El nuevo líder asume las riendas
de una comunidad inquieta ante el ascenso al poder del islamismo político.
Ricard
González El Cairo
En una solemne ceremonia celebrada en la catedral
de San Marcos, en el barrio cairota de Abbasiya, Tawadros II fue entronizado
nuevo patriarca de la Iglesia copta, la principal denominación cristiana de
Egipto. Tawadros II asume la dirección de la Iglesia en un difícil momento para
la comunidad copta, pues percibe su futuro amenazado a causa del ascenso al
poder del islamismo político.
Sin duda, el momento más emotivo de la misa fue
cuando a Tawadros II, sentado en el trono de San Marcos, fundador de la Iglesia
copta, le fue colocada la corona papal. Los miles de fieles que abarrotaban la
catedral estallaron en un largo aplauso. Otro momento sentido fue la plegaria
por las 51 víctimas mortales, la mayoría niños de entre 4 y 6 años, del
accidente de un autobús escolar que colisionó con un tren el día anterior en la
provincia de Assiut.
Finalmente, entre los asistentes no figuró el presidente Mohamed Morsi, que optó por enviar una
delegación de su Gobierno presidida por el primer ministro, Hisham Kandil, y
que incluía diversos ministros. También acudieron a la cita importantes
personalidades del mundo social y político del país, como el ex secretario de
la Liga Árabe, Amr Musa, o el Premio Nobel de la Paz, Mohamed el Baradei,
además de numerosos representates de países extranjeros.
Tawadros II, que cumplió 60 años el mismo día que
fue escogido patriarca, no realizó ningún sermón, sino que se limitó a leer un
breve comunicado. Nacido en el seno de una familia religiosa, y graduado en
Farmacia por la Universidad de Alexandría, el nuevo patriarca es visto como una
figura de talante dialogado, que apuesta por el diálogo para resolver los
intermitentes conflictos de carácter sectario que sacuden la sociedad egipcia.
El proceso de selección del nuevo patriarca, que
incluyó varias votaciones y la llamada “lotería del altar”, puso de manifiesto
el consenso existente entre la jerarquía eclesiástica, así como también entre
los coptos laícos, la necesidad de alejar a la Iglesia de la política. En los
40 años de liderazgo del anterior Papa copto, el carismático Shenuda III, la
Iglesia actuó a menudo como representante político de la comunidad, lo que
llevó a una estrecha relación con el régimen de Mubarak. De hecho, al inicio de
la revolución, Shenuda III instó a los coptos a no manifestarse, provocando un
movimiento de rebeldía entre los más jóvenes.
Sin embargo, ante situación de polarización del
panorama político y egipcio, y la trascendencia del proceso de redacción de la
nueva Constitución, no le será fácil para Tawadros II esta disociación de
religión y política. De hecho, horas antes de su entronización, todas las iglesias
cristianas acordaron retirarse de la Asamblea Constituyente, dominada por los
corrientes islamistas, y que se encuentra en la última fase de redacción de la
nueva Carta Magna. Se calcula que los cristianos representan alrededor de un
10% de los 85 millones de habitantes de Egipto.
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