Majestuoso testimonio de un poder agostado

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martes, 4 de octubre de 2011

La bajada del precio de la soja y el cobre mantiene en vilo a América Latina


La exportación de materias primas y productos agrícolas es un pilar del crecimiento.


SOLEDAD GALLEGO-DÍAZ Buenos Aires 

La caída del precio internacional de la soja y de algunos minerales, como el oro y el cobre, que se viene registrando en los últimos días, mantiene en vilo a América Latina. La exportación de soja y de minerales se ha convertido en uno de los principales pilares del crecimiento económico de países como Argentina, Uruguay, Chile o Perú, e incluso del poderoso Brasil, y la bajada de los precios de esas materias primas inquieta a los gobiernos que cuentan con esos ingresos para continuar sus políticas de desarrollo. “Tenemos capacidad para reaccionar”, declaró el presidente del Banco Central chileno, José de Gregorio, que admitió que las turbulencias externas están afectando a los mercados de materias primas y que la compleja situación internacional aporta ansiedad a los países exportadores.
En Argentina, el Gobierno se mantiene en silencio, aunque con un ojo muy atento a la marcha del mercado de la soja, del que depende una parte importante de sus ingresos anuales (las exportaciones tienen un 35% de retención fiscal). La soja, al que muchos llaman “el oro verde”, cotizó el jueves en el mercado de futuros de la Bolsa de Chicago entorno a los 449 dólares, un 16% menos de lo que cotizó a principios de este mes, y lejos de la cifra récord que alcanzó el pasado mes de agosto, cuando superó los 534 dólares. Las previsiones, según los analistas del sector, es que puede seguir bajando hasta unos 440 dólares.
Aun así, un precio en torno a los 450 dólares significaría una cosecha por valor de más de 23.000 millones de dólares, por encima de lo obtenido en 2010. La inquietud se debe a que las estimaciones, sobre una producción récord de unos 52 millones de toneladas, rondaban los 27.800 millones de dólares, una cifra que va a quedar lejos de la realidad.
La soja cotiza en el mercado de Chicago un 16% menos que a principios de mes

La entrada de dólares es imprescindible para que el gobierno argentino, todavía aislado de los mercados financieros internacionales, pueda ajustar el déficit y mantener reservas que le permitan controlar la cotización del dólar y la estabilidad del peso. Una bajada demasiado pronunciada en el precio de la soja produciría un claro desajuste de la balanza comercial. Ese temor explicaría, según algunos analistas, los últimos movimientos del Gobierno de Cristina Fernández de Kirchner, que está exigiendo a las grandes empresas que reduzcan importaciones o aumenten, en proporción equivalente, sus exportaciones.
En Chile, el temor está relacionado con la bajada del precio del cobre, su gran producto de exportación, que ayer retrocedió otro 6% en la Bolsa de Metales de Londres cotizando a 7.290 dólares la tonelada. Quiere decirse que acumula una caída del 25% respecto al máximo anual alcanzado en febrero pasado. El precio del cobre está relacionado con la débil recuperación económica de Estados Unidos y, sobre todo, con las menores tasas de desarrollo de China. Las previsiones económicas de Chile, aseguró el presidente del Banco Central, se mantienen, sin embargo, con respecto a la media de 2010, con una situación de estabilidad y una inflación en torno al 3,3%.
El oro, por su parte, que interesa especialmente en Perú y México, subió ayer ligeramente, hasta situarse en 1.624 dólares la onza, pero solo después de que la semana anterior experimentara una pronunciada caída del 9,3%.
El cobre acumula una caída del 25% desde el pico de febrero

El Fondo Monetario Internacional (FMI) rebajó en su último informe, el pasado día 20, sus previsiones para los precios de las materias primas y alimentos, aunque advirtió que el precario equilibrio que existe entre la oferta y la demanda podría también provocar algunos nuevos “picos”.
Los países de América Latina han sido los que mejor han aguantado la primera oleada de la crisis económico-financiera global y han seguido creciendo a buen ritmo gracias, en buena parte, precisamente al alto precio que han mantenido las materias primas y los alimentos. Una caída pronunciada podría comprometer, o al menos desacelerar, ese notable crecimiento.

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