defensa orquestó en marzo una estrategia para aceptar una
serie de cargos que le garantizan 20 años en prisión
Según
Elizabeth Goitein, responsable del Programa de Libertad y Seguridad Nacional
del Centro Brennan para la Justicia, el juicio de Manning supone “probablemente
el ejemplo más dramático de la utilización por parte de la Administración de la
Ley de Espionaje para perseguir judicialmente las filtraciones de información a
los medios de comunicación”.
Coombs,
abogado del soldado, ha denunciado reiteradamente la lentitud con la que se ha
llevado el caso y el secretismo que ha envuelto todas las vistas preliminares y
la cobertura de los medios de comunicación. Más de 20 testimonios se efectuarán
a puerta cerrada, según ha sentenciado la juez, entre ellos varios embajadores,
funcionarios del Pentágono o expertos en espionaje. Uno de los Navy Seals que
participó en el operativo que acabó con la vida de Osama Bin Laden en Pakistán,
también testificará sin testigos ni prensa. El Seal declarará que los
documentos robados por Manning y filtrados a Wikileaks –que los difundió- fueron
encontrados en el refugio del líder de Al Qaeda, lo que probará que los papeles
llegaron a manos de la organización terrorista.
Manning
ha recibido muchas definiciones: Joven inadaptado: enardecido patriota; activista
gay; aspirante a hacker; soldado por descarte… En los días que están por
llegar, un consejo de guerra decidirá el más importante de todos, el que
definirá su vida para siempre en la cárcel o permitirá que algún día camine en
libertad: “colaborador con el enemigo”. Traidor a la patria.
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