MIAMI.- La reciente firma del acuerdo de comercio e
inversiones más grande del mundo -el Acuerdo de Asociación Transpacífico,
conocido por sus siglas en inglés TPP- pasó casi inadvertido en la mayoría de
los países, pero puede que haga cambiar el mapa comercial, y quizás hasta
político, del mundo.
Una de las razones por las cuales la firma del
acuerdo, el 4 de este mes en Nueva Zelanda, no estuvo en las primeras planas
fue que ni el presidente Obama ni los otros líderes de los países firmantes del
TPP asistieron al evento. En su lugar enviaron a sus ministros de Comercio.
Obama no quería llamar demasiado la atención sobre la firma del acuerdo en un
año electoral, cuando los aspirantes presidenciales de su propio Partido
Demócrata -Hillary Clinton y Bernie Sanders- están diciendo que se oponen al
Acuerdo Transpacífico.
Pero no hay que tomarse esa oposición muy en serio:
es la postura tradicional de los aspirantes presidenciales demócratas, apoyados
por sindicatos contrarios al libre comercio. Tanto Obama como el ex presidente
Bill Clinton cuestionaron los acuerdos de libre comercio cuando eran candidatos
y los apoyaron una vez que llegaron a presidentes. Con Hillary pasaría algo
similar.
De manera que el TPP, que ahora debe ser ratificado
por los congresos de los principales países firmantes, tiene una buena
oportunidad de ser aprobado por el Congreso estadounidense -después de mucho
pataleo- pasadas las elecciones de noviembre.
El tratado, de 12 países, incluye a Estados Unidos,
Japón, Australia, Nueva Zelanda, Singapur, Vietnam, Canadá, México, Perú y
Chile. En conjunto, los países del TPP representan casi el 40% de la economía
mundial.
El gobierno de Obama dice que el TPP hará aumentar
significativamente las exportaciones estadounidenses y que estará abierto a
otros países que quieran ingresar en el futuro.
En América latina, el tratado permitirá a México,
Perú y Chile tener un mayor acceso a los mercados asiáticos. Asimismo, en un
momento en que las inversiones extranjeras a América latina están cayendo por
la recesión de la región, el TPP permitirá a México, Chile y Perú atraer más
inversiones. Por ejemplo, una empresa mexicana que exporta piezas de
automóviles a Estados Unidos podrá ofrecerles a los inversionistas mayor
rentabilidad, ya que podrá exportar más productos para ser ensamblados en
Estados Unidos y luego exportados a países asiáticos del TPP.
Por el contrario, a menos que decidan unirse al TPP
en los próximos años, el acuerdo aislará aún más a Brasil, la Argentina,
Venezuela y otros países de América del Sur que no forman parte del tratado.
"El TPP no tiene como objetivo crear una
división en América latina, a pesar de que acentuará el contraste entre los
países miembros del TPP que siguen una estrategia de crecimiento basada en la
exportación y los modelos económicos más cerrados de países como Brasil y
Venezuela", dice Christopher Wilson, del Centro Internacional Woodrow
Wilson.
En otras palabras, aumentará la actual partición de
las Américas entre los países que buscan insertarse en la economía global y
exportar más productos manufacturados y de alta tecnología, y los que no tienen
acuerdos con bloques extrarregionales y básicamente se limitan a exportar
materias primas.
Mi opinión: como en un juego de la silla, el TPP
obligará a todos los países a encontrar un sitio en el nuevo mapa del comercio mundial.
Si no encuentran un sitio en alguno de los grandes bloques, se quedarán fuera
del juego.
La desaceleración económica de China hará cada vez
más difícil para varios países sudamericanos mantenerse fuera de los grandes
bloques extrarregionales. La idea de Brasil y Venezuela de que pueden prosperar
aumentando el comercio dentro de América del Sur -que representa apenas el 8%
del comercio mundial- es cada vez más absurda.
Y ahora que, con el TPP, habrá más países asiáticos
que van a poder exportar sin tarifas aduaneras al gigantesco mercado
estadounidense, habrá más necesidad que nunca de que todos los países -sean
miembros del TPP o no- sean más competitivos e innovadores.
Habrá tantos países con acuerdos comerciales que la
clave para el crecimiento será no sólo ampliar los mercados de exportación,
sino inventar nuevos productos para exportar.
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