La falta de acuerdo
sobre los presupuestos se traduce en un ajuste drástico.
Obama anuncia que
costará hasta 750.000 empleos y un punto de crecimiento.
Que la última reunión mantenida por la mañana para evitarlo durase menos
de una hora dio la pauta de lo que estaba por llegar cuando el presidente
compareció luego ante la prensa para calificar de “tontos” y “arbitrarios” los
recortes automáticos al presupuesto federal –conocidos como ‘secuestro’– por un
total de 85.000 millones de dólares que debían de entrar en vigor a lo largo
del día de hoy ante la incapacidad de un acuerdo entre la Casa Blanca y los
legisladores de ambos partidos en el Congreso.
Desde el podio de la sala de prensa de la Casa Blanca, un combativo
Barack Obama ha llegado a decir que él no era “un dictador”, sino “el
presidente”, ante la insistencia de algunos reporteros de por qué no había
hecho más –como por ejemplo, “encerrar a los líderes del Congreso en una sala
hasta que hubiera acuerdo”, en boca de la periodista de CNN–. “Yo no puedo
ordenar lo que hay que hacer, es un problema de responsabilidad de cada uno”,
ha explicado Obama informando que no iba a dictar al servicio secreto que bloquease
la puerta de salida a nadie. “No puedo forzar al Congreso a que haga lo
correcto”, ha proseguido Obama bromeando que no tenía el poder mental del Jedi.
El presidente ha culpado a los republicanos y así quedaba cerrado el
cruce de acusaciones que había abierto minutos antes el líder de la Cámara, el
republicano John Boehner –la culpa es del presidente por “insistir en que el
aumento de los impuestos a las rentas más altas sea parte del acuerdo”-.
Utilizando su habitual ‘déjenme ser claro’, Obama ha asegurado que nada de lo
que estaba pasando era “necesario”. “Ocurre lo que ocurre porque así lo han
decidido los republicanos del Congreso. No deberíamos de estar haciendo
recortes tontos y arbitrarios”.
Creado en julio de 2011 por políticos desesperados en Washington durante
la negociación del techo de la deuda de aquel verano –de aquellos polvos vienen
estos lodos- para obligarse a encontrar una solución inteligente a los recortes
–¡¿quién pensaba que se llegaría hasta aquí sin acuerdo?!–, el famoso ‘secuestro’
se convirtió ayer en parte de la ley del país hasta el 27 de marzo, día en que
el Gobierno se queda sin fondos y podría entrar en bancarrota –otra fecha que
se puso a última hora en febrero dilatando una crisis que agota a todo el mundo
y a la que no se ve final–.
“No podemos seguir gestionando el país mes a mes, crisis a crisis,
debemos solucionar el tema del presupuesto para los próximos meses y los
próximos años”, ha dicho el presidente. “Con esto no gana nadie”, ha proseguido
Obama en su comparecencia. “Esto es una pérdida para el pueblo norteamericano”.
La letanía ha seguido y seguido y no ha parado hasta que el presidente decidió
que había que bajar una nota el catastrofismo y ha anunciado que lo que estaba
por venir no era “el apocalipsis”, como ha dicho “alguna gente”. “Es tonto y va
a hacer daño. Va a dañar a individuos en particular y a la economía en
general”, ha informado el mandatario, que ha advertido de que la falta de
acuerdo supondrá la destrucción de 750.000 empleos y costará un punto al
crecimiento del país. “Puede que personas como Michael Bloomberg no noten la
reducción de fondos, pero este fin de semana, cuando se marchen los
legisladores del Congreso, el personal de seguridad y de limpieza sí van a
empezar a sufrirla". Boehner ha tomado un avión tras finalizar la reunión
de la mañana rumbo a su casa en Ohio y una vez más quedaba escenificada la
inmensa brecha entre republicanos y demócratas a la hora de conjugar el modelo
de sociedad que desean para EEUU.
El principal escollo de las negociaciones está en que los republicanos
consideran que el gasto del Gobierno es excesivo y hay que recortarlo más,
mientras los demócratas persiguen una reforma fiscal para aumentar los ingresos
del Estado a la que los conservadores se oponen. “La discusión sobre los
ingresos, en mi opinión, ha terminado. Se trata de asumir el problema del
gasto”, explicó a los periodistas Boehner, al término de la reunión de la
mañana con Obama.
Cansado de la ingobernabilidad a la que el manejo partidista de los
presupuestos del país a conducido el país, Obama ha dejado saber que “la
reducción del déficit es parte importante de nuestra agenda, pero no la única”.
El presidente ha prometido que “el estancamiento político” en torno al tema
presupuestario no va a impedir que siga trabajando con los republicanos en
otras áreas, como el control de armas y la reforma migratoria.
Por primera vez desde la anterior crisis de final de año, el presidente
se reunía esta mañana con los cuatro líderes del Congreso –Boehner; el
líder de la mayoría en el Senado, Harry Reid; la líder de la minoría en la
Cámara, Nancy Pelosi; y Mitch McConnell, líder de la minoría en el Senado-.
Pero el solo hecho de que el encuentro se programase para el mismo día en que
los recortes debían de entrar en vigor –y con la mitad del Congreso ya de fin
de semana- no podía hablar más claro de lo que iba a pasar. Adelante
‘secuestro’, pase hasta el fondo, nadie lo quiere y sin embargo aquí está.
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