CRISIS POLÍTICA EN ALEMANIA
La
canciller quiere llegar a un acuerdo este fin de semana y proponer un candidato
de consenso para sustituir al dimitido jefe de Estado.
La deshonrosa caída del
presidente Christian Wulff, investigado por presunto cohecho y tráfico de
influencias, ha determinado la agenda del fin de semana en la Cancillería. La
democristiana Angela Merkel (CDU) tiene poco tiempo para evitar que su Gobierno
se tambalee mientras negocia con sus socios europeos una salida a la crisis
griega. Mañana lunes culminarán en la reunión del Eurogrupo en Bruselas varias
semanas de tensiones extremas, tanto fuera como dentro de Alemania. Las arduas
negociaciones con Grecia han subido de tono durante los últimos días, mientras
aumentaban las dudas respecto a un compromiso satisfactorio que mantenga a los
griegos en el euro. Fronteras adentro, los conservadores y los sectores
euroescépticos de la opinión y la política alemanas han emprendido una dura
ofensiva para forzar una solución radical que prescinda de Grecia o hasta del
euro. Merkel no se ha movido oficialmente del compromiso de preservar la Eurozona con 17 miembros.
Con las espadas en alto, lo último que puede convenirle es un culebrón
electoral o un enfrentamiento interno con sus socios liberales de coalición
para encontrar un sucesor a Wulff.
A la canciller le toca
aplicar su acreditada destreza de mediadora en terreno minado. Le va a hacer
falta. Primero, debido a su raquítica mayoría en la Asamblea Federal ,
un órgano conformado por los diputados del Bundestag y representantes de los
länder (Estados federados). Para que no se repita la agónica votación con la
que impuso a Wulff en 2010, Merkel necesitará el consenso con los dos
principales partidos de la oposición. La Ley Fundamental
alemana da un plazo de 30 días para reemplazar al presidente. Merkel no puede
arriesgarse a la pérdida de autoridad que acarrearía una derrota en la Asamblea. Lo
reconoció implícitamente media hora después de la renuncia de Wulff. Tras
despedirse con “respeto y profundo pesar”, Merkel mostró su disposición al
consenso con el Partido Socialdemócrata (SPD) y Los Verdes.
Pero no le bastará con
eso. Aún más importante es un acuerdo en su propia coalición de centro-derecha.
Sus socios liberales (FDP), hundidos en las encuestas, han optado últimamente
por mantener la paz en el Gobierno, pero si el candidato presidencial no es de
su gusto podrían desatar una seria crisis de Gobierno. Su situación desesperada
los convierte en un partido poco predecible. Podrían buscar apoyos
conservadores apostando por un enfrentamiento con SPD y Verdes que marcaría su
difuminado territorio político. O, quizá, enfrentarse a Merkel para pactar un
candidato con los partidos de la oposición. Una posibilidad en este sentido
sería Joachim Gauck, que fracasó ante Wulff en 2010 tras ponerle en serios
aprietos. Gauck era el candidato de SPD y Verdes, que ahora han vuelto a
ponerlo sobre la mesa como presidenciable.
Hoy sábado, Merkel se
reunió con los jefes de FDP y el partido hermano de la CDU en Baviera, la CSU. La busca de
candidatos apropiados empezó ya el viernes, apenas una hora después de la
salida de Wulff. Hoy han corrido los primeros rumores y salieron los primeros
desmentidos. La búsqueda seguía abierta anoche. Quieren que termine antes de
que empiece la semana griega.
La presidencia es un
cargo de representación formal del Estado sin atribuciones ejecutivas. Exige
tiento y un mínimo de ejemplaridad. El democristiano Wulff renunció al cargo el
viernes, sólo unas horas después de que la Fiscalía de Hannover solicitara al Parlamento
federal (Bundestag) que suspendiera su inmunidad para permitir una
investigación por presunto cohecho y tráfico de influencias en 2007 cuando era
primer ministro del land de Baja Sajonia.
Fue el último y más
grave de una larga serie de escándalos menores que empezó en diciembre. El
diario sensacionalista Bild, que hasta entonces había dado una cobertura
positiva a la carrera política y a la vida privada del presidente, reveló que
Wulff se había beneficiado años atrás de un préstamo ventajoso. Él intentó
evitar la publicación amenazando de “guerra” al diario más leído del país. Fue
tan torpe que dejó su bronca en el buzón de voz del director, que filtró la
grabación a otros medios. Wulff trató de enjuagarlo con una disculpa pública y
confió en que podría capear el temporal. La Fiscalía desbarató su plan al pedir la anulación
de su inmunidad el jueves.
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