GUERRA CIVIL EN SIRIA
La
comunidad internacional estudia burlar el veto ruso instando a la Asamblea General
de la ONU a
aprobar una resolución que avale ayudar a la población
La comunidad
internacional no deja de preguntarse cómo impedir que el presidente sirio,
Bachar el Asad, siga matando a civiles. Estudia cómosortear el veto de Rusia y China a una resolución, sometida el sábado
al Consejo de Seguridad de la ONU ,
que apretaba las tuercas al régimen sirio.
Los países concernidos
por la crisis siria son un hervidero en el que, a veces abiertamente y otras
con discreción, se debate sobre qué hacer para parar una guerra civil larvada
que se ha cobrado en Siria ya más de 6.000 muertos.
Ansiada por el grueso de
la oposición siria, agrupada en el Consejo
Nacional Sirio, y acariciada por Occidente, la iniciativa que se
baraja con más insistencia consiste en intentar soslayar al Consejo de
Seguridad recurriendo a la
Asamblea General , señalan varias fuentes diplomáticas
europeas.
Compuesto por 15
miembros —cinco de los cuales tienen derecho de veto— el Consejo es el máximo
órgano de la ONU. Sus
resoluciones son de obligado cumplimiento. En la Asamblea están, en
cambio, todos los países miembros (193) y pueden votar. Sus resoluciones no son
constrictivas.
La discusión transcurre
entre bambalinas, pero a veces aflora. Kevin Rudd, ministro de Asuntos Exteriores australiano,
expresó hoy su apoyo, ante el Parlamento, a una resolución de la Asamblea “fundamental
para demostrar la condena por la comunidad internacional de las matanzas de las
que se es testigo en Siria”.
La resolución iría, sin
embargo, más allá de la mera condena. Abriría la vía a la adopción de medidas
que pongan freno a la represión y alivien a la población civil que la padece.
“Daría un respaldo más moral que jurídico para actuar contra el dictador”,
señala Salam Kawakibi, director de investigación de la Iniciativa de Reforma
Árabe.
Las medidas podrían
consistir en el envío de ayuda humanitaria a la población, hasta ataques puntuales
contra unidades de elite del Ejército, pasando por la creación de una franja de
seguridad —probablemente a lo largo de la frontera turca— donde los civiles
puedan ponerse a salvo.
A ojos de los juristas hay
un precedente que
permite a la Asamblea
General burlar al Consejo. A instancias de EE UU, empeñado en
sortear el veto de la
Unión Soviética en la guerra de Corea, ya aprobó, en 1950,
una resolución, la 377, en la que constató “la carencia de unanimidad entre los
miembros permanentes” del Consejo que no pueden “ejercitar su responsabilidad
primaria de mantenimiento de la paz y seguridad (…)”.
Por abrumadora mayoría la Asamblea recomendó
entonces la adopción de medidas colectivas, “incluido el uso de la fuerza” para
hacer frente al agresor.
Los rusos son
conscientes de la maniobra en preparación para obviar su veto. Su embajador en la ONU , Vitaly Churkin, advirtió,
en una declaración a la web informativa Inner
City Press, que sería difícil obtener una resolución de la Asamblea porque el asunto
ya está en manos del Consejo de Seguridad.
Para coordinarse, para
promover esta iniciativa en la ONU ,
empieza a cuajar la idea, formulada por Berlín, París y Londres, de crear un “grupo de amigos” de Siria. En él llevarían la
voz cantante los árabes, sobre todo las monarquías del golfo Pérsico, y
Turquía. Ni que decir tiene que EE UU sería un elemento de peso.
Sin llamarlo “grupo”,
como hizo el ministro francés de Exteriores, Alain Juppé, su homólogo turco, Ahmet Davutoglu, formuló ayer la misma ideadurante
una entrevista con la televisión NTV. Davutoglu se dispone a viajar a
Washington desde donde podría anunciar la fundación del "grupo de
amigos"
Resaltó la necesidad de
organizar “a muy corto plazo” una conferencia con todos los países implicados
en la crisis Siria y, aunque no la mencionó, la oposición al régimen aún
bastante dividida. La conferencia sobre Somalia, convocada en Londres el 23 de
febrero, podría
ser ampliada a Siria, según Nick Robinson, corresponsal político de la BBC.
Hasta que se ponga en
marcha una nueva iniciativa diplomática, la Unión Europea va a
seguir intentando asfixiar al régimen sirio, pero sin expulsar a sus
embajadores. A finales de mes aprobará la duodécima batería de sanciones.
Afectarán al banco central sirio y prohibirán las importaciones de fosfato,
metales y piedras preciosas. Se debate también la suspensión de los vuelos
comerciales.
Es probable que, sin
quebrar el embargo de la venta de armas a Damasco, los servicios secretos de
varios países europeos estén ya entregando material de comunicaciones,
medicamentos etcétera al Ejército Sirio Libre (ESL) compuesto por desertores
que tratan de proteger a la población.
A juzgar por las armas
que entran a escondidas en Siria a través de sus fronteras con Jordania y Líbano
—la aduana libanesa intercepta algunos cargamentos—,el ESL dispone de otros
proveedores. Las sospechas apuntan a las monarquías del Golfo con Catar a la
cabeza.
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