Una
fundación privada financia la investigación más atrevida sobre universos
paralelos, extraterrestres inteligentes y el cosmos antes del Big Bang.
¿Cuál fue el estado más
primitivo del universo? ¿Es nuestro cosmos único o solo una parte de uno mucho
mayor? ¿Cuál es el origen de la complejidad? ¿Estamos solos en el universo, o
hay otras formas de vida y de inteligencia más allá del sistema solar? Con
estas ambiciosas preguntas fundamentales que para muchos van más allá de la
frontera de la ciencia y casi entran en el terreno de la ciencia ficción (la
frontera está en la verificación), la Fundación Templeton
ha retado a expertos de todo el mundo. No hay que olvidar que la labor de esta
fundación filantrópica británica ha sido cuestionada a menudo en la comunidad
científica por su enfoque religioso de cuestiones científicas (en 2012, el
Dalái Lama recibe el Premio Templeton), pero este año, con tres millones de
euros de subvención, atrae a especialistas de alto nivel.
La convocatoria de las
cuatro grandes preguntas ha seleccionado las mejores 20 propuestas por su
interés, calidad y oportunidad, señala la fundación, asignando a cada una de
las ideas elegidas cantidades de hasta 230.000 euros para los trabajos teóricos
y hasta 385.000 los experimentales, en dos años.
Se trata de apoyar la
investigación científica imaginativa, rigurosa y creativa, pero el reglamento
de la convocatoria excluye áreas de trabajo que se financian normalmente en los
programas convencionales de investigación, como las propiedades de la
misteriosa energía oscura del universo, la búsqueda de nuevos entes candidatos
a ser la materia oscura o las teorías dominantes de supercuerdas y de
gravitación cuántica, consideradas áreas de vanguardia de la física y la
cosmología actuales. La
Fundación Templeton quiere ir un poco más allá y los
científicos reciben de ella jugosas cantidades muy bienvenidas para su trabajo,
aunque tengan que desviar parte de su esfuerzo de su línea de investigación
formal.
“Puede que haya
civilizaciones tecnológicas que se comuniquen con sus sondas espaciales
distribuidas por toda la galaxia mediante haces láser, ya sean de luz visible o
de infrarrojo”, explica uno de los científicos seleccionados, Geoof Marcy,
experto mundial en la búsqueda de planetas extrasolares. “La luz láser”,
continúa, “puede ser detectada desde otra civilización avanzada porque toda su
potencia está concentrada en un fino haz y la luz es de un color, o frecuencia,
específico”. Marcy recibe 200.000 dólares (154.000 euros) de esta peculiar
convocatoria con un doble objetivo: por un lado, utilizará los grandes
telescopios Keck (en Hawai) para tomar mil espectros de luz de estrellas con
planetas y buscar esos haces de láser. Además, escarbará en los archivos de ese
observatorio buscando indicios de civilizaciones suficientemente avanzadas como
para haber construido enormes centrales eléctricas solares en órbita.
El físico teórico
Raphael Bouso, de la
Universidad de California en Berkeley (UCB), como Marcy,
recibirá 125.000 dólares (96.300 euros) en dos años, para indagar formas de
detección de otros universos distintos del nuestro y tratar de comprender cómo
serían esos multiversos. “Estamos dando los primeros pasos en esta teoría del
multiverso, pero es una propuesta plausible muy seria”, dice Bouso. En un
comunicado de la UCB ,
donde presenta a sus dos científicos seleccionados, señala, que son para
“explorar la frontera entre la ciencia y la ciencia ficción”.
El truco para que una
convocatoria de este tipo, tan peculiar, se centre en trabajos científicos y no
en meras ideas alocadas está en fijar los parámetros de trabajo. “Los
astrónomos tienen un buen conocimiento de cómo el universo ahora observable ha
evolucionado desde poco después del Big Bang. ¿Pero, qué pasó antes? Varias
ideas científicas y teorías de génesis cósmica se han propuesto en las últimas
décadas”, recuerda, por ejemplo, la presentación de la primera pregunta propuesta
a los científicos, la referente a los estadios primitivos del cosmos. “Aunque
la mayoría de estas teorías pueden considerarse estrictamente ejercicios
teóricos, los cosmólogos están planteando vías para probar algunas de ellas en
condiciones de baja energía”. Otra indicación es investigar si “la idea del
multiverso es meramente metafísica”, para acabar preguntando si algunas de
estas cuestiones estarán eternamente más allá del alcance de la ciencia.
Muchos científicos han
recogido el guante de estos retos. Parampreet Singh (Universidad de Luisiana)
recibirá la financiación Templeton para explorar la génesis del espacio-tiempo
utilizando supercomputadoras; David Spergel (Universidad de Princeton)
trabajará sobre el multiverso; Marcelo Gleiser (Dartmouth College) se dedicará
a la complejidad emergente en el origen del universo; el título del proyecto de
Lucianne Walkowicz (Universidad de Princeton) es Faros estelares, decodificación
de firmas de civilizaciones avanzadas en fotometría estelar de precisión, y
Jonathan I. Lunine (Universidad de Cornell) buscará vida en entornos exóticos
como test estricto de la ubicuidad cósmica de la vida. Son algunos de los
planes de trabajo seleccionados.
“Con estas asignaciones,
el programa quiere apoyar la investigación atrevida, innovadora con potencial
de expandir las fronteras y catalizar descubrimientos rompedores, así como
inspirar a los estudiantes para que persigan el conocimiento científico y
lleguen a ser pensadores originales sobre las grandes preguntas y visionarios”,
dice Donald York, profesor de Astronomía y Astrofísica en la Universidad de
Chicago, responsable de organizar este programa este año con ocasión del
centenario de John Templeton.
Además de los proyectos
de los científicos, el programa incluye una categoría para estudiantes: 21
reciben galardones (por un total de 200.000 dólares) por sus ensayos sobre dos
temas: ¿cuál es el origen de la complejidad en el universo? y ¿estamos solos en
el universo o hay otras formas de vida y de inteligencia más allá del sistema
solar? Las 20 propuestas científicas seleccionadas más los trabajos de los
estudiantes ganadores se presentan el viernes y sábado próximos en una
conferencia que se celebra en el Instituto Franklin de Filadelfia.
“La fijación humana con
la idea de los ovnis y los extraterrestres es una búsqueda de sentido, y de
esperanza en que, a través del discurso, el pensamiento y la cooperación entre
nuestra propia especie, podemos llegar a tener el placer de conversar con otra
diferente. Tal vez el aparente silencio de los cielos representa no la
ausencia, sino un reposado impulso hacia el pensamiento, el trabajo y la unidad
para encontrar las respuestas a las preguntas más difíciles por nosotros
mismos”, ha escrito Zequn Li, uno de los ganadores, con su ensayo Hablando a las estrellas.
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