CIENCIA
El
Tevatron de Chicago ha obtenido datos “coherentes” con los presentados el
pasado diciembre por los científicos del LHC.
La
información obtenida en ambos laboratorios refuerza el margen para encontrar la
famosa partícula pero no es suficiente para hablar de descubrimiento.
Los científicos del
acelerador de partículas estadounidense Tevatron han presentados sus últimos
datos acerca de la búsqueda de la partícula de Higgs, y son “coherentes”,
afirman, con los obtenidos en el gran acelerador europeo LHC y presentados en
el pasado diciembre. Es información interesante porque las máquinas, el
Tevatron y el LHC, no son iguales, y el hecho de que se combinen los resultados
refuerzan la idea de que la cacería puede ir bien encaminada.
La partícula de Higgs,
predicha por los modelos teóricos pero nunca verificada experimentalmente,
permitiría explicar el origen de la masa de las partículas que tienen masa y
completaría el llamado Modelo Estándar que describe todas las partículas
conocidas y sus interacciones, algo así como la tabla periódica de Mendeleiev
de la química, pero en física.
CDF y DZero, los dos
experimentos del Tevatron, situado en Fermilab, cerca
de Chicago, delimitan una masa del bosón de Higgs de entre 115 y 135
gigaelectronvoltios (GeV), mientras que Atlas y CMS, los experimentos del LHC
(en el Laboratorio Europeo de
Física de Partículas, CERN), sitúan dicha masa entre 115 y 127 GeV.
El Tevatron es un veterano acelerador que ya ha dejado de funcionar, pero los
físicos siguen analizando los datos tomados en sus detectores hasta septiembre
del año pasado. “Las dos colaboraciones [CDF y DZero] , independientemente, han
escarbado en cientos de billones de colisiones protón-antiprotón registradas en
sus detectores para alcanzar estas conclusiones”, comente Pier Oddone, director
de Fermilab, en un comunicado de dicha institución.
En estos datos
científicos es esencial conocer lo que los expertos denominan la estadística, y
que es algo así como la fiabilidad de dicha información. Se resume en un
parámetro denominado número de sigmas (o desviaciones estándar). Los
científicos de Tevatron, que han presentado sus datos en Europa, en el
encuentro científico Moriond, que se celebra esta semana en Italia, dicen que
sus últimos datos se sitúan en 2.2 sigmas. Con tres sigmas, que quiere decir
que la probabilidad de que una medida no sea improbablemente debida a las fluctuaciones
estadísticas del experimento se reconocerían “indicios”. Para habla de
descubrimiento realmente hay que alcanzar cinco sigmas, cuando dicha
probabilidad (de falso efecto estadístico) es de uno en 3,5 millones. La física
de partículas es una ciencia de altísima precisión.
“Queda todavía mucho
trabajo pro delante antes de que la comunidad científica pueda asegurar que
existe en bosón de Higgs”, ha declarado Dmitri Denisov, coportavoz de DZero.
“Sobre la base de estos emocionantes indicios estamos trabajando lo más
rápidamente posible para mejorar nuestros métodos de análisis y extraer hasta
la última gota de los datos del Tevatron”, añade.
En el LHC colisionan
protones contra protones con una energía máxima en el choque, por ahora, de 7
teraelectronvoltios (aumentará este año a ocho y está previsto llegar a 14 TeV
dentro de unos pocos años). En el Tevatron colisionaban protones contra
antiprotones. Con estas características diferentes, las estrategias de búsqueda
del Higgs y los datos obtenidos no son idénticos aunque sí complementarios,
señalan los investigadores.
Las colisiones de
partículas generan otras partículas, la mayoría de las cuales, incluido el
Higgs, se desintegran en partículas más ligeras y más estables. Pero esa
desintegración es tan rápido que es imposible captar directamente en los
detectores el Higgs, si es que se crea. Lo que los físicos hacen es analizar
las partículas secundarias más estables para poder reconstruir qué tipo de
partícula se desintegró en ellas. Según los modelos teóricos hay varias
posibles combinaciones de partículas secundarias que pueden desvelar la
existencia de un bosón de Higgs. Como esta elusiva partícula, de existir, debe
producirse en una fracción mínima de colisiones, los científicos necesitan
registrar y analizar billones de ellas para estar seguros.
Aunque el LHC es mucho
más potente que el acelerador estadounidense, este último es eficaz para alguna
de esas modalidades de desintegración, lo que los expertos denominan canales.
De ahí el interés por los datos obtenidos en el veterano Tevatron para afinar
todo lo posible la cacería de la partícula de Higgs
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