Majestuoso testimonio de un poder agostado

Majestuoso testimonio de un poder agostado

miércoles, 10 de octubre de 2012

El referéndum de Escocia será en 2014 y preguntará sí o no a la independencia


Londres y Edimburgo llegan a un acuerdo preliminar que implica una sola pregunta. Los independentistas aceptan que la consulta sea exclusivamente sobre sí o no a la secesión.

 

WALTER OPPENHEIMER Londres 

Los Gobiernos de Londres y Edimburgo han llegado a un acuerdo casi definitivo sobre el referéndum de independencia de Escocia. A falta de resolver los últimos flecos, se espera que el acuerdo sea sellado a principios de la semana en Edimburgo, quizás el mismo lunes, por el primer ministro británico, David Cameron, y el ministro principal escocés,Alex Salmond. Todos han cedido algo: Cameron, al aceptar que la consulta sea en 2014 y no de forma inmediata, como él quería; y, Salmond, al resignarse a que la consulta se ciña exclusivamente a una pegunta sobre la independencia, sin incluir una segunda opción de incrementar los poderes del Parlamento autónomo de Escocia.
No está claro si las dos partes se han puesto de acuerdo en torno a otro asunto controvertido: si pueden votar los mayores de 16 años, como quiere Salmond, o solo los mayores de 18 como defienden los conservadores británicos. Los escoceses dicen que serán ellos quienes decidan y los británicos aún aseguran que lo impedirán.
El preacuerdo, alcanzado tras varios meses de negociaciones entre el ministro británico para Escocia, Michael Moore, y la número dos del Gobierno escocés, Nicola Sturgeon, fue cerrado el lunes por la noche en una conversación telefónica entre ambos, que se reunirán para el visto bueno final el viernes que viene.
En síntesis, ese acuerdo de principio viene a reconocer que es Westminster quien tiene el poder legal de convocar la consulta y que autorizará al Parlamento de Holyrood a convocarla. Será luego el Parlamento escocés el que, con ese mandato, organice al referéndum. Eso significa decidir la fecha, el enunciado de la pregunta y también si podrán participar o no los escoceses que residen fuera de Escocia.
La fórmula acordada no solo tiene el meollo político de aceptar que la última palabra sobre el referéndum la tiene Londres, sino que viene a despejar uno de los fantasmas que se ceñían sobre la consulta si esta no tenía el visto bueno previo de Westminster: la posibilidad de que alguien la llevara a los tribunales.
Históricamente, los políticos británicos siempre han aceptado el derecho de los escoceses a pedir la secesión en referéndum, cuyos términos concretos tendrían que ser luego negociados con Westminster. La tranquilidad con la que una consulta independentista se veía en Londres se debía a que nadie pensaba que llegara a producirse nunca: el sistema electoral del Parlamento de Holyrood, con gran parte de los escaños cubiertos con un sistema proporcional, hacía impensable que el independentista Partido Nacional Escocés (SNP) lograra algún día la mayoría absoluta. Pero Alex Salmond consiguió primero una victoria de mínimos en 2007 que le permitió gobernar pero no convocar el referéndum, y se hizo en 2011 con la mayoría absoluta.
En ese momento cambió la posición de Londres, que se atribuyó el poder de convocar el referéndum. Pero la política británica, en general pragmática y con tendencia a aceptar las voluntades políticas expresadas a través del Parlamento, hizo que Downing Street comprendiera que un referéndum que contaba con el apoyo mayoritario del Parlamento de Escocia y de la opinión pública escocesa era inevitable. Lo que intentó Cameron fue robarle la iniciativa política. Y lo logró en gran medida al anunciar su disposición a negociar más poderes para Escocia y aceptar la convocatoria del referéndum con la condición de que fuera lo antes posible y que se ciñera a la cuestión de si Escocia ha de ser o no independiente. Al final, todos han cedido algo para alcanzar el acuerdo.
Aunque la celebración del referéndum cuenta con un gran apoyo popular, las posibilidades de que ganen los independentistas son escasas y van a la baja. Un sondeo de TNS MBRB para el diario Heraldpublicado el lunes otorga solo un 28% de votos a favor de la secesión (eran el 38% a principios de año) y un 53% a favor de que Escocia siga unida a Gran Bretaña (antes era el 44%).

No hay comentarios:

Publicar un comentario