Majestuoso testimonio de un poder agostado

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domingo, 27 de julio de 2014

Brasil: el crecimiento débil frena las chances de recuperación

ECONOMÍA POST MUNDIAL

A tres meses de las elecciones, crece el déficit de las cuentas públicas, cae la industria y la inflación sigue firme.

Por ANNABELLA QUIROGA
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 Preocupación. La economía condiciona la campaña electoral de Dilma.


La combinación 7 a 1 parece marcar este año el destino de Brasil. Por un lado está el fatídico resultado del partido contra Alemania, que le propinó a la torcida brasileña la peor paliza de su historia. Por el otro lado, aparecen los datos que definirán el recorrido de la política económica de 2014: inflación rozando el 7% y 1% de crecimiento del PBI. A tres meses de la elección presidencial que le abriría a la coalición comandada por el Partido de los Trabajadores su cuarto período consecutivo en el poder, la situación del país vecino está lejos de lo que el gobierno de Dilma Rousseff esperaba para el año mundialista. No sólo no hay hexacampeonato con el que levantar el ánimo de una población que viene subiendo la apuesta en cada protesta social, sino que los números no acompañan. Los cuatro años que Dilma lleva en el gobierno conforman un período de baja expansión económica.
A diferencia de la Argentina, Brasil no está en recesión, aunque enfrenta un proceso de desaceleración de la economía. En 2010, último año del gobierno de Lula da Silva, el país creció 7,9%. Al año siguiente, el PBI se expandió 3,4%, en 2012 bajó a 0,9%, repuntó a 3,5% el año pasado y se encamina al 1% este año, lejos del 2,5% que preveía el gobierno.
Si bien sigue el país vecino siendo la sexta economía del mundo, su rol se va desdibujando cuando se habla de industrialización. Un botón de muestra es lo que está pasando con el sector automotor. En el primer semestre de este año, México desplazó a Brasil y se convirtió en el mayor productor de autos de América Latina. En lo que va del año, las automotrices brasileñas fabricaron 1,56 millones de vehículos, 7,6% menos que en el mismo período del año anterior. El país azteca llegó a 1,59 millones de unidades, que implicaron un crecimiento de 7,4% en el mismo lapso. 
El retroceso de la producción brasileña refleja la caída de su propio mercado interno y también la del nuestro, ya que la Argentina es el principal destino de sus exportaciones automotrices. Mientras que hace cuatro semanas los analistas preveían que la industria crecería 0,96% este año, ahora esperan una retracción del sector de 0,67%.  Según refleja un informe del Banco Central de Brasil, los analistas del mercado financiero rebajaron por octava semana consecutiva la previsión de expansión del PBI para este año hasta llevarla a 0,97%. Y para 2015 prevén un alza de 1,5%. La estimación de inflación, en tanto, es de 6,44%.  Aunque visto con ojos argentinos el nivel de inflación parece bajo, en la administración brasileña lo siguen con preocupación, a tal punto que subieron la tasa de interés para intentar poner coto al alza de precios. “Por el lado monetario, Brasil se quedó con escasos márgenes para frenar el avance de los precios: la ronda de subidas de tasas desde abril de 2013 hasta abril de este año llevó a la tasa de referencia desde 7,25% hasta 11%”, explica Eliana Miranda, del IERAL. 
Pero esta medida habría sido insuficiente para anclar las expectativas inflacionarias, ya que el gobierno de Dilma sigue promoviendo una política fiscal expansiva. “Ahora la tasa de interés ya está muy alta y la economía está débil para aplicar nuevos incrementos de tasas”, sostiene Miranda.
Los problemas de la política fiscal quedan en evidencia al evaluar el déficit de cuenta corriente, que se duplicó en los últimos años. Cuando Lula dejó el gobierno, el rojo se ubicaba en 1,5% del PBI, mientras que hoy alcanza 3,6%.
“Brasil seguirá creciendo débilmente como consecuencia de sus inconsistencias fiscales”, sostiene Diego Giacomini, de Economía y Regiones. Para el analista, el país vecino se argentinizó. “Brasil está aplicando una política fiscal excesivamente expansiva que incumple su meta de superávit fiscal primario, que sólo es alcanzada con maquillaje contable. El exceso de gasto conduce a presiones inflacionarias que son sólo controladas con suba de tasas de interés que castigan la inversión y el nivel de actividad, aunque evitan una mayor depreciación”.
Al medir la eficacia del gasto público, las miradas apuntan a las inversiones que se hicieron para la organización del Mundial. Sólo en la construcción y remodelación de estadios se gastaron US$3.995 millones y para toda la Copa, los desembolsos fueron de US$13.600 millones. Con el 18,6% de los 200 millones de brasileños viviendo en la pobreza, el cuestionamiento principal de la población es que las mejoras prometidas en infraestructura quedaron a medio camino. Aun así, el país desembolsará otros US$16.600 millones para que Río de Janeiro esté en condiciones de albergar los Juegos Olímpicos de 2016.
Argentina en la mira Los vasos comunicantes entre los dos países hacen que el enfriamiento de Brasil pegue de lleno en la Argentina. De hecho, nuestras exportaciones hacia ese país cayeron 20,9% en el primer semestre. “Este resultado agrava la situación argentina, que acumula doce meses consecutivos de caídas interanuales de exportaciones”, apuntan desde la Cámara Argentina de Comercio.
Giacomini prevé que “nuestras exportaciones seguirán teniendo muy poco dinamismo y no podrán nutrir a la economía de los dólares que necesita”. Por la recesión local, las importaciones desde Brasil bajaron 20% en el primer semestre. Sin embargo, la relación bilateral sigue siendo deficitaria para la Argentina: el rojo es de US$384 millones, 26% menos que en los primeros seis meses de 2013. 

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