Parece que por fin la
economía estadounidense está recuperándose en serio, ahora que la vivienda
empieza a repuntar y la creación de empleo supera el aumento de la población en
edad de trabajar. Pero la noticia es buena, no estupenda —tendrán que pasar
años hasta que recuperemos el pleno empleo— y se ha hecho mucho de rogar. ¿Por
qué se ha alargado tanto la recesión?
La respuesta —respaldada
por pruebas abrumadoras— es que esto es lo que suele pasar después de una
crisis financiera severa. Pero el equipo económico de Mitt Romney rechaza esas
pruebas. Y este rechazo a ultranza no augura nada bueno para la política si
Romney gana el mes que viene.
En cuanto a las pruebas:
el estudio más famoso es el de Carmen Reinhart y Kenneth Rogoff, de Harvard,
que han analizado crisis financieras anteriores y observado que este tipo de
crisis por lo general van seguidas por años de desempleo elevado y crecimiento
débil. Trabajos más recientes llevados a cabo por economistas en el Fondo
Monetario Internacional y otras instituciones han confirmado este análisis: las
crisis que se producen como consecuencia de una fuerte acumulación de deuda del
sector privado, desde el pánico de 1983 en Estados Unidos hasta la crisis
bancaria sueca de principios de la década de 1990, proyectan largas sombras en
el futuro de la economía. No había razón para creer que esta vez sería
diferente.
Esta no es una
racionalización a posteriori. El informe de Reinhart y Rogoff sobre las
secuelas fue publicado hace casi cuatro años. Y un buen número de economistas
más, yo entre ellos, han lanzado advertencias similares. A principios de 2008
ya señalé la diferencia entre las recesiones como la de 1973-1975 o la de
1981-1982, provocadas por unos tipos de interés elevados, y las recesiones
posmodernas producidas por las extralimitaciones del sector privado. E indiqué
que la recesión que entonces se iniciaba iría seguida de una recuperación sin
empleo prolongada que produciría la impresión de una recesión continua.
¿Por qué es lenta la
recuperación después de una crisis financiera? Las crisis financieras están
precedidas por burbujas del crédito; cuando esas burbujas estallan, muchas
familias y/o empresas se quedan con unos niveles elevados de deuda que les
obligan a reducir sus gastos. Esta reducción del gasto, a su vez, deprime la
economía en su conjunto.
Y la respuesta habitual
a la recesión —reducir los tipos de interés para fomentar el gasto— no es la
adecuada. Muchas familias no pueden sencillamente gastar más, y los tipos de
interés solo se pueden reducir hasta un punto, es decir, hasta cero, pero no
más.
¿Significa esto que no
puede hacerse nada para evitar una recesión prolongada después de la crisis
financiera? No, solo significa que no basta con limitarse a reducir los tipos
de interés. En concreto, lo que la economía necesita realmente después de una
crisis financiera es un aumento temporal del gasto público, para sostener el
empleo mientras el sector privado arregla sus balances de situación. Y el
Gobierno de Obama lo ha hecho en parte, suavizando la severidad de la crisis
financiera. Por desgracia, el estímulo era demasiado pequeño y también duró
demasiado poco, en parte debido a los errores de la Administración ,
pero sobre todo por la obstrucción de tierra quemada de los republicanos.
Lo cual nos lleva a la
política.
A lo largo de los
últimos meses, los asesores de la campaña de Romney han orquestado un furibundo
asalto contra la idea de que las recesiones causadas por crisis financieras son
diferentes. Por ejemplo, en julio, el exsenador Phil Gramm y R. Gelnn Hubbard, de
la Universidad
de Columbia, publicaron un artículo de opinión en el que afirmaban que
deberíamos experimentar una recuperación comparable al rebote tras la recesión
de 1981-1982, mientras que los asesores de Romney sostienen en un libro blanco
que lo único que está evitando que las cosas vayan viento en popa es la
incertidumbre creada por el presidente Obama.
Evidentemente, a los
republicanos les gusta afirmar que todo es culpa de Obama, y que si Romney sale
elegido, todo irá mejor por arte de magia. Pero nadie debería creerlos.
Para empezar, esta gente
tiene antecedentes: allá por 2008, cuando los estudiantes de historia serios ya
predecían una recesión prolongada, Gramm reprobaba a Estados Unidos por ser una
“nación de quejicas” que estaban experimentando una mera “recesión mental”.
Además, si Obama es el problema, ¿cómo es que a Estados Unidos le va en
realidad mejor que a la mayoría de los otros países avanzados?
Sin embargo, la cuestión
principal es que el equipo de Romney está distorsionando los hechos de una
manera deliberada y descarada, lo cual ha llevado a Reinhart y a Rogoff —que no
están afiliados a ninguna de las dos campañas— a protestar contra las “burdas
malinterpretaciones de los hechos”. Y esto debería preocuparles a ustedes.
Miren: la economía no es
una ciencia hasta el punto en que nos gustaría que fuera. Pero cuando hay
pruebas abrumadoras para una premisa económica —como las hay para la premisa de
que las recesiones causadas por crisis financiera son diferentes— tenemos el
derecho a esperar que los políticos y sus asesores respeten esas pruebas. De
otro modo, terminarán haciendo políticas basadas en fantasías en vez de
enfrentarse a la realidad.
Y una vez que los
políticos empiezan a negarse a reconocer hechos incómodos, ¿dónde pararán? Vamos,
que lo siguiente será que los republicanos se pongan a rechazar las pruebas
abrumadoras del cambio climático provocado por el hombre. Esperen si no.
Paul Krugman, premio Nobel 2008, es
profesor de Economía de la
Universidad de Princeton.
(c)
New York Times Service 2012.
Traducción de News Clips.
No hay comentarios:
Publicar un comentario