Largas colas frente a las urnas en las primeras elecciones legislativas sin Mubarak en 30 años
El Ejército dice que no tolerará a los "alborotadores".
Los egipcios acuden de forma masiva a las urnas en la fase inicial de las primeras elecciones legislativas sin Hosni Mubarak en más de 30 años. La participación está siendo un éxito y por el momento reina la normalidad tanto en la plaza Tahrir, símbolo de las protestas, como en las inmediaciones de los centros electorales.
Hoy se eligen dos tercios de los representantes de la cámara baja (Asamblea del Pueblo) procedentes de listas cerradas. La composición de la Cámara alta o Shura se votará el próximo 29 de enero en listas abiertas. La decisión contenta así a los principales partidos políticos, que rechazaron la primera propuesta de la Junta militar de que la mitad de los representantes procediera de listas abiertas y la otra mitad de cerradas.
Largas colas y algunas irregularidades como la falta de papeletas, el reparto de propaganda electoral de algunos partidos o el retraso de los jueces de mesa son algunas de las irregularidades registradas por la Junta Electoral egipcia durante las primeras cuatro horas de voto en los comicios legislativos.
El presidente de la Comisión Electoral , Abdelmoaiz Ibrahim, ha pedido a quienes se sientan perjudicados por estas acciones que presenten denuncias. En varios colegios electorales de diferentes barrios de El Cairo, seguidores y militantes del movimiento islamista de los Hermanos Musulmanes entregaban folletos de su formación política, el Partido Libertad y Justicia (PLJ).
El tiempo de espera para entrar en los colegios electorales ronda las tres horas y una vez dentro en apenas 15 minutos los electores han depositado su voto. Las papeletas vienen preparadas para aquellos que no saben leer y utilizan símbolos que representan a cada una de las formaciones políticas.
Otras infracciones se produjeron en el colegio Samaya, del popular barrio de Bulaq, donde un niño repartía panfletos propagandísticos de un candidato independiente dentro del centro electoral.
Además, un funcionario presente en una de las mesas electorales metió varias papeletas en una de las urnas, y solo se detuvo cuando el juez, uno de los 9.500 magistrados que supervisan los comicios, le ordenó a gritos que parase.
La victoria de los Hermanos Musulmanes se considera segura. Son el partido más fuerte y mejor organizado, y su eficaz servicio de orden asegurará además que el electorado islamista acuda a las urnas sin riesgo de intimidaciones. Otros electores, simpatizantes de partidos laicos, liberales o izquierdistas, no dispondrán de esas garantías. Esa es la razón de que los Hermanos Musulmanes y su principal partido, Libertad y Justicia, hayan establecido un pacto tácito con la Junta Militar y se mantengan alejados de las protestas. Quieren elecciones, bajo cualquier circunstancia, porque tienen el control del futuro Parlamento casi al alcance de la mano. Luego ya verán.
"No queremos más islam que el que ya tenemos en la Constitución ; lo que deseamos es un Gobierno que nos dé estabilidad, mejora social y libertades", afirmaba ayer Mahmud Hussein, un estudiante de Derecho que participa en la protesta de Tahrir y que asegura que votaría al Wasat, un partido islamista de centro. El resultado electoral, en cualquier caso, aún está lejos. Hoy se abre un proceso abierto a todos los riesgos.
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