Majestuoso testimonio de un poder agostado

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miércoles, 9 de mayo de 2012

El mal camino de los líderes británicos


Por:  | 07 de mayo de 2012


Cuando David Cameron se convirtió en primer ministro del Reino Unido y anunció sus planes de austeridad, creyendo a pies juntillas en el hada de la confianza y en los vigilantes invisibles de los bonos, se oyeron muchas alabanzas procedentes de ambos lados del Atlántico.
Los expertos en Estados Unidos apremiaban al presidente Obama a que “hiciera como Cameron”;  la Gente Muy Seria en todas partes brindaba por Cameron y George Osborne, el ministro de Hacienda.
Ahora, Reino Unido está oficialmente en una recesión doble, y ha logrado la extraordinaria hazaña de que en esta ocasión le vaya peor que en la década de 1930.
Reino Unido también es la única que ha optado libremente por la Gran Equivocación, puesto que no afrontaba ni la presión de los mercados de bonos ni las condiciones impuestas por Berlín y Fráncfort.
Ahora, la defensa que escucho a los apologistas de Cameron es que la austeridad en su mayor parte ni siquiera ha hecho impacto todavía.
Pero no es, que digamos, una buena defensa.
Recuerden que la austeridad debía funcionar al inspirar confianza; pero ¿dónde está esa confianza? Básicamente, el aspecto expansionista debería haber arrancado ya puesto que a partir de aquí todo es contracción.
Huelga decir que Cameron y Osborne insisten en que no van a cambiar de rumbo, lo que quiere decir que Reino Unido seguirá en una espiral mortal de austeridad contraproducente.
El nuevo vudú
Cada vez que pienso en que podríamos estar haciendo progresos frente a  los prejuicios y mitos que actualmente se hacen pasar por ideas juiciosas, surge algo como el reciente editorial de Financial Times que reaviva mi desesperación.
El editorial, publicado el 25 de abril y titulado 'Britain Faces Up to the Double-Dip Test?[Reino Unido se enfrenta a la prueba de la doble recesión] es una respuesta a las últimas malas noticias económicas de Reino Unido, las cuales según el autor no constituyen una razón para replantearse las medidas. Este es su argumento básico, en su totalidad: “Como era de esperar, Ed Miliband, el líder de la oposición, empleó los datos para atacar a la coalición por ‘recortar demasiado, demasiado rápido’. Pero esto no convence. No hay ninguna garantía de que a la economía británica le estuviera yendo mucho mejor con una política fiscal más expansionista. Y en contraposición a esto está el riesgo de que el bajo coste del endeudamiento de Reino Unido aumente”.
Esto es verdaderamente extraordinario, si nos paramos a pensar en ello un momento.
Es verdad que no hay “ninguna garantía” de que a Reino Unido le estuviera yendo mejor con menos austeridad; en la vida nada está garantizado. Después de todo, mi taza de café podría convertirse de pronto en un bloque de hielo; ya saben que la termodinámica no es más que estadística. Pero ahora hay pruebas abrumadoras de que la política fiscal contractiva es contractiva, sobre todo a juzgar por los resultados de la austeridad en Europa. Pero por alguna razón, el Financial Times se siente capaz de rechazar estas pruebas basándose en... ¿qué?
Y luego está la afirmación de que la rentabilidad de los bonos podría aumentar. Bueno, claro que sí, y también podría haber un brote de gripe, o lo que sea. Pero no hay nada en la experiencia reciente que dé a entender que los países que tienen su propia moneda corran el riesgo de ser atacados por los vigilantes de los bonos; el tipo de los bonos a 10 años japoneses, después de más de una década de advertencias de que la crisis de bonos estaba al caer, es del 0,91%.
Es más, algunos economistas eminentemente respetables ahora sostienen convincentemente que la austeridad en una economía profundamente deprimida bien podría ser contraproducente, así que el poner fin a esa austeridad debería animar a los inversores de bonos, en vez de preocuparlos.
De modo que el argumento de Financial Times se reduce a la afirmación de que Gran Bretaña debe seguir el mismo camino, no sea que el hada de la confianza la abandone o que los vigilantes invisibles de los bonos la ataquen por error.
Y quienquiera que haya escrito eso se considera una persona sensata y juiciosa.

Traducción de News Clips.
© 2012 New York Times.

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