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París pide cláusulas de salvaguarda para restablecer controles fronterizos, tras la llegada a Italia de miles de inmigrantes procedentes de los países norteafricanos
ANA TERUEL - París -
París y Roma han acordado impulsar la revisión del acuerdo de Schengen, que permite la libre circulación de ciudadanos en la Unión Europea. "Hay que reformar Schengen", ha subrayado el presidente de Francia, Nicolas Sarkozy, junto al primer ministro italiano, Silvio Berlusconi, en la rueda de prensa tras la cumbre franco-italiana celebrada esta mañana en Roma para abordar la cuestión de la llegada de miles de inmigrantes del norte de África a las fronteras italianas y francesas. Berlusconi, que ha subrayado que la reforma del tratado se debe a las "excepcionales circunstancias actuales", ha añadido que ambos países han acordado además pedir una "mayor solidaridad" a sus socios comunitarios para hacer frente a la crisis migratoria.
Los dos mandatarios se han mostrado partidarios de revisar Shengen. "Queremos que Schengen continúe, pero para que continúe es necesario que sea reformado" ha subrayado Sarkozy, y ha añadido que junto a la reforma del acuerdo es partidario de reforzar la agencia de fronteras de la UE, Frontex. "Creemos en Schengen, por eso creemos en una reforma profunda del acuerdo", ha agregado el dirigente francés, que ha insistido en que Francia es el país que más refugiados tunecinos ha acogido, unos 50.000. Por ellos considera que su país ha hecho un esfuerzo mayor en la acogida de refugiados norteafricanos.
Poco antes de la cita, el Gobierno francés había matizado que el Elíseo no contemplaba suspender temporalmente los acuerdos de Schengen, tal como señalaron fuentes gubernamentales el pasado viernes. Henri Guaino, consejero especial del presidente Sarkozy, aclaró el domingo por la noche que en ningún momento Francia planteaba suspender la libre circulación de las personas en la zona, sino que quería "revisar las cláusulas de salvaguardia" que permitan restablecer los controles en las fronteras. "Vamos a conversar sobre esto serenamente y amistosamente" durante el encuentro bilateral, añadió, en referencia a la crisis migratoria que enfrenta a París con Roma.
"Francia no quiere suspender Schengen", aseguró Guaino, el influyente consejero del presidente, en una entrevista en televisión. París pretende sin embargo "revisar las cláusulas de salvaguarda de forma que, en situaciones particulares, se pueda establecer controles en las fronteras", aclaró. "Para que esta revisión se ponga en marcha, hacía falta un acuerdo europeo", añadió, concediendo que el anuncio del viernes había sido un poco precipitado. Entonces, fuentes del Elíseo aseguraron que Francia se planteaba suspender temporalmente la aplicación de los acuerdos de libre circulación de Schengen, en respuesta a la decisión de Roma de entregar permisos de estancia temporales a más de 20.000 tunecinos llegados a Italia desde la caída de Ben Ali a mediados de enero.
"El espacio Schengen es confiar a cada uno la protección de las fronteras exteriores [de Europa]", apuntó también Guaino, a la vez que insistió en la necesidad de "volver al espíritu de estos acuerdos" y de "actuar de forma que los flujos estén regulados". El consejero añadió que la cumbre de hoy entre Sarkozy y el primer ministro italiano, Silvio Berlusconi, se dedicará a "encontrar una solución común que satisfaga a unos y otros".
Las tensiones diplomáticas entre París y Roma en torno a la crisis migratoria alcanzaron su nivel más alto el domingo de la semana pasada, cuando Francia bloqueó durante casi todo el día el acceso de trenes procedentes de la ciudad fronteriza italiana de Ventimiglia. Entonces París alegó motivos de seguridad, por la celebración de una manifestación no autorizada, y recibió después el respaldo de la Comisión Europea.
El partido de extrema derecha Frente Nacional, que pide desde hace años la salida de Francia del espacio Schengen y que a un año de las elecciones presidenciales se encuentra en máximos históricos, ha calificado de electoralistas las actuaciones del Gobierno en torno al caso de los inmigrantes tunecinos. La oposición socialista, por su parte, considera populista y peligroso el discurso del Ejecutivo. "Sarkozy y Berlusconi avergüenzan a Europa", denunció ayer el número dos del Partido Socialista francés, Harlem Désir. "Cuando se devuelve a los migrantes como si fueran mercancías, [ambos gobernantes] se comportan de forma absolutamente indigna", añadió, antes de concluir que sería "un error funesto renunciar a Schengen".
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