POR GUIDO BRASLAVSKY/clarín
Dijo que la protesta policial fue una “extorsión a la sociedad”. Pero no
se refirió a los muertos en los incidentes. La oposición le recriminó que no
suspendiera el festejo, a pesar del grave conflicto social.
Reaparición. Cristina habla en el
Museo del Bicentenario al celebrar el aniversario de la democracia. En primera
fila: De la Rúa y Rodríguez Saá, Alfonsín, Zaffaroni y Domínguez. / JUANO
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A pesar de los
muertos, los saqueos y de la tensión policial que no cedía en varias
provincias, Cristina Kirchner decidió seguir adelante ayer con la celebración por
los 30 años de democracia, donde todo estuvo preparado para su reaparición
frente al público masivo, sobre el cierre del festival en Plaza de Mayo. Un
rato antes, al hablar en el Museo del Bicentenario, la Presidenta se refirió
largamente al conflicto: “No son hechos que se producen por contagio, son de
una planificación y ejecución quirúrgica ”, definió,
convalidando la explicación de tipo conspirativa que blanden en estos días sus
funcionarios. Cristina expresó su solidaridad con los afectados, pero en
ningún momento aludió a los muertos y cientos de heridos.
Aunque por su
extensión a 17 provincias, muertes y daños a la propiedad, este conflicto es el
más grave de estos años, la Presidenta lo inscribió en línea con los sucesos
del Parque Indoamericano en 2010 y los saqueos de los dos últimos veranos,
siempre en diciembre. “No sólo es por contagio, tienen fecha precisa”, dijo con
ironía.
En este sentido
sostuvo que “hay instigación política de los que quieren ganar una elección
hablando de seguridad”. Sin dar nombres, pareció convalidar la acusación que
lanzó hace tres días el secretario de Justicia, Julián Alvarez, contra el ex
jefe policial y actual concejal de Lanús por el Frente Renovador que responde a
Sergio Massa, Salvador Baratta. El massismo tuvo la seguridad como uno de sus
ejes en la campaña. “Esas políticas han fracasado, la inclusión social y el
control civil (de las fuerzas de seguridad) es lo que garantiza la verdadera
seguridad de la ciudadanía”, aseguró Cristina.
Antes, la
conducción de la UCR; el jefe de Gobierno, Mauricio Macri, y la líder de la Coalición
Cívica, Elisa Carrió, entre otros referentes de la oposición, le recriminaron a
la Presidenta que no suspendiera los festejos en la Plaza, pese al grave conflicto
social.
La Presidenta llamó
a condenar “ la extorsión a una sociedad por parte de aquellos que
portan armas”, y acusó a las policías alzadas de “liberar
zonas”. Un discurso duro que contrasta con las negociaciones que llevan
adelante gobernadores K, que les aumentan los sueldos o prometen hacerlo,
buscando llegar a las Fiestas en paz.
En alusión a
encarar reformas democratizadoras, la Presidenta llamó a hacer “lo mismo” con
las fuerzas policiales que se hizo con las Fuerzas Armadas. Un párrafo muy
aplaudido, incluso por el cuestionado jefe del Ejército, el general César
Milani. En un acto donde ministros, gobernadores, y autoridades tuvieron todos
su sitial, a Milani y a los jefes de la Armada y la Fuerza Aérea los sentaron
entre funcionarios de menor rango.
La convocatoria por
los 30 años de la democracia fue un acto K en el que Cristina no se privó de
enumerar los “logros” de su gobierno. Homenajeó a Madres y Abuelas (los
pañuelos blancos poblaron la primera fila) y fue generosa en
el reconocimiento al ex presidente Raúl Alfonsín, cuyo gobierno abrió el camino
en 1983. Sólo dos ex presidentes aceptaron el inusual convite con el que la
Casa Rosada buscó darle tinte ecuménico al aniversario: Fernando de la Rúa, y
Adolfo Rodríguez Saá. Cristina ni los mencionó en público, aunque
los recibió unos minutos en su despacho antes de dirigirse todos al Museo.
Cuando terminó su discurso no saludó a sus invitados, esperó a que se
acercaran. A de la Rúa le dio la mano fríamente, mientras que el
puntano se llevó un beso cálido.
Una barra radical convivió con
grupos K y se dio el gusto de cantar por Alfonsín.
Evidencia de la
crisis en casi todas las provincias, hubo sólo tres gobernadores: Daniel
Scioli, Oscar Jorge (La Pampa) y Luis Beder Herrera (La Rioja, que cerró un
acuerdo con la policía días atrás).
Por ser el Día
Universal de los Derechos Humanos, se entregó el premio Azucena Villaflor
(fundadora de las Madres, secuestrada en 1977), esta vez a Joan Manuel Serrat,
que dialogó con Cristina por videoconferencia desde Barcelona.
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