Cuando David
Cameron se convirtió en primer ministro del Reino Unido y anunció sus planes de austeridad, creyendo a pies
juntillas en el hada de la confianza y en los vigilantes invisibles de los
bonos, se oyeron muchas alabanzas procedentes de ambos lados del Atlántico.
Los expertos en
Estados Unidos apremiaban al presidente Obama a que “hiciera como
Cameron”; la Gente Muy
Seria en todas partes brindaba por Cameron y George Osborne, el ministro de
Hacienda.
Ahora, Reino
Unido está oficialmente en una recesión doble, y ha logrado la extraordinaria
hazaña de que en esta ocasión le vaya peor que en la década de 1930.
Reino Unido
también es la única que ha optado libremente por la Gran Equivocación ,
puesto que no afrontaba ni la presión de los mercados de bonos ni las
condiciones impuestas por Berlín y Fráncfort.
Ahora, la
defensa que escucho a los apologistas de Cameron es que la austeridad en su
mayor parte ni siquiera ha hecho impacto todavía.
Pero no
es, que digamos, una buena defensa.
Recuerden
que la austeridad debía funcionar al inspirar confianza; pero ¿dónde está esa
confianza? Básicamente, el aspecto expansionista debería haber arrancado ya
puesto que a partir de aquí todo es contracción.
Huelga
decir que Cameron y Osborne insisten en que no van a cambiar de rumbo, lo que
quiere decir que Reino Unido seguirá en una espiral mortal de austeridad
contraproducente.
El
nuevo vudú
Cada
vez que pienso en que podríamos estar haciendo progresos frente a los
prejuicios y mitos que actualmente se hacen pasar por ideas juiciosas, surge
algo como el reciente editorial de Financial Times que reaviva mi desesperación.
El
editorial, publicado el 25 de abril y titulado 'Britain Faces Up to the Double-Dip Test?[Reino
Unido se enfrenta a la prueba de la doble recesión] es una respuesta a las
últimas malas noticias económicas de Reino Unido, las cuales según el autor no
constituyen una razón para replantearse las medidas. Este es su argumento
básico, en su totalidad: “Como era de esperar, Ed Miliband, el líder de la
oposición, empleó los datos para atacar a la coalición por ‘recortar demasiado,
demasiado rápido’. Pero esto no convence. No hay ninguna garantía de que a la
economía británica le estuviera yendo mucho mejor con una política fiscal más
expansionista. Y en contraposición a esto está el riesgo de que el bajo coste
del endeudamiento de Reino Unido aumente”.
Esto es
verdaderamente extraordinario, si nos paramos a pensar en ello un momento.
Es
verdad que no hay “ninguna garantía” de que a Reino Unido le estuviera yendo
mejor con menos austeridad; en la vida nada está garantizado. Después de todo,
mi taza de café podría convertirse de pronto en un bloque de hielo; ya saben
que la termodinámica no es más que estadística. Pero ahora hay pruebas
abrumadoras de que la política fiscal contractiva es contractiva, sobre todo a
juzgar por los resultados de la austeridad en Europa. Pero por alguna razón, el Financial
Times se siente capaz
de rechazar estas pruebas basándose en... ¿qué?
Y luego
está la afirmación de que la rentabilidad de los bonos podría aumentar. Bueno,
claro que sí, y también podría haber un brote de gripe, o lo que sea. Pero no
hay nada en la experiencia reciente que dé a entender que los países que tienen
su propia moneda corran el riesgo de ser atacados por los vigilantes de los
bonos; el tipo de los bonos a 10 años japoneses, después de más de una década
de advertencias de que la crisis de bonos estaba al caer, es del 0,91%.
Es más,
algunos economistas eminentemente respetables ahora sostienen convincentemente
que la austeridad en una economía profundamente deprimida bien podría ser
contraproducente, así que el poner fin a esa austeridad debería animar a los
inversores de bonos, en vez de preocuparlos.
De modo
que el argumento de Financial Times se reduce a la afirmación de que Gran
Bretaña debe seguir el mismo camino, no sea que el hada de la confianza la
abandone o que los vigilantes invisibles de los bonos la ataquen por error.
Y
quienquiera que haya escrito eso se considera una persona sensata y juiciosa.
Traducción de News Clips.
© 2012 New York Times.
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