Majestuoso testimonio de un poder agostado

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lunes, 17 de septiembre de 2012

La ola antijaponesa fuerza a las grandes empresas a cerrar en China


 

 

 

La crisis por la soberanía de unas islas dispara la violencia contra los intereses japoneses en varias ciudades chinas.

 

JOSE REINOSO Pekín 

El enconamiento de la disputa histórica que mantienen Japón y China por un grupo de islas en el mar de China oriental se ha agravado hasta tal punto en los últimos días que varias fábricas de compañías japonesas instaladas en la segunda economía del mundo se han visto obligadas a cesar temporalmente la actividad debido a los ataques sufridos y en previsión de posibles incidentes. El fabricante de aparatos electrónicos Panasonic ha asegurado que una de sus plantas ha sido saboteada por trabajadores chinos y permanecerá cerrada hasta este martes, aniversario del inicio de la ocupación en 1931 de partes de China por las fuerzas japonesas.
Canon, del mismo sector, paralizará la producción en tres de sus cuatro fábricas chinas hoy y el martes, preocupada por la seguridad de sus empleados, según informaciones de la prensa japonesa, mientras que la aerolínea Nippon Airways ha afirmado que se ha producido un aumento de la cancelación de vuelos desde China hacia Japón.

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Una ola de protestas antijaponesas se ha extendido por varias ciudades chinas en la última semana, a causa de la disputa que mantienen ambos países por el grupo de islas deshabitadas, que están controladas por Tokio. Las manifestaciones, registradas principalmente frente a las representaciones diplomáticas japonesas, han derivado en algunos casos en ataques violentos sobre conocidas compañías como las automovilísticas Toyota y Honda. Pero también han afectado a negocios y restaurantes japoneses, que, en algunos casos, son propiedad de ciudadanos chinos.
En Shanghai, donde existe una comunidad extranjera de unos 56.000 japoneses, un grupo de manifestantes expulsó el domingo a unos clientes japoneses de un restaurante que se encuentra cerca del consulado del Gobierno de Tokio. En Guangzhou (capital de la provincia de Guangdong), la policía ha afirmado que ha detenido a 11 personas por destrozar un coche de marca japonesa, escaparates y carteles de publicidad. Concesionarios de Toyota y Honda han sido incendiados en Qingdao, ciudad de la provincia costera de Shandong. Algunos propietarios de automóviles japoneses contaban el sábado en Pekín que habían decidido no utilizar el vehículo para evitar posibles problemas.
Los disturbios estallaron en numerosas ciudades el fin de semana, en respuesta a la decisión de Tokio, la semana pasada, de comprar tres de las islas en disputa al propietario japonés, nacionalizándolas de hecho. La medida provocó la ira del Gobierno chino, que, en respuesta, envió a la zona seis buques de vigilancia. Se cree que las aguas que rodean el archipiélago, conocido en japonés como Senkaku y en chino como Diaoyu, contienen importantes reservas de gas.
El enfrentamiento ha provocado uno de los peores brotes de sentimiento antijaponés en décadas, y amenaza con dañar seriamente las importantes relaciones económicas entre los dos vecinos. China es el mayor socio comercial del Japón, mientras que Japón es el tercero de China. Los intercambios bilaterales ascendieron a 342.900 millones de dólares (267.000 millones de euros) el año pasado, según cifras chinas.
El primer ministro de Japón, Yoshihiko Noda, que se ha reunido este lunes en Tokio con el secretario de Defensa estadounidense, Leon Panetta, ha instado a Pekín a que garantice la seguridad de sus nacionales, informa Reuters. Panetta, por su parte, ha afirmado que Washington mantiene las obligaciones recogidas en los tratados de seguridad con Japón -que incluyen las islas en disputa-, pero ha añadido que Estados Unidos no tomará partido en el enfrentamiento y espera que China y Japón “mantengan buenas relaciones y encuentren una forma de evitar que se produzca una mayor escalada” del conflicto.
El Gobierno de Pekín ha advertido hoy sobre las potenciales consecuencias de un incremento de las tensiones. El Diario del Pueblo –órgano oficial del Partido Comunista Chino- ha asegurado en su edición internacional que la economía japonesa podría sufrir gravemente durante 10 o 20 años si China decide imponer sanciones. “Cómo puede ser que Japón quiera otra década perdida, y esté incluso dispuesta a ir dos décadas atrás”, señala un editorial. China “siempre ha sido muy cauta sobre la posibilidad de jugar la carta económica. Pero si las luchas sobre la integridad territorial continúan, si Japón sigue con sus provocaciones, entonces China presentará batalla”. Las sanciones serían, sin embargo, un arma de doble filo, ya que tendrían consecuencias también sobre la economía china, dada la interdependencia de los dos países.
Tokio ha advertido a sus residentes en China sobre la posibilidad de que se produzcan grandes manifestaciones este martes. Muchos colegios japoneses por todo el país, incluidos Pekín y Shanghai, han cancelado clases esta semana.

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