Escuela Latinoamericana de Neuroeducación
EL CALAFATE.- "Si uno pusiera
a un cirujano de hace cien años en un quirófano de hoy, no sabría por dónde
empezar; en cambio, si uno trajera a la escuela a un profesor de hace un siglo,
la única diferencia que encontraría en el aula sería el color del
pizarrón."
La frase pertenece a Seymour
Papert, cofundador del Laboratorio de Inteligencia Artificial del MIT, pero el
psicólogo cognitivo Antonio Battro la recordó para subrayar que es imperioso
diseñar nuevas estrategias que permitan enseñar y aprender mejor. Fue durante
las sesiones de la
Segunda Escuela Latinoamericana de Neuroeducación, que reúne
hasta mañana en esta ciudad a 50 investigadores jóvenes de todo el mundo y a 30
de los científicos más reconocidos en el estudio de los engranajes del cerebro.
Las neurociencias ya ofrecen
algunos indicios de cómo hacerlo: combinar el juego dirigido con la instrucción
tradicional, tomar pruebas frecuentes y luego dar un feedback de aciertos y errores son algunos
de ellos.
Organizada por el Laboratorio de
Neurociencia Integrativa de la UBA ,
la Escuela
tiene una meta ambiciosa: tender puentes entre la ciencia y el aula. Aunque
algunos resultados son preliminares, distintos trabajos ya arrojan indicios
claros sobre qué caminos conviene tomar.
Una de las premisas al parecer
indiscutibles es la que enunció Kathryn Hirsh-Pasek, directora del Laboratorio
de Lenguaje Infantil de la
Universidad de Temple, Estados Unidos: "La forma en que
se enseña es tan importante como qué se enseña".
En los últimos años, Hirsh-Pasek
analizó la educación preescolar y comparó los resultados que arroja la
instrucción directa (la tradicional) el juego libre y el juego guiado.
La científica encontró que en un
ambiente de juego dirigido ( playful
learning ), los chicos
desarrollan más regulación emocional, se estresan menos y muestran menos
problemas conductuales. Por su parte, los que reciben instrucción dirigida
desarrollan menos confianza en sus propias capacidades y se sienten menos
motivados para ir a la escuela.
"El juego guiado reduce la
distracción; es como una lente que nos ayuda a dirigir la atención a lo que
queremos que aprendan -dijo Hirsh-Pasek-. Es decir, crea un escenario que
prepara a los chicos para el descubrimiento y la exploración. Pero también
demanda mucho más tiempo y esfuerzo de los maestros."
David Klahr, profesor de
Desarrollo Cognitivo y Educación en la Universidad
Carnegie-Mellon , Estados Unidos, especialista en desarrollo
del pensamiento científico, destacó que muchas veces se pasa por alto que ellos
llegan a la educación inicial equipados con razonamientos que les permiten
dilucidar relaciones de causalidad e interpretar evidencias.
"En el jardín de infantes
-explicó-, los chicos ya conocen la diferencia entre «saber» y
«adivinar»."
Klahr destacó la importancia de la
retroalimentación ( feedback) por parte del maestro. En
experimentos realizados en su laboratorio, durante los cuales entrenaron a dos
grupos de chicos con cinco problemas diarios (unos recibían una
"devolución" sobre sus errores y aciertos, y los otros, no), vieron
que siete meses más tarde sólo los primeros recordaban lo que habían aprendido.
Para el científico, el aprendizaje
a través del descubrimiento conduce a una mejor comprensión de los fenómenos y
procesos. Sin embargo, aclaró, "no debería dedicársele el 100% del tiempo de
clase; también se necesita la instrucción tradicional, aunque no en exceso,
porque les resulta más aburrida".
Estas y otras investigaciones
confirman que los chicos no llegan a la escuela como una pizarra en blanco. Es
más, el húngaro Gergely Csiba, profesor de psicología de la Universidad de Europa
Central, de Budapest, descubrió que los bebes ya nacen "programados"
para aprender de otros. "Mostramos que bebes de pocos meses buscan el
contacto visual y siguen los gestos [por ejemplo, cuando se les señala un
objeto], lo que sugiere que tratan de entender de qué les están hablando",
explicó.
A días de nacer, los bebes ya
pueden distinguir entre los fonemas ba y ga , contó Ghislaine
Dehaene-Lambertz, investigadora de la
Unidad de Neuroimágenes Cognitivas del Inserm, en París.
"Lo que sorprende es que los
bebes tienen mucha perseverancia para aprender a hablar, a caminar, pero
infortunadamente, cuando llegan a la escuela, ese apetito de aprender se pierde
-destacó-. Puede ser porque muchas veces, en lugar de alegrarse por los
triunfos del niño, los docentes se muestran insatisfechos. Los chicos son
curiosos, quieren tener éxito y, si no lo logran, el deber de los maestros es
encontrar por qué. Si uno alimenta las preguntas del niño, surgirán nuevos
interrogantes. Si uno lo recompensa, seguirá intentándolo."
Hal Pashler, profesor de
Psicología y Neurociencias en la
Universidad de California, en San Diego, se centró en
estudiantes universitarios y en un ingrediente fundamental del aprendizaje: el
olvido. Constató que volver a memorizar un mismo tema tras un pequeño intervalo
de tiempo no es más efectivo que hacerlo tras un tiempo largo. Según Pashler,
los mejores resultados se logran cuando el intervalo es de alrededor del 20%
del lapso en que se tomará la prueba; tomar pruebas frecuentes es mejor que
memorizar; los tests de mú ltiple choice son peores que los
de recordar y las pruebas asociadas con retroalimentación de los profesores
promueven la reconsolidación de la memoria.
Pero si en algo hubo coincidencia,
es en que no habría que dejar la educación sólo en manos de los maestros.
Contando los fines de semana, se calcula que los chicos pasan el 80% de su
tiempo fuera de la escuela.
CLAVES
·
El
juego dirigido es un componente fundamental del aprendizaje. Ayuda a "enfocar"
el interés de los chicos.
·
La
"receta" más efectiva es combinar la instrucción tradicional con el
aprendizaje por el descubrimiento.
·
La
"devolución" del maestro comentando errores y aciertos en los
ejercicios o exámenes mejora la comprensión y fijación de los conocimientos.
·
Para
memorizar datos, es mejor dejar un tiempo entre repeticiones. Lo muestran los
trabajos realizados con estudiantes universitarios.
·
Tomar
pruebas frecuentes es mejor que insistir en la memorización.
·
Los
exámenes asociados con el feedback del profesor ayudan a reconsolidar lo
aprendido.
·
Alimentar
las preguntas de los chicos y alegrarse cuando tienen éxito hará que perseveren
frente a la dificultad.
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