Majestuoso testimonio de un poder agostado

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jueves, 30 de agosto de 2012

El presidente egipcio critica en Irán el “régimen opresivo” de Bachar el Asad


 

 

La delegación siria se retira ante las declaraciones del islamista Mohamed Morsi.

El presidente egipcio pide una "interferencia efectiva" en el conflicto de Siria.

 

ANA GARRALDA / AGENCIAS Jerusalén / Dubai 

El discurso del Presidente egipcio, Mohamed Morsi, ha irritado a los representantes del régimen de Bachar el Asad en el primer día de la 16ª Cumbre del Movimiento de Países no Alineados (MPNA), que ha arrancado este jueves en Irán, el gran aliado de Damasco. La delegación siria se retiró tras las declaraciones del nuevo presidente islamista de Egipto, que afirmó que es una "obligación ética" apoyar al pueblo sirio en su lucha contra el "régimen opresivo" de El Asad. Morsi era ya una de las estrellas de la cumbre por ser el primer dirigente egipcio en visitar Irán desde que ambos países rompieran sus relaciones diplomáticas tras la revolución islámica de 1979.
"El derramamiento de sangre en Siria es una responsabilidad de todos nosotros y debemos saber que no puede ser detenido sin una interferencia efectiva de todos nosotros", afirmó el mandatario egipcio, sentado junto al presidente iraní y principal aliado de El Asad, Mahmud Ahmadineyad. Morsi afirmó que Siria necesita una transición pacífica a una democracia y el fin del "régimen opresivo" actual. Los medios de comunicación iraníes no difundieron las declaraciones del presidente egipcio, según The New York Times.
Morsi, que hasta este jueves no se había manifestado abiertamente en favor de ninguno de los dos bandos del conflicto, acude a Teherán con una propuesta de paz para poner fin a la carnicería que está teniendo lugar en Siria, según la cual las cuatro potencias regionales –Irán, Turquía, Arabia Saudí y el propio Egipto– convocarían una conferencia de paz en la que comprometerían a las partes para acordar e implementar una tregua de tres meses. Durante este periodo los diplomáticos de las cuatro naciones trabajarían entre bastidores junto a sus respectivos interlocutores locales para desactivar la bomba de relojería en la que se ha convertido la guerra civil en el país vecino.

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Hacía tres décadas que Irán no brillaba tanto en la arena internacional. Con la celebración de la cumbre el régimen iraní quiere demostrarle al mundo que las sanciones económicas impuestas por Occidente no merman ni su capacidad organizativa ni de convocatoria, propias de la potencia regional que reclamar ser.
La asistencia a la cumbre del Secretario General de Naciones Unidas, Ban Ki-moon, también es vista como victoria diplomática por parte de los organizadores, ya no tanto porque el máximo representante de Naciones Unidas esté presente (suele asistir a las cumbres de países no alineados) sino porque ha decidido hacerlo a pesar de las fuertes presiones recibidas por parte de Estados Unidos e Israel, que consideran que su presencia multiplica la relevancia del encuentro, utilizado por Irán para demostrar que no está tan aislado.
Ban Ki-moon quiso, sin embargo, contentar a los países más críticos con su asistencia pidiéndole el miércoles al ayatolá Alí Jamenei que dé pasos concretos para demostrar que su programa nuclear es de carácter exclusivamente civil. El líder supremo de la revolución le ha respondido este jueves durante la sesión inaugural. “Irán no buscará jamás tener el arma atómica”, ha dicho Jamenei que, sin embargo, ha puntualizado que su país tampoco “renunciará jamás al derecho del pueblo iraní a utilizar la energía nuclear con fines pacíficos”
Durante tres días se darán cita los líderes o ministros de asuntos exteriores de 120 países, junto a observadores de otros 17. Atención especial merece la presencia de Arabia Saudí, Qatar o Bahréin, vecinos regionales de Irán que aprovecharán la ocasión para mostrarle la mejor cara a su gran rival regional mientras por detrás hacen acopio de armamento por temor a que se desate un nuevo conflicto en la zona.
Asimismo, el secretario general de la ONU solicitó, esta vez aludiendo a todos los Estados, que dejen de suministrar armas a Siria, uno de los temas que se abordarán durante la cumbre. Mientras, desde la sede de la organización en Nueva York, su portavoz Martin Nesirky condenaba los últimos ataques verbales de Irán hacia Israel como "ofensivos, inflamatorios e inaceptables".
Por su parte, Irán recibe la presidencia rotatoria de la organización del MPNA, que ejercerá durante los próximos tres años. Todo apunta a que intentará utilizarla para proyectar una imagen pacifista, asegurando que su programa nuclear tiene una finalidad exclusivamente civil y que no tiene intención de utilizarlo con fines militares. Incluso se ha rumoreado durante los días previos a la cumbre que las autoridades iraníes podrían invitar a una delegación de diplomáticos de los países participantes a visitar la base militar de Parchin, cercana a Teherán, en la que Irán presuntamente ha realizado experimentos de cara a un eventual uso militar de su material nuclear. No obstante, los servicios de inteligencia sospechan, en base a imágenes obtenidas por satélite, que habrían realizado una gran operación de limpieza para eliminar cualquier vestigio de radiación y así ocultar las pruebas practicadas.
De hecho, la celebración de la cumbre ha coincidido con la publicación de un informe interno del Organismo Internacional de la Energía Atómica (OIEA) en el cual se adelanta la creación de un grupo de trabajo ad hoc para el exhaustivo seguimiento y evaluación del programa nuclear iraní. Según el documento, dirigido a los Estados miembros del OIEA, Irán podría haber instalado 350 nuevas centrifugadoras en la central para enriquecimiento de uranio de Fordo, construida bajo tierra y protegida con varias capas de hormigón armado en las inmediaciones de la ciudad de Qom. Esta bunkerización de sus instalaciones nucleares es precisamente la que hace dudar de las verdaderas intenciones del programa nuclear iraní, que ha aplicado las lecciones aprendidas tras el bombardeo israelí del reactor nuclear iraquí de Osirak en 1981 y del sirio de Al Kibar en 2007.
Otra delegación que intentará utilizar su presencia para promocionar su propia agenda será la Palestina, que finalmente ha acudido encabezada por el presidente de la Autoridad Nacional Palestina, Mahmoud Abbas, quien aseguró que se retiraría de la sala si también se invitaba al primer ministro del Gobierno de Hamás en la franja de Gaza, Ismael Haniya.
De esta forma, Abbas quiso evitar a toda costa que se proyectara la división tanto física como política entre los dos territorios, y para ello reclamó su doble condición de presidente de la Organización para la Liberación de Palestina (OLP), que tradicionalmente se ha arrogado ser “el único legítimo representante del pueblo palestino”. Abbas intentará que la cumbre se convierta en una plataforma que apoye unánimemente su candidatura a ser declarado Estado “no-miembro” de Naciones Unidas en la próxima Asamblea General a celebrar en septiembre.
La celebración de la cumbre del MPNA ha sido muy criticada por el primer Ministro israelí, Benjamín Netanyahu, temeroso de que se convierta no solo en una plataforma para impulsar la candidatura Palestina, sino en un trampolín desde donde linchar políticamente a Israel después de que el ministro de Asuntos Exteriores iraní, Ali Akbar Salehi, propusiera en la jornada inaugural la creación de un tribunal para juzgar “los crímenes cometidos por el régimen sionista”.
Tras mantener una reunión con el ministro-presidente del land alemán de Baja Sajonia, David Mc Allister, que se encuentra de visita en Jerusalén, Netanyahu espetó a los Gobiernos participantes en Teherán que “no han aprendido las enseñanzas del Holocausto” e hizo una dura condena de los anfitriones , de los que dijo “cooperan con las matanzas acaecidas en Siria y llaman a la destrucción de los Estados Unidos y de Israel”.

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