El presidente de EE
UU aspira a que el país deje de depender del petróleo extranjero para
garantizar el crecimiento económico y la seguridad geopolítica.
El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, ha retomado la
defensa de su agenda energética este viernes durante un acto en
unlaboratorio de investigación del
Gobierno a las afueras de Chicago. El presidente ha defendido
allí su proyecto de crear un fondo de 2.000 millones de dólares destinado a
financiar la investigación en tecnología y energía renovable que permita al
país dejar de depender del petróleo extranjero en una década. La autosuficiencia
energética y el desarrollo de energías alternativas garantizarán, según el
mandatario, el crecimiento económico y la seguridad del país.
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“Hoy en día hay pocas áreas más prometedoras para la creación de empleo
y el crecimiento de nuestra economía que la inversión en energía americana”, ha
dicho Obama. “Nuestra necesidad de petróleo nos hace excesivamente dependientes
de otros países, y eso es negativo para nuestra seguridad nacional y en el
exterior”, ha señalado el presidente. “Pero también es un elemento esencial
para garantizar nuestra seguridad económica. Cuando el precio de la gasolina se
dispara, es difícil para los emprendedores planear sus inversiones y crear más
puestos de trabajo”.
El Fondo de Seguridad Energética es para Obama un mecanismo esencial
para reducir la dependencia de EE UU del petróleo extranjero. La propuesta del
presidente se enmarca dentro de su estrategia energética, que prioriza la
inversión en energías renovables y la industria del gas. La iniciativa, que
Obama ya presentó en su discurso sobre el estado de la
Unión el pasado 12 de febrero, deberá ser aprobada por el Congreso,
donde contará con la oposición del Partido Republicano, que es favorable a la
expansión de las perforaciones petrolíferas submarinas y terrestres en EE UU.
Hoy en día hay pocas áreas
más prometedoras para la creación de empleo y el crecimiento de nuestra
economía que la inversión en energía americana”
Barack Obama
Aunque Obama ha defendido la necesidad de incrementar la producción
petrolífera en suelo estadounidense -que se ha disparado durante su primera
legislatura-, su Administración se ha mostrado reticente a que eso pase por
expandir las perforaciones en terrenos de propiedad del Gobierno federal, una
condición que los republicanos exigirán al presidente a cambio de contar con su
apoyo en el Congreso. La propuesta de presupuesto que el
martes pasado presentó el republicano Paul Ryan en la Cámara de
Representantes contempla un incremento de los ingresos federales procedente,
precisamente, de la extensión del número de perforaciones en el país.
El presidente ha defendido su propuesta en un laboratorio pionero en la
investigación de tecnología para desarrollo de los coches eléctricos. Obama se
erigió en el salvador de la industria automovilística durante su primer mandato
gracias a su plan de inversión pública para estimular al sector. Este viernes,
el mandatario ha apostado por que en los próximos 10 años, gracias a su fondo,
los vehículos de EE UU no dependan exclusivamente del petróleo.
El mandatario, no obstante, no se ha olvidado de los problemas que el paquete
millonario de recortes del gasto público, conocido como secuestro,
que entró en vigor el pasado 1 de marzo, va a provocar en el sector de la
investigación. “No podemos permitir que mientras en China o en Alemania, sus
científicos están trabajando e innovando a pleno rendimiento, aquí nos quedemos
estancados por culpa de una decisión económica”, se ha lamentado el presidente.
El fondo deberá ser aprobado por el Congreso,
donde contará con la oposición del Partido Republicano, que es favorable a la
expansión de las perforaciones petrolíferas submarinas y terrestres en EE UU
El mandatario ha defendido los logros de su política
energética de sus primeros cuatro años de mandato. “Hemos
doblado la cantidad de energía eólica y solar. Estamos produciendo más gas
natural que nunca, creando cientos de miles de trabajos es ese sector que
hablan de esa eficacia”. Sin embargo, no todo el mundo es tan entusiasta como
el presidente sobre los resultados y sus decisiones en materia medioambiental.
Varias organizaciones ecologistas se han congregado a las puertas del
laboratorio en el que ha hablado Obama para recordarle su férrea oposición al
megaproyecto de un oleoducto que trasladará crudo de Canadá a las refinerías
del Golfo de México y sobre cuya autorización debe pronunciarse el Departamento
de Estado en las próximas semanas.
La paralización de ese oleoducto se ha convertido en el caballo de
batalla de las organizaciones medioambientales, pero cuenta con el respaldo de
muchos congresistas republicanos y
demócratas, convencidos de su construcción por la creación de
puestos de trabajo y el desarrollo económico que ayudaría a una zona, la del
Golfo, muy deprimida tras el desastre del vertido de BP
en 2010. Hasta ahora, el presidente ha logrado esquivar la
controversia, pero el mes pasado el Departamento de Estado emitió un informe favorable sobre la construcción del oleoducto,
en el que se concluía que su impacto medioambiental sería mínimo.
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