El presidente de
Uruguay pretende legalizar la producción y venta del cánnabis.
La preocupación por los
altos niveles de delincuencia ha llevado a José Mujica, uno de los políticos
más originales de la historia, a optar por una decisión aparentemente ajena a
este problema: legalizar la producción y venta del cánnabis. El proyecto de ley
se aprobó en junio y ahora debe ser analizado y sancionado en el parlamento. El
Ejecutivo del exguerrillero tupamaro no solo pretende legalizar esta droga.
También quiere que el Estado se quede con el monopolio de su comercialización
—como antiguamente detentaba el Estado el del tabaco—, lo que le permitiría
controlar el negocio y, de paso, hacer caja.
Si esta iniciativa
saliera adelante, Uruguay se convertiría en un país pionero que podría cargar
de razón —o no— a los teóricos que defienden la legalización de las drogas,
entre los que ya no solo hay exmandatarios. En abril, en la VI Cumbre de las
Américas, se sumaron los presidentes en activo de Colombia, Guatemala y Costa
Rica. Sus argumentos los ha utilizado ahora el ministro del Interior uruguayo
Eduardo Bononi: hace más daño la delincuencia vinculada al mercado negro de la
marihuana que su consumo.
Es una apuesta arriesgada,
pero hay muchos detalles ya más que perfilados, como ha informado Le Monde. Se
quieren habilitar 150
hectáreas de plantaciones para cubrir la demanda y
adjudicar la gestión a una empresa privada, bajo estricto control estatal. Las
pocas experiencias anteriores aconsejan prudencia. Así que, para no convertir
Uruguay en centro sudamericano de peregrinación de la droga —como le ocurrió a
Holanda—, el Gobierno de Mujica quiere imponer restricciones similares a las
que se acaban de implantar en los coffeeshops. No se podrá despachar marihuana
a los no uruguayos y estos solo podrán adquirir 30 gramos por persona y
año.
Si la experiencia da
resultado, Uruguay podría estar señalando el camino a países vecinos que se
desangran por el narcotráfico y ni siquiera obtienen beneficio económico de lo
que producen. El mercado del cánnabis en Uruguay —3,5 millones de habitantes—
mueve, según el Gobierno, 58 millones de euros al año. Las cifras de los demás
son más tentadoras.
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