Netanyahu dice que no se siente obligado a cumplir ese pacto.
Varios de sus ministros aseguran que las opciones siguen sobre la mesa.
DAVID
ALANDETE Jerusalén
Benjamín Netanyahu en el consejo de ministros de este domingo, 24/11/2013. /POOL (REUTERS)
Benjamín Netanyahu ha fracasado en su intento de evitar que Estados
Unidos y el resto de potencias mundiales firmen un acuerdo provisional con Irán para que
reduzca su enriquecimiento de uranio a cambio de un alivio de las sanciones
económicas internacionales. Israel ha quedado aislado de sus aliados
tradicionales, arrinconado como único país que se atreve a criticar con dureza
lo que Netanyahu ha tildado este domingo “no de acuerdo histórico, sino de
error histórico”. Irán podrá seguir enriqueciendo uranio, hasta el 5%, e Israel
mantiene su cálculo estratégico: con las instalaciones de las que dispone
ahora, y que no deberá destruir, Teherán podría lograr una bomba atómica en
cuestión de meses. “Israel no se siente obligado a cumplir este acuerdo”, ha
añadido el primer ministro, recordando su afirmación de días pasados de que
está dispuesto a defender a su país con los medios que considere adecuados.
El distanciamiento entre Netanyahu y la Casa Blanca alcanza nuevamente
cotas máximas. Atrás quedan aquellos días de 2012 en que Netanyahu presionaba a
Barack Obama para que aceptara unirse a un ataque preventivo a Irán, cuando el
primer ministro israelí acudió a la Asamblea General de Naciones Unidas con un
dibujo de una bomba a punto de explotar que empleó para advertir de que Teherán
podría tardar sólo semanas o meses en tener un arma nuclear desde el momento en
que decidiera hacerlo. La influencia de Netanyahu sobre este asunto
ha resultado ser nimia. Y aunque Obama y el jefe de la diplomacia norteamericana,
John Kerry, han internado calmar los ánimos en Israel, asegurando que no
permitirán nunca que Irán tenga una bomba nuclear, el primer ministro ha puesto
énfasis este domingo en que “Israel tiene el derecho y la obligación de
defenderse, solo, ante cualquier amenaza”.
“Hoy el mundo es un lugar mucho más peligroso porque el régimen más
peligroso del mundo ha dado un paso importante hacia la consecución del arma
más peligrosa del mundo”, dijo Netanyahu al inicio de su consejo de ministros.
“Por vez primera, las potencias mundiales han aceptado que Irán enriquezca
uranio ignorando las decisiones del Consejo de Seguridad de la ONU que ellos
mismos han liderado. Las sanciones que han tardado años en tener efecto son la
mejor oportunidad de llegar a una solución pacífica. Han renunciado a esas
sanciones a cambio de unas concesiones superficiales por parte de Irán que
pueden anularse en cuestión de semanas. Este acuerdo y lo que significa ponen
en peligro a muchos países, incluido, desde luego, Israel”.
No hay casi fisuras en el espectro político israelí. Los líderes en el
gobierno y la oposición creen que un Irán que no destruirá sus reactores y
podrá seguir enriqueciendo uranio aunque sea a bajos niveles supone una amenaza
existencial para su país. “Esto nos deja en una nueva realidad, a nosotros y a
los saudíes”, ha dicho en la radio pública el ministro de Exteriores Avigdor
Lieberman. “El Estado de Israel va a tener que efectuar una revaluación de la
situación. Necesitamos una revaluación. Por lo visto, vamos a tener que tomar
nuestras propias decisiones, cuando todas las opciones estén sobre la mesa”,
añadió. Varios altos funcionarios de Israel han dicho en pasadas semanas que
han mantenido contactos indirectos con sus homólogos en Arabia Saudí, que también
se oponen, de forma más discreta, al acuerdo firmado en la madrugada de este
domingo, a pesar de que ambos países no tienen relaciones diplomáticas.
“Si en cinco o seis años una maleta nuclear explota en Nueva York o
Madrid, será por el acuerdo que se firmó esta mañana”, dijo este domingo el
ministro de Economía y Asuntos Religiosos Naftalí Bennett. “Este mal acuerdo le
da a Irán exactamente lo que quería: una reducción de las sanciones y la
posibilidad de mantener las partes más importantes de su programa nuclear. Hay
mucho trabajo por delante, y vamos a seguir sopesando todas las posibilidades.
Pero es importante que el mundo sepa que Israel no se ve obligado a cumplir un
acuerdo que amenaza su misma existencia”.
Sólo el presidente de la nación, Simón Peres, marcó un
tono más conciliador con la Casa Blanca. En un comunicado, recordó que “el
éxito o fracaso de acuerdo se medirán por sus resultados, no por las palabras”.
“Israel, como el resto de la comunidad internacional, prefiere una solución
diplomática”, añadió. En 2012, cuando Netanyahu buscaba formar una coalición
con Estados Unidos para atacar a Irán antes de que lograra la capacidad de
disponer de armas nucleares, Peres se distanció de él y se convirtió en su
principal y casi única fuente de oposición interna.
La inteligencia occidental estima que Israel posee armas nucleares desde
finales de los años 60. Según sus líderes, a Irán no se le debe permitir
disponer de ellas por cuestiones de ideología. “Los líderes iraníes han llamado
repetidamente a la destrucción de Israel. Está en su ideología. No queremos ver
un nuevo holocausto”, dijo recientemente a este diario un alto funcionario
israelí bajo condición de anonimato.
Según varias estimaciones en Israel, Teherán podría revertir sin
problemas la ralentización de su programa de enriquecimiento de uranio y llegar
a poder hacer pruebas con armas nucleares en cuestión de meses. “Desde el
momento en que el régimen iraní decida buscar armas nucleares, podrá tardar
entre cuatro y seis meses en producir un artefacto explosivo nuclear y tal vez
efectuar una explosión nuclear de prueba”, asegura Efraim Asculai, experto en Irán
del Instituto de Estudios de Seguridad Nacional de Israel, que en el pasado
trabajó para el Organismo Internacional de la Energía Atómica. “Para producir
un arma nuclear como tal, creo que tardaría algo más de tiempo”.
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