Con
más de la mitad de los municipios escrutados, los laboristas recuperan ciudades
estratégicas como Birmingham o Cardiff.
Los laboristas han
obtenido una resonante victoria en las elecciones municipales de ayer en Reino
Unido, en las que los electores han propinado un fuerte voto de castigo a la
coalición de conservadores y liberales demócratas que encabeza el primer
ministro David
Cameron. Según la proyección de voto de la BBC –no hay un recuento nacional de votos
en las municipales británicas– los laboristas han obtenido el 39% de los votos,
los conservadores el 31% y los liberales el 16%.
Escrutados 99 de los 181
municipios en los que se celebraban comicios, los laboristas han conseguido el
control en 50 (22 más que hasta ahora), los tories 27
(11 menos) y los liberales en tres (uno menos). En términos de concejales, los
laboristas han obtenido 1.123 (un espectacular incremento de 470 que hace
pensar que en total superarán o rozarán el incremento de 750 concejales que los
analistas les atribuían en el mejor de los casos), los conservadores 581(una
caída de 279) y los liberales 213 (con una caída de 129 concejales).
Los laboristas han
recuperado el control de Birmingham, la segunda ciudad de Inglaterra por
población, de Cardiff, capital de Gales, y de otros municipios importantes como
Southampton, Thurrock, Harlow, Norwich, Great Yarmouth y Chorley. Y han ganado
también las primeras elecciones para alcalde directo en Liverpool.
Aunque siempre influyen
factores locales en unas elecciones municipales y es tradicional que el
Gobierno sufra un fuerte castigo electoral a mitad de la legislatura, el
calibre de ese castigo en esta ocasión hace pensar que la coalición se ha
desgastado profundamente en sus dos primeros años de gestión y que los votantes
están muy descontentos con las políticas de ajuste del Gobierno de Cameron.
Para los laboristas es
especialmente reconfortante el indicio de que han empezado a recuperar el voto
entre las clases medias del sudeste de Inglaterra, en las que Tony Blair basó
sus éxitos electorales y que abandonaron al laborismo en las dos últimas
elecciones generales.
Sin embargo, es todavía
temprano para augurar un retorno del laborismo al poder en las elecciones de
2015. No solo porque falta una eternidad en términos electorales y porque es
tradicional el castigo al Gobierno en las municipales, sino porque la baja
participación (poco más del 30%) da a entender que muchos votantes naturales de
los partidos en el Gobierno pueden haber decidido castigarles con su abstención
en un día de importancia menor en términos de política nacional. Los
laboristas, además, no parecen haber alcanzado la barrera del 40% del voto que
les garantiza la mayoría absoluta en unas generales.
Los tories confían en compensar estos malos
resultados con un triunfo en las importantes elecciones por la alcaldía de
Londres. Los sondeos pre-electorales auguran un triunfo para el alcalde
saliente, el conservador Boris Johnson, frente a su antecesor, el
veterano laborista Ken Livingstone. El recuento en Londres no empieza hasta
esta mañana, al igual que ocurre en los municipios escoceses.
David Cameron se ha
llevado también un revés en su intento de extender la elección de alcaldes
directos en otras grandes ciudades. Los votantes han rechazado esa opción en
los referéndum celebrados en Manchester, Nottingham, Bradford y Coventry.
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