Majestuoso testimonio de un poder agostado

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viernes, 3 de mayo de 2013

México y EE UU acuerdan potenciar su integración económica



Obama acepta la nueva estrategia de seguridad del Gobierno de Peña Nieto.


ANTONIO CAÑO / LUIS PRADOS México 




Los presidentes Barack Obama y Enrique Peña Nieto sentaron este jueves, en su encuentro en Ciudad de México, las bases de una relación estratégica que buscará potenciar la integración económica entre ambos países con vistas a convertir a Norteamérica en un gran polo de influencia mundial. A ese fin, los mandatarios anunciaron la creación de un grupo de diálogo binacional de alto nivel, al que se sumará el vicepresidente Joe Biden, para explotar sus potencialidades y convertir a la región en la más competitiva del mundo. La primera reunión de ese grupo se celebrará en otoño.
En el frente de la seguridad y de la lucha contra el narcotráfico, Obama aceptó el cambio de estrategia del nuevo Gobierno mexicano, centrada en la reducción de violencia, pero sin aflojar el puño en el combate al crimen organizado. “Dos objetivos”, subrayó Peña Nieto, “que no se contraponen ni riñen entre sí”.
En una conferencia de prensa conjunta celebrada en el Palacio Nacional, en el Zócalo de la capital mexicana, Peña Nieto insistió en una nueva relación que “no esté centrada en solo tema”, como ha sido el de la seguridad en los últimos años, sino que ponga el énfasis en la “complementariedad económica” de los dos países, a partir del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) firmado hace ahora casi 20 años.
Obama recordó que el comercio anual entre las dos naciones supera los 500.000 millones de dólares y destacó la necesidad de avanzar en la integración económica para “competir juntos en el mercado mundial”. “Cuando un país prospera, también lo hace el otro”, destacó.
México se ha convertido en una prioridad para la Administración norteamericana. Siempre lo ha sido en términos de seguridad fronteriza e inmigración. Pero ahora lo es también como posible socio económico dentro de un reacomodo estratégico que incluye el desarrollo creciente de todo el continente y su apertura hacia el Pacífico.
México crece a un ritmo anual en torno al 4%, es uno de los principales centros de inversión internacional y posee todos los ingredientes –territorio, población, estabilidad política- para actuar como potencia emergente en el siglo XXI.
Este propósito compartido de mayor integración económica se llevará a cabo también en el campo de la educación, la innovación y en el impulso a la pequeña y mediana empresa.
La visita a México es la segunda, después de Israel, que el presidente de Estados Unidos hace al extranjero en su segundo mandato y la primera bajo la presidencia de Peña Nieto, cuya política aperturista y reformista ha cautivado la atención de Washington. Obama regaló los oídos de su homólogo y socio al manifestar su admiración por la “audacia” de la agenda de reformas estructurales emprendida por el jefe del Estado mexicano.
En cuanto a la cooperación en seguridad, Obama declaró su apoyo a la estrategia de reducción de la violencia anunciada por el Gobierno de México y reconoció su compromiso para “reducir la demanda de drogas” en EE UU así como “el flujo de armas” a través de la frontera. Peña Nieto agradeció los esfuerzos del presidente de EE UU a favor de un mayor control de armas en su país y reafirmó su intención de seguir combatiendo la introducción ilegal de armas en México compradas en el vecino del norte.
El presidente de México subrayó también que la cooperación en seguridad se institucionalizará por “canales claros y únicos”, con el fin de evitar la descoordinación habida durante el sexenio anterior entre las diferentes instancias del Gobierno mexicano y las distintas agencias de seguridad estadounidenses como la DEA, la CIA o el FBI. Este cambio había suscitado preocupación en EE UU cuyos agentes temen que su libertad de movimiento en territorio mexicano se vea restringida con la nueva Administración del PRI.
En el tercer tema central de las conversaciones entre los dos Gobiernos,la reforma migratoria que impulsa Washington para regularizar a 11 millones de emigrantes indocumentados, el 60% de ellos mexicanos, Obama se mostró optimista sobre su aprobación. “Nuestra frontera común es más segura que nunca. El número de intentos ilegales para cruzarla ha bajado mucho en los últimos tiempos. Soy optimista sobre la aprobación de la reforma y que EE UU, por tanto, siga siendo un país de inmigrantes”.
Como era inevitable, a Obama se le preguntó en la conferencia de prensa sobre una futura intervención norteamericana en el conflicto de Siria. El presidente de Estados Unidos afirmó que su Administración está “evaluando permanentemente la situación” y reveló que el régimen de Bachir el Asad “está recibiendo asistencia letal” por parte de otros países. Obama subrayó que su objetivo es favorecer “una transición que estabilice el país y que los sirios sean los que decidan su destino”.

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