El grupo busca integrar a más
kurdos, cristianos y alauíes en el frente político
Unos 10.000 refugiados han huido
de Siria el fin de semana
Ana
Garralda Jerusalén
Las organizaciones que integran la oposición siria
continúan reunidas en Doha (Catar), donde ayer lograron un principio de acuerdo
para vertebrarse según el modelo desarrollado por la oposición libia antes de
la caída de Muamar el Gadafi. La nueva Coalición Nacional de Fuerzas de la
Oposición y Rebeldes nace así con una vocación integradora, en la que se vean
también representadas las diferentes minorías étnicas y religiosas (kurdos,
cristianos, alauíes) que forman parte del caleidoscopio político sirio. De esta
forma superan el marco del Consejo Nacional Sirio (CNS),
hasta ahora criticado por no incluirlas lo suficiente y primar, en cambio, a la
mayoría suní.
Otra de las características de este nuevo consejo
de transición será el incremento de representación de las fuerzas del interior
de Siria, compensando la mayor presencia de las del exilio dentro del Consejo
Nacional Sirio, así como la inclusión de mujeres. En principio, según sus
promotores, la coalición quedaría vertebrada a través de una asamblea de entre
55 y 60 miembros, un consejo ejecutivo de 10 miembros, un presidente, dos
vicepresidentes y una secretaría general.
Según los delegados reunidos en Doha, el Consejo
Nacional Sirio —que este pasado sábado precisamente elegía a su nuevo
secretario general, el cristiano George Sabra, acallando las críticas de falta
de democracia interna— recibiría un tercio de los escaños dentro dicha asamblea
nacional.
De esta forma la oposición siria espera aminorar la
frustración acumulada hasta ahora por la diplomacia occidental, y en
especial por la secretaria de Estado estadounidense, Hillary Clinton, que
llevan abogando por un liderazgo más cohesionado y representativo desde que
comenzó la revuelta en marzo de 2011. El gran espaldarazo a este nuevo
liderazgo podría venir de la Liga Árabe si esta, en su próxima reunión
plenaria, concediera a la coalición opositora el puesto de representación
nacional dentro de la organización, de la cual quedó temporalmente expulsado el
Gobierno de Bachar el Asad.
De momento, el recién elegido líder del CNS, George
Sabra, ha pedido a la comunidad internacional que se limite a proporcionar
armamento a las fuerzas rebeldes, y que se abstenga de interferir en el proceso
político interno. Aunque ese deseo de apoyo militar recibió un jarro de agua
fría la semana pasada, cuando el Embajador de EE UU ante Damasco, Robert Ford,
declaraba que la oposición no debe esperar ninguna intervención militar por
parte de la recién reelegida Administración Obama.
Sobre el terreno, continuaban los combates en la
localidad de Ras al Ain, fronteriza con Turquía. Según el Observatorio Sirio de
Derechos Humanos, organización con sede en Londres, varios helicópteros
artillados y piezas de artillería móviles bombardearon intensamente la zona,
capturada recientemente por el Ejército Sirio Libre. Según la misma fuente,
atacaron unos establos supuestamente utilizados como almacén de armas y
municiones en Tal Halaf y bombardearon el paso fronterizo ubicado en la
provincia kurda de Hasaka. Esta nueva contraofensiva del Ejército regular sirio
tenía lugar después de que el sábado la explosión de dos coches bomba matara a
una veintena de sus soldados en Deraa.
Esta nueva escalada de los enfrentamientos ha
incrementado el éxodo diario de refugiados hacia Jordania, Líbano y, sobre
todo, hacia Turquía, habiéndose registrado más de 10.000 salidas durante el fin
de semana. Se calcula que el número total de refugiados sirios excede ya los
400.000, de los cuales más de 120.000 habrían huido a Turquía.
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