EL PAÍS/EL CONFLICTO EN SIRIA
Moscú considera
"inaceptable" un borrador de resolución promovido por países
occidentales y árabes que recoge recomendaciones de la Liga Árabe.
El choque diplomático
sigue vivo en el Consejo de Seguridad sobre la manera de hacer frente a la ola
de represión en Siria. El órgano de las Naciones Unidas encargado de velar por
la paz tiene previsto celebrar este viernes por la tarde (noche en España) en
Nueva York una reunión a puerta cerrada para tratar los términos de un nuevo
borrador de resolución ante la violencia en el país y la brutal represión de
Bachar el Asad. Rusia, el único aliado
sin complejos que le queda a la dictadura siria, ya ha dicho de antemano que no
aceptará la imposición de sanciones. Mientras tanto, el secretario general de la ONU , Ban Ki-Moon, ha pedido
desde Davos que se actúe con "coherencia" y ha señalado que hay que
"ayudar a las personas que han salido a la calle para pedir
democracia".
El nuevo documento que
está sobre la mesa pide esencialmente a todos los países que adopten sanciones
similares contra el régimen de El Asad a las impuestas por los 22 miembros de la Liga Árabe, como medida de
presión para que se ponga fin a la violencia contra civiles y se libere a los
presos políticos. La Liga
Árabe tiene una misión de observación en el país cuya capacidad ha sido puesta
en duda.
El borrador "no
contiene ni una sola consideración hacia nuestra postura" e ignora
"aspectos fundamentales para nosotros", declaró el viceministro de
Asuntos Exteriores, Gennady Gatilov, citado por la agencia Itar-Tass. Gatilov
detalló que su país se niega a apoyar cualquier resolución que pida la dimisión
de El Asad. "Cualquier decisión sobre el futuro de Siria debe hacerse
durante el proceso político sin condiciones previas, y la petición de dimisión
de El Asad es una condición previa", dijo Gatilov.
"No podemos apoyar
una llamada a la salida de El Asad en ninguna resolución del Consejo",
afirmó, aunque en sus declaraciones no llega a decir que Rusia vaya a ejercer
el veto sobre esta resolución.
Francia, que lidera las
negociaciones por parte de los países occidentales, apoya plenamente el plan de
la Liga Árabe
para resolver la crisis, incluida su componente política. Pero al mismo tiempo
que se negocia la resolución, crecen las dudas sobre la misión de la Liga Árabe, a la vista de la
falta de compromiso del régimen sirio con la propuesta y el continuo
derramamiento de sangre.
El encuentro del Consejo
de Seguridad se celebra además días antes de que el secretario general de la Liga Árabe, Nabil el-Araby, y
el primer ministro de Catar, Sheik Hamad bin Jassim al-Thani, acudan a la ONU para tratar la cuestión
siria. La última estimación del organismo habla de más de 5.000 personas
muertas desde el inicio de la escalada de violencia en marzo.
Las consultas de esta
tarde se celebran a petición de Marruecos, el representante de los países
árabes en el órgano de la ONU.
La intención es presentar el texto redactado por Alemania,
Francia y Reino Unido, apoyado por Marruecos y Catar, a los 15 miembros con la
intención de votarlo a lo largo de la semana próxima, coincidiendo con la
visita de los dos mandatarios árabes.
Para que la nueva
versión de la resolución pueda ser adoptada en los nuevos términos, necesitaría
contar con el apoyo primero de los cinco países con derecho a veto en el
Consejo de Seguridad (China, Estados Unidos, Francia, Reino Unido y Rusia). Y
no es el caso en este momento, a pesar de la apertura de mano de la delegación
ruso y la china, principales aliados de Damasco.
Rusia y China ya usaron
el veto en octubre para bloquear una
resolución propuesta
por los países europeos en el Consejo de Seguridad. Como alternativa, Moscú propuso unos
meses después un texto alternativo, que se apoyaba esencialmente en la
declaración presidencial adoptada en verano. Washington, París y Londres
agradecieron el gesto pero la consideraron desequilibrada.
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