Nueva Delhi y Pekín
sellan un acuerdo de cooperación fronteriza y comercial que impulsa la relación
bilateral.
JOSE
REINOSO Pekín
Reunión en Pekín entre Manmohan Singh y Li Keqiang. / REUTERS - LIVE!
Las dos naciones más pobladas del mundo quieren zanjar sus disputas
fronterizas. China e India han firmado este miércoles un
acuerdo destinado a incrementar la confianza y aliviar las tensiones
fronterizas durante la visita oficial de tres días que el primer ministro
indio, Manmohan Singh, está realizando a China. El viaje pretende impulsar las
relaciones comerciales y hacer avanzar la resolución del conflicto que
mantienen los dos vecinos sobre la demarcación de la línea limítrofe común en
la región del Himalaya. Singh llegó a Pekín el martes por la tarde procedente
de Rusia y hoy se ha reunido con el primer ministro chino, Li Keqiang. Está
previsto que cene con el presidente Xi Jinping. También dará una charla en la
Escuela del Comité Central del Partido Comunista Chino.
Las relaciones entre India y China están ofuscadas por las disputas
territoriales, que provocaron una breve guerra en 1962. La línea fronteriza
nunca ha sido demarcada adecuadamente. Aunque los dos países han firmado
acuerdos para mantener la paz, la tensión subsiste y el pasado abril saltó la
chispa. India acusó a las tropas chinas de penetrar 20 kilómetros en territorio
bajo su control, lo que produjo una crisis —con los soldados de ambos lados
vigilándose mutuamente— que no terminó hasta que tres semanas después las
tropas de ambas partes se retiraron.
Nueva Delhi afirmó que los soldados chinos realizaron incursiones en los
alrededores de la Línea de Control Real, como es llamada la frontera sin pactar
que separa ambas naciones, aunque Pekín negó haber puesto el pie en territorio
que no le pertenece. El incidente tuvo lugar poco antes de la visita de Li
Keqian a India en mayo, en el que fue su primer viaje al extranjero como jefe
de Gobierno. En el encuentro que mantuvieron entonces, Li y Singh se
comprometieron a mejorar la confianza mutua y resolver el conflicto fronterizo.
Los dos Gobiernos han celebrado más de una docena de rondas de
negociaciones sobre el problema, sin mucho éxito. El acuerdo sellado hoy pretende
evitar que se reproduzcan situaciones similares a la de abril. Contempla el
incremento de la comunicación sobre maniobras en la región, la celebración
periódica de reuniones y la lucha conjunta contra el contrabando. Ambas partes
han pactado que las patrullas deben evitar las provocaciones y no seguir a las
patrullas del otro país en las áreas en disputa, “en las que no hay un punto de
vista común sobre la Línea de Control Real”, para evitar posibles
enfrentamientos. Los dos ejércitos abrirán una línea roja entre oficiales de
alto rango, que se sumará a los contactos existentes ahora entre brigadas.
“Estoy seguro de que (el acuerdo) ayudará a mantener la paz, la tranquilidad y
la estabilidad en nuestras áreas fronterizas”, ha asegurado Li tras su reunión
con Singh, informa Reuters.
Pero la demarcación sigue sin estar trazada definitivamente. China
reclama alrededor de 90.000 kilómetros cuadrados de territorio en el estado
nororiental indio de Arunachal Pradesh, mientras que India dice que China ocupa
38.000 kilómetros cuadrados en la meseta de Aksai Chin, en los Himalayas
occidentales.
Mientras tanto, las dos potencias quieren incrementar sus relaciones
económicas. “India y China tienen problemas históricos y existen áreas
preocupantes. Los dos Gobiernos están afrontándolos con sinceridad y madurez,
sin dejar que afecten al ambiente general de amistad y cooperación”, dijo Singh
en un comunicado antes de iniciar su viaje el domingo, con primer destino
Rusia.
Tan importante o más que la resolución del diferendo territorial, con el
que ambos vecinos conviven desde hace medio siglo, son las relaciones
económicas. Singh busca en Pekín disminuir el fuerte déficit comercial con
China, entre otros con inversiones de su vecino en parques industriales en
India.
China es el mayor socio comercial de India, con unos intercambios
bilaterales de 67.830 millones de dólares (49.230 millones de euros) en el
último año fiscal, frente a 2.100 millones de dólares (1.520 millones de euros)
en el ejercicio 2001-2002. Pero el déficit comercial con Pekín alcanzó 40.770
millones de dólares (29.590 millones de euros), cuando una década antes fue de
1.080 millones (784 millones de euros), según cifras indias. El comercio indio
se ha hecho más dependiente de China en los 10 últimos años. El pasado
ejercicio, los intercambios con Pekín representaron el 8,3% de su comercio
total, cuando 10 años antes era el 4,9%.
Singh quiere reducir esta brecha. Los dos países se han fijado como
objetivo lograr unos intercambios bilaterales anuales de 100.000 millones de
dólares (72.590 millones de euros) para 2015. El primer ministro aseguró en su
comunicado previo al viaje que ambas naciones coinciden cada vez más “en sus
intereses regionales, globales y económicos”. “La lista de las áreas de cooperación
bilateral es impresionante –comercio, inversión, infraestructura, ríos
transfronterizos, energía, agricultura, ciencia y tecnología-. Esperamos llevar
adelante nuestro compromiso en muchas de estas áreas durante mi visita”.
Los dos países han firmado hoy nueve acuerdos en total, destinados,
entre otros, a aumentar la cooperación en el transporte y los ríos que
comparten. Li ha dicho que llevarán a cabo entrenamientos antiterroristas
conjuntos en el suroeste de China y “reforzarán la colaboración para luchar
contra el terrorismo”. Pekín culpa a lo que denomina grupos “terroristas” de
los incidentes y choques étnicos que se producen regularmente en la región
autónoma china de Xinjiang —hogar de la minoría musulmana uigur—, y ha
relacionado en el pasado los brotes de violencia con grupos entrenados en el
vecino Pakistán.
Para Singh, la visita tiene también una vertiente de política interna.
El dirigente indio ha sido objeto de críticas por parte de la oposición en su
país, que le ha acusado de ser demasiado blando con China. “Hemos permanecido
débiles cuando necesitábamos ser fuertes”, dijo la semana pasada Narendra Modi,
del principal partido de la oposición, Bharatiya Janata, en referencia a la
disputa fronteriza. Los ataques de Modi —candidato a primer ministro en las
elecciones generales previstas para mayo del año que viene— presagian una línea
más dura en las relaciones con China, que podrían elevar la tensión si su
partido logra desbancar al gobernante Congreso Nacional Indio en los comicios.
Otro punto de roce en las relaciones entre Nueva Delhi y Pekín es el
Dalai Lama, a quien China acusa de buscar la independencia de la región del
Himalaya, algo que este niega. El líder espiritual tibetano vive en India desde
que huyó de Tíbet tras el fallido levantamiento popular en 1959. Las estrechas
relaciones entre China y Pakistán —rival histórico de India— son también motivo
de preocupación para Nueva Delhi.
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