El presidente
asegura que ha escuchado “las dudas y recomendaciones” de los altos ejecutivos
por la vigilancia masiva revelada por el exanalista Snowden.
Barack Obama se reúne con directivos de empresas tecnológicas en la Casa Blanca. / MICHAEL REYNOLDS (EFE)
La reunión mantenida esta mañana entre Barack Obama y los titanes de
internet concluía pasada la una de la tarde con un posterior comunicado de la
Casa Blanca en el que se aseguraba que el presidente había escuchado “las
dudas, quejas y recomendaciones” de los altos ejecutivos tecnológicos respecto
al espionaje masivo realizado por el Gobierno y filtrado a la prensa por el
exanalista de la Agencia de Seguridad Nacional (NSA, siglas en inglés) Edward
Snowden.
“El presidente ha dejado clara su creencia en un sistema de internet
libre, abierto e innovador”, asegura la Casa Blanca en el escueto comunicado,
en el que se añade que Obama y su Gabinete tendrán en cuenta “las aportaciones”
hechas por estos grupos empresariales de cara a la revisión que la Administración
está haciendo sobre sus programas de espionaje.
Por su parte, el grupo de 15 asistentes al encuentro -entre los que
estaban el consejero delegado de Apple, Tim Cook; el de Twitter, Dick Costolo;
la presidenta de Yahoo, Marissa Mayer; la ejecutiva de Facebook, Sheryl
Sandberg; y el presidente ejecutivo de Google, Eric Smith; entre otros-, se
limitó a declarar que apreciaba la oportunidad que se le había ofrecido de
compartir “directamente” con el presidente sus "principios sobre la vigilancia
gubernamental” –principios que revelaron la semana
pasada a través de una carta abierta a Obama- y que habían urgido a
la Casa Blanca a que acelerara la reforma de la vigilancia del Gobierno a
través de las comunicaciones.
El encuentro en la Casa Blanca se producía un día
después de que un juez dictaminase que los programas de recopilación de
llamadas telefónicas de la Agencia de Seguridad Nacional violan el derecho de
la privacidad de los ciudadanos estadounidenses y podrían ser
inconstitucionales.
El encuentro en la Casa Blanca se producía un día después de que un juez
dictaminase que los programas de recopilación de llamadas telefónicas de la
Agencia de Seguridad Nacional de Estados Unidosviolan el derecho de la privacidad
de los ciudadanos estadounidenses y podrían ser inconstitucionales. “No
puedo imaginarme una invasión de la privacidad más indiscriminada y arbitraria
que esta recopilación y retención tecnológica de datos personales de
prácticamente todos y cada uno de los ciudadanos con el único propósito de
indagarlos y analizarlos sin autorización judicial”, dictaminó el juez Richard
Leon -designado por George W. Bush- y quien calificó el sistema de orwelliano.
Según el juez, el programa de recolección de datos a partir del rastreo
de llamadas telefónicas, el primero filtrado por Snowden, entra en conflicto
con la Cuarta Enmienda que prohibe las captación y la búsqueda de información
más allá de límites razonables.
Muchos de los asistentes a la reunión de esta mañana con Obama no son
solo grandes magnates de la tecnología sino también excolaboradores, seguidores o donantes políticos de las
campañas del presidente, y quienes en estos momentos se encuentran
en una posición incómoda tras hacerse público el espionaje masivo de EEUU
desvelado por el exanalista de la NSA y del que han sido cómplices al
proporcionar datos confidenciales de sus usuarios.
La pasada primavera, un joven desconocido para EEUU y el mundo entero
ponía en jaque a la Administración norteamericana al filtrar a la prensa varios
programas secretos de vigilancia masiva del Gobierno. Tras el escándalo, Obama
ordenó una revisión de las actividades de la NSA y el pasado viernes recibió el
informe de manos de un panel independiente que contiene más de 40
recomendaciones y está siendo analizado por el presidente y su gabinete.
La Administración de Obama está
bajo una presión creciente como consecuencia de las
revelaciones de Snowden, presión que la semana pasada se incrementó con la
publicación de la carta en la que ocho prominentes compañías tecnológicas
sumaban sus fuerzas y le pedían a la Casa Blanca con una única voz que
estableciese nuevos límites a la vigilancia que realiza el Gobierno sobre sus
usuarios.
El encuentro de hoy también ha servido para
discutir con los ejecutivos de importantes empresas del sector tecnológico el
modo de mejorar el funcionamiento de la página web HelathCare.gov
“El equilibrio en muchos países se ha inclinado demasiado a favor del
Estado y en contra de los derechos de los individuos, derechos que están
consagrados en nuestra Constitución”, se leía en la carta abierta a Obama y el
Congreso, que fue publicada en forma de anuncio en varios periódicos nacionales
por los ejecutivos y fundadores de unas compañías que, de nuevo, son
importantes donantes de las campañas electorales políticas y con profundos
intereses en Washington.
"Es tiempo de cambiar", aseguraban esas compañías en la
carta conjunta, en la que destacaban que las revelaciones sobre los programas
secretos de la NSA para recopilar datos telefónicos y digitales de los
ciudadanos “resaltaron la necesidad urgente de reformar las prácticas de
vigilancia de los gobiernos en todo el mundo”.
El encuentro de hoy también ha servido para discutir con los ejecutivos
de importantes empresas del sector tecnológico el modo de mejorar el
funcionamiento de la página web HelathCare.gov, la página en la que deben
solicitar sus nuevos seguros médicos los ciudadanos debido la entrada en vigor
de la ley popularmente conocida como Obamacare. Ese sitio de internet ha tenido
serios problemas desde su puesta en marcha el pasado 1 de octubre y ha
significado un quebradero de cabeza para la Admninistración y ha dado munición
para los contrarios a la reforma sanitaria del presidente Obama.
A este respecto, la Casa Blanca anunciaba el nombramiento para hacerse
cargo de la página web de la reforma sanitaria del ejecutivo de Microsoft ya
retirado Kurt DelBene, alguien a quien el portavoz de Obama definió como
"el mejor preparado" para el cargo.
En una nota simpática, el pool de prensa de la Casa Blanca que sigue al
presidente pudo escuchar cómo Obama le preguntaba –medio en broma, medio en
serio- al cofundador y director ejecutivo de Netflix Reed Hastings si había
llevado al encuentro alguna copia de la segunda entrega de la exitosa serie
norteamericana House of Cards, que
exhibe con crudeza las luchas del poder político en Washington. Sobre su
protagonista, interpretado por Kevin Spacey, ficticio whip -una
especie de número dos- de la Cámara de Representantes movido por la venganza a
la hora de crecer en su carrera, el presidente dijo: "Este tipo desde
luego consigue que se hagan las cosas".
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