Majestuoso testimonio de un poder agostado

Majestuoso testimonio de un poder agostado

domingo, 27 de noviembre de 2016

Fidel Castro muere, el castrismo continúa

EL ÚLTIMO ICONO DEL SIGLO XX

El líder de la Revolución cubana fallece en La Habana a los 90 años y el Gobierno anuncia nueve días de homenajes.


DANIEL LOZANO / ÁNGEL TOMÁS GONZÁLEZ

La Habana/27/11/2016

Fidel Castro murió 10 años después de su primera 'muerte' dejando a la Humanidad una pregunta que para él ya estaba contestada, incluso antes de la gesta de Sierra Maestra: "Condenadme, no importa, la Historia me absolverá", uno de los alegatos de más calado político del siglo XX, con el que planteó su defensa en el juicio del asalto al Cuartel Moncada en 1953. "Con profundo dolor" comunicó Raúl Castro el fallecimiento a las 22.29 horas del viernes del "Comandante en jefe de la Revolución cubana".
Fidel Castro estuvo omnipresente en la vida de los cubanos desde que derrocara a Fulgencio Batista en el último día del año 1958. La cremación de sus restos dio inicio a los fastos funerarios, que se prolongarán hasta el domingo que viene con el entierro en el cementerio de Santa Ifigenia, en Santiago de Cuba. Una nueva "Caravana de la Libertad", otro de los símbolos revolucionarios, recorrerá durante cuatro días los 861 kilómetros que separan La Habana de la ciudad oriental.
Mañana y pasado el homenaje correrá a cargo de los habaneros, que preparan un acto masivo para el martes noche en la Plaza de la Revolución. Como ya sucediera durante la celebración de su 90 cumpleaños, la Revolución tirará la casa por la ventana con el culto exacerbado a su líder, como si su futuro dependiera del tamaño del mito.
En una Revolución construida a base de símbolos falleció el principal, tras semana y media de un hermetismo apabullante y sólo una sospecha en el aire de La Habana. Su desaire al evitar al primer ministro canadiense Justin Trudeau, hijo de uno de sus grandes amigos políticos, escondía una nueva recaída. Pero tantas veces anunciada, en esta ocasión el rumor no voló más allá de una ligera inquietud.
Sólo un día antes sí había recibido al líder vietnamita Tran Dai Quang, quien le regaló un cuadro del guerrero Fidel. En la fotografía distribuida a los medios, 'el Caballo', como le llamaban en Cuba, observa al Fidel de la pintura, casi sorprendido, rebosante de vida con su famoso uniforme verde oliva y con medio siglo menos. Desde que estuviera entre la vida y la muerte en 2006 y tras abandonar la presidencia de la República, La Habana se convirtió en una especie de 'Meca caribeña de las Ideas', a la que líderes políticos y dirigentes de la izquierda mundial y latinoamericana han acudido para conversar con el gurú Castro.
El Fidel poliédrico convertido en el símbolo de las gestas revolucionarias, un mismo personaje histórico clave del siglo XX, dictador sin escrúpulos y héroe antiimperialista; reformador social y verdugo de libertades.
"Podemos decir que la Historia le absolvió, pero también podemos decir: ¡Fidel, Comandante; misión cumplida!", clamó desde Caracas Nicolás Maduro, convencido de que su gran aliado "ha pasado a la inmortalidad".
Las condolencias se repitieron por medio mundo, incluidos amigos, enemigos históricos y hasta los neutrales. Porque si algo manejó con astucia Fidel durante su medio siglo de mando férreo en la isla fueron sus alianzas contra natura, incluida la del General Francisco Franco. A su muerte en 1975, La Habana decretó tres días de duelo.
"¡Hasta la victoria siempre!", gritó en su portada 'Granma', boletín oficial del Partido Comunista Cubano (PCC) que el propio Fidel manejó durante décadas, eligiendo unas noticias y censurando otras, entregado a sus primeras páginas como esos redactores jefes de toda la vida.
"Ha muerto Fidel Castro, que Dios le perdone, yo no", exclamaron las Damas de Blanco a través de sus redes sociales. «No está, se fue, hemos sobrevivido a Fidel Castro... La Historia dirá la última palabra. Pero mis nietos no escucharán sus interminables discursos», destacó la bloguera Yoani Sánchez.
La disidencia cubana no tiene ninguna duda sobre el juicio histórico. "Será recordado como un fracaso: fracasaron todas sus ansias de conquistas en África y en América Latina. Hay que sumar (también) el desastre de transformar a Cuba en uno de los países más pobres del Hemisferio Occidental al querer implantar un régimen al estilo soviético", protestó José Daniel Ferrer, líder de la Unión Patriótica de Cuba (Unpacu). "Nadie en la historia de este país ocasionó tanto daño al pueblo", añadió Antonio Rodiles, dirigente opositor de Todos Marchamos. Cuba vive una crisis tras otra, en esta ocasión afectada por la recesión económica de Venezuela y abatida por el éxodo constante de sus jóvenes.
El autócrata caribeño sumó 57 años en el poder, primero como presidente y después como líder en la sombra, con un peso político determinante sobre la Administración de su hermano. De aquí surge la gran paradoja: con la muerte de su hermano, Raúl puede dar rienda suelta a un mayor número de reformas que en muchas ocasiones su hermano frenó. Pero esto sucede cuando Barack Obama, coprotagonista del histórico deshielo entre Cuba y EEUU, ha iniciado la mudanza de la Casa Blanca para dejar paso a Donald Trump.
El magnate republicano anunció por Twitter la muerte del héroe de la Revolución: "Fidel Castro is dead!" ["Fidel Castro ha muerto"]. Obama, en cambio, insistió en las mismas claves que le acompañaron en su visita histórica de marzo a la mayor de las Antillas: "Extendemos nuestra mano amistosa al pueblo cubano".

Enfrentamiento EEUU y Cuba
El enfrentamiento entre EEUU y Cuba se inició cuando Fidel decidió comenzar de cero en el momento en el que la Revolución cubana asumió el poder en el año 1959. Y fue lo que hizo. Castro, en la década de los años 60 del pasado siglo, redujo a cero el modelo de capitalismo que había regido en la isla durante 57 años con la meta de crear una sociedad nueva donde el dinero no fuera la principal meta de la vida. Se llamó la 'Ofensiva Revolucionaria' y consistió en que Fidel con un solo discurso, la noche del 13 de marzo de 1968, clausuró los 58.012 negocios privados que representaban el último reducto de la economía privada en la isla. Eran bares, diminutos comercios de barrios, y puestos ambulantes de vendedores de bocadillos, helados y cafés.
Un año antes, en 1967, Castro le había declarado al politólogo francés K.S. Karol que "es absolutamente necesario desmitificar el dinero, y no rehabilitarlo".
El proceso de exterminar los nichos supervivientes del mercado local fue la medida aplicada con el propósito final de implantar una sociedad donde el dinero sería destronado de su protagonismo social y económico y sería sustituido por los valores morales. Por lo que el líder cubano, ante la muchedumbre que aplaudió en marzo de 1968 el linchamiento oral de la iniciativa privada, argumentó la muerte del mercado diciendo: "¿Vamos a construir el socialismo o vamos a construir puestos de venta al aire libre? No hicimos aquí una Revolución para establecer el derecho a comerciar. Esta revolución tuvo lugar en 1789 y aquella fue la era de la revolución burguesa, de los comerciantes, de los burgueses.
Esa noche se inició el tránsito hacia una sociedad apartada de la ley del mercado y los valores sociales de la burguesía a la puesta en práctica del 'fidelismo'. El pilar de su doctrina era que la sociedad cubana asumiera el rol protagónico de valores éticos con el fin de crear un "hombre nuevo" liberado de la meta de las posesiones de bienes materiales como símbolo del éxito personal.
El 'Che' Guevara fue el teólogo revolucionario del 'fidelismo' y quien, acuñó el concepto del "hombre nuevo". Con su temprana muerte guerrillera en el año 1967, Castro no sólo perdió a su teórico principal sino también a un significativo líder espiritual de la sociedad revolucionaria cubana. Ambos, además, compartían el objetivo idealista de que se podía llegar a abolir algún día el dinero como incentivo material y valor de cambio. Pero como raras veces la realidad obedece a la teoría, el "hombre nuevo" se estrelló contra "el hombre viejo" y el propio Castro en el año 1993, forzado por la crisis económica que padecía la isla, tuvo que restituir el mandato del dinero con la medida de despenalizar la tenencia y circulación del dólar, la moneda del enemigo.
Castro tenía auténtica devoción por el discurso oral y se apoderaba de la audiencia. Un público que dentro y fuera de la isla recibió con zozobra la noticia de su muerte, aunque la Revolución se preparó durante una década para este momento. Incluso el propio Fidel aprovechó el Congreso del Partido Comunista Cubano (PCC) en abril para despedirse de los suyos: "Tal vez sea de las últimas veces que hable en esta sala".
Uno de los grandes protagonistas de la Crisis de los Misiles de 1963 anunció ese día: "Pronto deberé cumplir 90 años. Nunca se me habría ocurrido tal idea y nunca fue fruto de un esfuerzo, fue capricho del azar. Pronto seré ya como todos los demás. A todos llegará nuestro turno". Un turno que no llegaba, protegido por los orishas, según los santeros locales. Durante décadas, pareció inmortal. Ni la CIA, ni la mafia de Chicago, ni los antirrevolucionarios pudieron con él, pese a las 634 operaciones, conspiraciones fallidas o magnicidios abortados que tanta envidia dieron a su gran amigo venezolano Hugo Chávez. Trajes de buzo contaminados, helados envenenados, bombardeo en las playas, puros habanos intoxicados, incluso granadas en vez de pelotas de béisbol construyeron una realidad que parecía ciencia ficción.
La poderosa imagen de Fidel Castro acompañó a los cubanos durante cuatro décadas y media, hasta que lastrado por la edad y debilitado por el "accidente de salud", forzó la sucesión en su hermano pequeño. Raúl, en cambio, ya ha anunciado lo que nunca hizo Fidel: dejará el poder en 2018.
"El gran problema que enfrenta ahora el castrismo es el tiempo", asegura el disidente Rodiles. La sucesión está abierta dentro de un régimen que mantiene el control de una sociedad que hace tiempo decidió escapar. Entre los aspirantes, en primera línea, un heredero de la familia: Alejandro Castro Espín, militar todopoderoso que sólo aparece en los momentos trascendentales, ya sea en la visita del presidente estadounidense como en las negociaciones con el ruso Vladimir Putin. El escritor cubano Norberto Fuentes, cercano a la familia Castro antes de exiliarse a Miami con la ayuda de Gabriel García Márquez, narró cómo el propio Fidel entrenaba a diario al primogénito de Raúl.
Y mientras tanto, un país cansado de esperar tiempos mejores. "El pueblo nuevamente se crecerá frente a las dificultades, sin el menor atisbo de derrotismo y plena confianza en su Revolución", alentó este verano el General de Ejército, como llaman a Raúl en los medios oficiales. El mismo que liberó de grilletes orwellianos a los cubanos, autorizando el libre acceso a los hoteles, permitiendo la compra de teléfonos móviles, la compraventa de coches y casas y, sobre todo, abriendo una ventana más amplia a la iniciativa privada. Pero el mismo presidente que sigue asfixiando a sus detractores y que no ha podido impedir que el país se enfrente a una nueva recesión económica.


No hay comentarios:

Publicar un comentario