El Gobierno se enroca en la propuesta de una reforma política dirigida por el propio dictador.- Los rebeldes esperan iniciar sus primeras exportaciones de petróleo
AGENCIAS / EL PAÍS - Ankara / Trípoli / Madrid -
La vía diplomática para solucionar el conflicto de Libia parece estancada, mientras sobre el terreno continúan los combates entre las fuerzas de Muamar el Gadafi y los rebeldes. Turquía, el único país musulmán de la OTAN, que ha asumido el papel de mediador, acaba de reconocer que no espera avances por el momento, a la vista del desacuerdo de ambas partes sobre la permanencia de Gadafi. Algo que ha dejado claro esta noche su portavoz, Mussa Ibrahim, que ha asegurado a la prensa que el Gobierno está dispuesto a emprender reformas políticas, pero siempre con el coronel en el poder como "elemento unificador" para evitar un vacío similar al de Somalia.
El ministro de Exteriores turco, Ahmet Davutoglu, se reunió ayer con un enviado de Gadafi, el viceministro de Exteriores, Abdelati Obeidi, para hablar sobre las condiciones para un alto el fuego y una salida política al conflicto. Ankara, que ha mantenido contactos en las últimas semanas con ambas partes, espera también la llegada de una delegación rebelde. "Ambos tienen posiciones rígidas", ha explicado después de la reunión una fuente del ministerio citada por Reuters. "La oposición, insistiendo en que Gadafi se vaya. Y la otra parte, en que se quede". El diario turco Sabah asegura que Davutoglu ha transmitido al enviado de Gadafi que la solución a la crisis pasa por que el coronel abandone el poder. Ankara no ha hecho declaraciones oficiales al respecto.
El propio mandatario libio ha dejado claro que no se dispone a marcharse. Anoche, después de dos semanas sin aparecer en público, Gadafi saludó a los simpatizantes reunidos en torno a su complejo residencial de Bab al Aziziya, en el sur de Trípoli, según unas imágenes mostradas por la televisión estatal, sonriente y haciendo el signo de la victoria. El gesto llegó mientras los medios desplazados en la capital esperaban una anunciada comparecencia ante la prensa de uno de sus hijos, Saif el Islam Gadafi, que finalmente, solo se entrevistó con con la BBC.
El portavoz del dirigente libio, Mussa, insistió en que "debe ser el pueblo, y no la comunidad internacional, el único actor que decida" sobre el futuro político del mandatario. No parece entender el portavoz que, después de 41 años en el poder, el dictador no parece una figura legitimada para guiar ningún proceso democrático.
"Podemos aceptar cualquier sistema político, cualquier cambio: constitución, elecciones, cualquier cosa, pero el líder es quien tiene que sacar esto adelante. Esa es nuestra convicción", aseguró Ibrahim, que subrayó que su continuidad no es negociable, según la cadena Al Arabiya. "Creemos que él (Gadafi) es muy importante para dirigir cualquier transición a un modelo democrático y transparente", añadió. Horas antes, la oposición había rechazado una propuesta de alto el fuego precisamente por estar dirigida por Gadafi.
Mientras, el hijo del dictador ha negado a la BBC que el ministro de Exteriores Musa Kusa haya huido a Reino Unido. Según Saif el Islam, Kusa viajó con autorización del régimen por razones de salud, y está siendo presionado para hacer falsas acusaciones contra el régimen libio para asegurarse la inmunidad. "El Gobierno británico le dice: no tendrás inmunidad a menos que cooperes. Él (Kusa) está enfermo, está enfermo y mayor, así que si se lo pones de esa forma, por supuesto que se inventará cosas".
Avances rebeldes
Las noticias que llegan desde el terreno parecen indicar pequeños avances de los rebeldes. Un bombardeo aliado ha destruido hoy dos vehículos de las fuerzas de Gadafi a las afueras de la ciudad petrolera de Brega, a 800 kilómetros al este de Trípoli, donde ambos bandos se enfrentan por su control desde hace varios días. Los leales al dictador consiguieron huir.
Tras varios avances y retrocesos en días pasados, la colaboración aérea de la OTAN y la mayor organización de los rebeldes que luchan en esta ciudad les ha permitido mantenerse en el este de la localidad, mientras que las fuerzas de Gadafi controlan el oeste. Sin embargo, los insurgentes parecen ganar fuerza, ya que los bombardeos aliados han anulado la ventaja de los tanques y la artillería pesada de los leales al dictador. De hecho, confían en poder recuperar en breve Brega, según ha dicho el portavoz insurgente, Mustafá Geriani, pues según asegura, las tropas de Gadafi no están recibiendo ningún suministro para reponer su armamento y los rebeldes controlan los accesos al enclave desde tres puntos diferentes.
El día de ayer trajo otro revés para las aspiraciones de Gadafi, al alcanzar los opositores un acuerdo con Catar para recibir nuevo armamento con urgencia, indicaron a Efe fuentes de la dirección insurgente en Bengasi, el bastión de los sublevados.
El control del petróleo y de la información
La guerra continúa en otros dos ámbitos cruciales: el informativo y el del control del petróleo. Los rebeldes libios esperan comenzar hoy la exportación de un millón de barriles de crudo, procedentes de los campos bajo su control, lo que supondría el primer cargamento enviado por los opositores a Gadafi y contribuiría a rellenar sus empobrecidas arcas. Estaba prevista la próxima llegada del petrolero Equator al puerto de Marsa el Hariga, cerca de Tobruk, cuyo destino, tras cargar con el crudo, valorado en 100 millones de dólares (unos 70 millones de euros) parece ser Catar.
El pequeño emirato del Golfo ha reconocido a los rebeldes de Bengasi como autoridad legítima de Libia, al igual que Italia, uno de los mayores receptores del petróleo libio. Esta primera exportación ayudaría a pagar los sueldos a los funcionarios y a mejorar la imagen del consejo de transición como un Gobierno viable.
Mientras, el régimen libio ha anunciado la llegada a un puerto controlado por Gadafi de un barco con un cargamento de petróleo importado, con el objetivo de aliviar la escasez de combustible. El buque, propiedad de la compañía estatal de transporte libio, estaba siendo descargado en el puerto de Zauiya, a unos 50 kilómetros al oeste de la capital. No se ha informado de su procedencia. Pese a ser el tercer exportador de crudo de África, las sanciones internacionales y la guerra civil han provocado carencias para la población, que se enfrenta a largas colas en las gasolineras.
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