Un grupo de presión que incluye a Microsoft, Apple
y Google inicia una campaña de lavado de imagen tras ser cómplices de las peticiones
del Gobierno.
YOLANDA MONGE Washington/EL PAÍS
Servidores de Google en Oklahoma. / CONNIE ZHOU (AP)
En una
campaña de lavado de imagen e intentando hacer contención de daños tras el
escándalo sobre el espionaje
norteamericano revelado
por el exanalista de la NSA (Agencia Nacional de Seguridad, siglas en inglés)
Edward Snowden, ocho prominentes compañías tecnológicas han unido sus fuerzas
para pedir al presidente y al Congreso de EE UU que establezcan nuevos límites
a la vigilancia que realiza el Gobierno sobre sus usuarios.
Rivales
en los negocios pero tratando de defender a quien, al fin y al cabo, son
quienes compran o utilizan sus servicios y se han sentido traicionados por el
uso dado a sus datos –que las compañías entregaron sin pudor a la NSA-, Google;
Microsoft; Apple; Yahoo; Facebook; Twitter; AOL y LinkedIn han decidido hablar
con una sola voz al presentar un plan para regular el
espionaje a través de
la red y pedir al Gobierno de EE UU que sea quien lidere el esfuerzo para que
el mundo siga el mismo ejemplo.
“El
equilibrio en muchos países se ha inclinado demasiado a favor del Estado y en
contra de los derechos de los individuos, derechos que están consagrados en
nuestra Constitución”, se lee en la carta abierta a Obama y el Congreso, que ha
sido publicada en forma de anuncio en varios periódicos nacionales por los
ejecutivos y fundadores de unas compañías que son importantes donantes de las
campañas electorales políticas y con profundos intereses en Washington.
El equilibrio en muchos países se ha inclinado demasiado a favor del
Estado y en contra de los derechos de los individuos, derechos que están
consagrados en nuestra Constitución”
La
Administración de Obama ya tiene abierta una revisión de los
procedimientos que sigue la NSA debido a la indignación que se
desató entre los consumidores tras las revelaciones hechas por Snowden la
pasada primavera. El presidente dijo la semana pasada en una entrevista en la
cadena MSNBC que “tras haber hecho una revisión independiente –con abogados,
expertos en libertades civiles, …-“ propondría que la NSA se contuviera en el
acceso a cierta información y que se iniciarán ciertas reformas para dar a los
ciudadanos una confianza que parecen haber perdido.
El tema
es cuando menos espinoso, ya que el modelo de negocio de esas empresas se basa
en tener conocimiento de los datos de sus consumidores, datos que a la vez son
anhelados por las agencias de espionaje, quienes hasta el momento han estado en
buena sintonía con las compañías de internet y han entregado al Gobierno la
información en su poder sobre sus usuarios cada vez que este se la ha
solicitado con la ley en la mano.
La
campaña propone restringir la capacidad de los Estados para pedir a las
empresas datos sobre sus usuarios, ya que se está dañando “la confianza” que
los clientes tienen en internet, lo que según un estudio citado por el diario The
New York Times podría
costar a la industria para el año 2016 hasta 180.000 millones de dólares en
perdidas, una cuarta parte de sus ganancias.
Las empresas no hacen ninguna promesa sobre
las propias prácticas de sus compañías, que sin dudad hasta el momento tampoco
han resultado beneficiosas para los usuarios, a los que han dejado al
descubierto al colaborar sin pudor con los Gobiernos
En la
carta abierta a Washington, los grandes tecnológicos también reclaman la
prohibición de la captación de datos en masa y “el reforzamiento de la
transparencia”, con la suspensión de los tribunales secretos que en la
actualidad son los que aprueban el espionaje digital. En la misiva, las
compañías insisten en que están luchando por la privacidad
de sus consumidores, ya
que esta ha sufrido un duro revés tras el caso Snowden. Todas y cada una de las
empresas antes citadas han tomado medidas legales, tecnológicas y de relaciones
públicas para asegurar a sus clientes que su información personal está a salvo
e intentar que sus marcas no se vean dañadas y pierdan volumen de negocio, que
es al fin y al cabo lo que las motiva.
“Creemos
con firmeza que las leyes y prácticas actuales deben de ser reformadas”, dice
la coalición en la página en la que presenta su iniciativa, sin que los
principios generales esbozados hagan mención específica a ningún país. Los
cinco principios en los que se basa la petición de los grandes tecnológicos
para regular las leyes de espionaje digital son: limitar la autoridad del
gobierno para recolectar información de los usuarios; la supervisión y
rendición de cuentas; la transparencia sobre las demandas del gobierno; el
respeto al libre flujo de la información y evitar conflictos entre gobiernos.
Sin
embargo, en esos principios no hay ninguna promesa sobre las propias prácticas
de las compañías de internet, que sin dudad hasta el momento tampoco han
resultado beneficiosas para los usuarios, a los que han dejado al descubierto al colaborar
abiertamente con los Gobiernos.
De la
petición a la Administración han quedado fuera las compañías de
telecomunicaciones, que desde hace tiempo practican el acuerdo no firmado de
entregar información sobre sus clientes así como obvian la transparencia a la
hora de hacer público que se les ha solicitado.
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