El humanista,
símbolo del compromiso intelectual y ciudadano y referente del movimiento
indignado, fallece a los 96 años en su casa de Madrid.
JAVIER RODRÍGUEZ MARCOS Madrid
Escritor, humanista y
economista, la voz de José Luis Sampedro, que saltó las barreras generacionales
para convertirse en estandarte del desencanto juvenil en España, se apagó el
domingo a los 96 años, en su casa de la calle Cea Bermúdez en Madrid. El
intelectual manifestó su deseo de morir como había vivido, sin estridencias,
sin ruido, sin actos de homenaje. Así, por su expreso deseo, la noticia de su
fallecimiento no se ha conocido hasta esta mañana. Quería "irse" de
"manera sencilla y sin publicidad", según su viuda Olga Lucas, con la
que se había casado en 2003 y gracias a la cual, decía el novelista
irónicamente, había encarado "la muerte con toda serenidad; ella hace que
mi moribundez sea muy satisfactoria". El escritor ha sido
incinerado esta mañana, ha confirmado su entorno. Sampedro es uno de los
referentes intelectuales y morales de los indignados del movimiento del 15-M,
un compromiso que popularizó enormemente su figura estos últimos años. No en
vano fue el presentador en España de otro nonagenario rebelde, Stéphane Hessel,
autor de ¡Indignaos!
"Hay dos tipos de economistas; los que trabajan para hacer más
ricos a los ricos y los que trabajamos para hacer menos pobres a los
pobres". El hombre que explicaba así su profesión tuvo como alumnos en la
universidad a futuros ministros de economía de la democracia como Miguel Boyer,
Carlos Solchaga, Pedro Solbes o Elena Salgado pero nunca cambió la influencia
de los despachos por el latido de la calle. Senador por designación real en
1977, Sampedro tenía en su apartamento de Mijas Costa (Málaga), donde pasaba
parte del invierno, una placa con la inscripción "Avenida de la
República".
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No obstante, la popularidad de Sampedro no es de ahora, creció como la
espuma cuando en 1985 publicó la novela La sonrisa etrusca. Miles
de lectores descubrió entonces a "un hombre humilde y errante". Con
esas palabras de Pío Baroja quiso definirse Sampedro cuando, en junio de 1991
ingreso en la Real Academia Española para ocupar el sillón F. Su discurso llevó
por título Desde la frontera y, eso, un hombre de frontera,
fue él toda su vida.
Aunque nació en Barcelona el 1 de febrero de 1917, vivió en Tánger
(Marruecos) hasta los 13 años. Luego pasaría por Soria y Aranjuez. Si la
primera ciudad supuso un viaje "a la Edad Media", la segunda fue
"un paraíso". En 1936, con el estallido de la Guerra Civil y mientras
trabajaba en Santander, fue movilizado por el ejército republicano. Un año más
tarde lo abandonó para sumarse al bando sublevado, al que se consideraba más
afín. Las atrocidades de la guerra le alejaron finalmente de ambos bandos.
"Quise ser jesuita a los 9 años y anarquista a los 19", solía decir.
Hijo de familia acomodada, hasta entonces se había limitado a estudiar y
aprobar unas oposiciones para funcionarios de aduanas. De su experiencia en la
guerra se nutrió su novela La sombra de los días (Alfaguara),
escrita en 1945 y publicada en los años noventa. “Fui miliciano hasta agosto
del treinta y siete, momento en que los nacionales tomaron Santander y me
tomaron a mí. Me convertí en soldado nacional y hasta el final, que resultó aún
peor que el inicio. Cuando llegaron los que yo suponía míos y empezaron a
fusilar a gente, fue cuando me di cuenta de que los que habían ganado no eran
los míos", se lee en Escribir es vivir, un libro compuesto en
2005 a partir de la transcripción de las charlas en torno a su obra que dos
años antes había impartido en la Universidad Internacional Menéndez Pelayo de
Santander, la misma ciudad que sirvió de escenario a aquel desengaño.
Octubre, octubre (1981), La sonrisa etrusca (1985), La
vieja sirena(1990), Real Sitio (1993) -su favorita-, El
amante lesbiano (2000),Escribir es vivir (2003), La
senda del drago (2006) y La ciencia y la vida(2008) son
algunos de los títulos de una obra que en 2001 fue reconocida con el Premio
Nacional de las Letras Españolas. A ellos había que añadir ensayos como Realidad
económica y análisis estructural (1959), Conciencia del
subdesarrollos (1973) o El mercado y la globalización (2002).
Esa doble dedicación a los números y a las letras estuvo presente en la
vida de José Luis Sampedro desde antiguo. Y a veces de forma, como poco,
extravagante. Así, durante la posguerra alternó su trabajo como asesor en el
ministerio de Comercio con la escritura bajo pseudónimo de obras de teatro para
espectáculos de revista. Como autor de ficción se estrenó públicamente en 1951
con Congreso en Estocolmo. Tenía 34 años y era la tercera novela
que escribía. Aquel libro surgió del viaje que en 1949 había hecho a un
encuentro de economistas en la ciudad del título. Años después, Sampedro aún
recordaba el contraste sideral entre España y Suecia en aquel tiempo. Para
hacerlo citaba con ironía la carta que le envió un lector escandinavo para
indicarle lo que consideraba un error de bulto: en la novela aparecía una
muchacha de 18 años que seguía siendo virgen. Con virgen sueca o sin ella,
aquella obra fue el aterrizaje en el terreno de la imaginación de un hombre que
nunca se resignó a dejar el mundo como lo había encontrado, de un humanista al
que solo la sordera de los últimos años consiguió aislar, aunque poco, de ese
injusto pero fascinante mundo del que no quería marcharse. Olga Lucas, su
viuda, ha explicado a la agencia Europa Press que el escritor había asumido con
naturalidad la muerte, "dentro de que no le apetecía morirse".
"Decía que tenía miedo a fallar, a no saber hacerlo con dignidad, pero no
tenía miedo a morirse", ha añadido.
Hasta el final fue un ser peculiar. "Nos dijo que quería beberse un
Campari, así que le hicimos un granizado de Campari", ha contado Lucas.
"Me miró y me dijo: 'Ahora empiezo a sentirme mejor. Muchas gracias a
todos'. Se durmió y al cabo de un rato su murió". A José Luis Sampedro,
recuerda Lucas, "le daba pavor el circo mediático en torno a la muerte de
los famosos". Por eso dejó escrito que solo debían anunciar su muerte
"cuando ya estuviera incinerado". Y así ha sido.
Principios prácticos de localización industrial (1957)
Realidad económica y análisis estructural (1959)
Las fuerzas económicas de nuestro tiempo (1967)
Conciencia del subdesarrollo (1973)
Inflación: una versión completa (1976)
El mercado y la globalización (2002)
Los mongoles en Bagdad (2003)
Sobre política, mercado y convivencia (2006)
Economía humanista. Algo más que cifras (2009)
El mercado y nosotros
NOVELA
Congreso en Estocolmo (1952)
El caballo desnudo (1970)
Octubre, octubre (1981)
El amante lesbiano (2000)
La senda del drago (2006)
Cuarteto para un solista (2011)
-escrita en colaboración con Olga Lucas-
CUENTO
Mar al fondo (1992)
Mientras la tierra gira (1993)
OTRAS OBRAS
Escribir es vivir (2005) -libro autobiográfico
escrito en colaboración con Olga Lucas-
La escritura necesaria (2006)
-ensayo-diálogo sobre su obra novelística y su vida. Edición y diálogo: Gloria
palacios. Ed.Siruela.
La ciencia y la vida (2008) -diálogo junto al
cardiólogo Valentín Fuster ordenado por Olga Lucas-
Reacciona (2011)
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