El
grupo islamista rompe su promesa y presenta candidato a las presidenciales.
Los Hermanos Musulmanes,
el más poderoso movimiento político en Egipto, ya controlan el Parlamento y la
asamblea encargada de redactar la nueva Constitución. Sin embargo, aún
consideran que no tienen los resortes de poder suficientes para aplicar su
programa político, por lo que la noche del sábado anunciaron que también competirán por el más alto cargo del país: la
presidencia. Y lo harán con uno de sus pesos pesados, Jairat al Shater, el número
dos de la
organización.
Si bien durante los
últimos días se había especulado con la posibilidad de que la organización
islamista presentara un candidato propio, la noticia causó estupefacción entre
observadores políticos y rivales. Incluso Sara, la hija de Al Shater, escribió
en Twitter: “Estoy en estado de shock... Que Dios nos ayude”.
Y es que horas antes,
algunos dirigentes de los Hermanos
Musulmanes como el exguía supremo Mohamed Mahdi Akef, habían
rechazado esta posibilidad, recordando la promesa realizada hace un año de no
concurrir a los comicios presidenciales, que se celebrarán los días 23 y 24 de
mayo.
En su sede de El Cairo, la Hermandad justificó su
controvertido cambio de postura en la falta de competencias del poder
legislativo. “Hemos visto que había obstáculos en el camino del Parlamento para
tomar las decisiones que sirvan para cumplir las demandas de la revolución. Por
eso hemos elegido el camino hacia la presidencia, no porque tengamos hambre de
poder”, dijo Mohamed Morsi, presidente de la marca electoral de la
organización, el Partido de la
Justicia y la
Libertad.
Sin embargo, sus
palabras no convencieron ni siquiera a algunos de sus correligionarios. Kamal
al Helbawy, exportavoz internacional, anunció su salida del movimiento por una
decisión que calificó de “corrupta y confusa”. La cuestión de a qué candidato
apoyar se había convertido en un quebradero de cabeza para la Hermandad , generando
fuertes disensiones en el seno de una organización caracterizada por su
cohesión y disciplina interna.
Entre los adversarios
políticos del grupo islamista se interpreta el movimiento como una muestra más
de su voluntad hegemónica. “Ellos tienen una tradición de romper pactos y
promesas. Su único objetivo es acaparar las máximas cuotas de poder”, afirma
Samer Soliman, profesor de Ciencias Políticas en la Universidad Americana
de El Cairo, y miembro destacado del Partido Social-Demócrata.
Tras conocerse la
candidatura de al-Shater, se especuló en la prensa egipcia sobre si tendría
capacidad legal para presentarse, pues pesaba sobre él una castigo de
inhabilitación para ocupar un cargo público a causa de una condena a siete años
de cárcel durante el régimen de Mubarak. A falta de confirmación oficial por
parte de las autoridades egipcias, el abogado de los Hermanos Musulmanes ha
asegurado que al-Shater fue perdonado por la Junta Militar.
La noticia se produce
cuando la Hermandad
tiene dos "batallas abiertas", una con la Junta Militar a
causa de su voluntad de reemplazar el Gobierno de Kamal Ganzouri, y la otra con
las fuerzas laicas por la composición del comité que se encargará de redactar la nueva Constitución.
En la primera sesión de la Asamblea Constituyente , celebrada el pasado
miércoles, se ausentaron una cuarta parte de sus miembros, tanto diputados como
representantes de la sociedad civil (ambos colectivos integran la comisión de
100 miembros al 50%), en protesta por el monopolio que ejercen las fuerzas
islamistas en el comité.
El presidente de la Junta Militar ,
Husein Tantaui, se reunió el jueves durante más de cinco horas con los partidos
con representación parlamentaria para mediar en la crisis. Como solución de
compromiso, los Hermanos Musulmanes aceptaron sustituir a 10 de sus miembros en
la Asamblea
Constituyente por personalidades o diputados laicos. No
obstante, varios partidos rechazaron la oferta, pues prefieren elegir de nuevo
a los 100 miembros de la
Constituyente. Con las negociaciones en punto muerto, y los
islamistas dispuestos a proceder sin el concurso de los laicos, los expertos
alertan que está seriamente amenazada la legitimidad de la nueva Carta Magna,
piedra angular de todo proceso de transición a la democracia.
No hay comentarios:
Publicar un comentario